Cuando desperté supe que todo estaba mal, en mi cabeza nada tenía sentido y ninguno de mis pensamientos eran claros, todo era un remolino de ideas sin sentido que pasaban a máxima velocidad.
«El accidente» «Mi madre» «Dolor»
Mi cabeza palpitaba, y una gota de agua fría hizo que me diese cuenta de mi entorno, estaba en una cueva, o caverna, o alguna especie de cuarto oscuro apenas iluminado por un rayo de luz el cual no sabía de donde venía, sentí miedo uno que nunca había sentido en mi vida, uno distinto a cualquiera que hubiese experimentado antes. Me senté en aquel oscuro cuarto con pocas fuerzas, el piso estaba humedo y era terroso.
Sentí un ardor que me recorría la garganta, como si pícara a la vez. Estaba sedienta, posiblemente estaba absolutamente deshidratada;¿Y mi madre?
Mi condición bien importaba poco, pero ¿dónde estaba ella? Lo último que recuerdo es que chocaramos y nada más, debí desmayarme tras eso.
Había una enorme puerta metálica enfrente de mi, muy distinta cualquiera esta era partícular como una reliquia en un museo, era vieja y con gruesos barrotes oxidados. No sabía a dónde conducía solo que esa puerta del demonio impedía mi contacto con el mundo, solo podía ver luz debajo ella; hasta que escuché algo, pasos...Que se acercaban lentamente. Pero nada estaba bien aquí dentro sentí un dolor agudo acompañado por el estridente sonido que hacían al chocar el piso, era como estuvieran en mis oídos. Como si los pisaran. Gemí ante el dolor, este estado inverosímil era consternante, se sentía peor cada instante aumentando el tono como su proximidad, se detuvo un momento, trate de arastramerme hacia la puerta pero no podía avanzar bien, ahí fue cuando me di cuenta de que estaba atada por un frío metal que pesaba en mi pierna, era un grillete.
«Voy a morir aquí, ya me jodi. No, no voy a morir aquí, haber piensa en algo, mamá te amo, papá lamento no haberte acompañado a pescar»
Me arrastre a gatas hacia la ranura debajo de la puerta lo mejor que pude tratando de ver algo, pero en el camino me corte con algo filoso. Me lleve la mano a la boca y lami la sangre que salió de mi Palma.
«Esta puede ser mi oportunidad»
Tante el piso buscando el objetivo punzante hasta que lo sentí de nuevo, pase la yema de mis dedos a lo largo, era liso, como un pedazo de cristal o cerámica la poca luz abajo de la puerta me permitió ver que era, había encontrado un pedazo roto de un espejo, pude ver mi rostro totalmente descolorido pálido, mis labios estaban agrietados y sin embargo no reconocía a la persona del espejo, esta no era yo, y este definitivamente no era un hospital, de eso podía estar segura amenos que en Irlanda tuviesen atada a la gente con grilletes encerradas en prisiones.
La persona afuera no daba rastos de vida, no escuche ni una sola respiración nisiquera el ruido que hacía la tela al cambiar de posición.
Me senté, la cadena era incómoda, quería jalarla pero dudaba siquiera que me pudiera poner de pie. Estando tan cerca de la puerta con la mirada concentrada al final de la celda noté un color entre el rojo y el café que llamo mi atención, estaba alrededor de toda mi ropa, pero ¿qué demonios era esto? Cuando uno está tan cerca de la muerte sintiendo todo el mundo venirse encima uno sabe que pensar positivamente no servirá de nada, que la verdad siempre será más dura de lo que uno quiere que sea. Debía de ser sangre, no había notado el olor hasta que si una calada de aire, olía todo a óxido y a sal, aunque todo mi ser se quejaba de dolor era seguro que la sangre no era mía, era demasiada, estaba en la misma ropa llena de sangre seca con enormes cortes por todos lados, abrí la ropa en los cortes y mi piel no estaba lastimada por lo que esta sangre no podía ser mía.
Nada tenía sentido
«¿Cómo se producirán los cortes? ¿De quién es toda esta sangre? ¿Dónde está mamá? Y ¿Qué quieren hacer conmigo?»Un encapuchado abrió la puerta de metal y el sonido que producido el metal al rechinar provocó un enorme dolor en mis oídos, «pero ¿qué me está pasando? ¿Por qué duele?»y lleve mis manos a mis orejas para protegerlas como si fuera a servir de algo, me hice un ovilloen el piso. Alce la vista cuando al fin mi dolor se calmó; el desconocido que bien podía ser desconocida se acerco a mi provocando que me arrastrará lo más lejos que pude empujandome con todo mi cuerpo.
Abrí mis labios para hablar, y acompañado de un pequeño quejido me las arregle para hablar -Alejate-suplique.
Lo vi agacharse hasta mi altura y tomo mi tobillo, su mano era de una tez pálida, trate de sacudir mi pierna pero lo único que conseguí fue que aprisionara mi tobillo con más fuerza, por un momento no creí lo que estaba viendo, con una llave plateada que tenia en la mano abriopor fin el grillete y la cadena de eslabones calló al piso.
Me aleje aún más de el, mientras dejaba caer mi tobillo, mire en todas las direcciones confundida, por fin el pequeño "calabozo" estaba iluminado y era como lo había visto sin luz un matorral, oscuro y desolado. Una idea loca cruzó por mí cabeza.
No podía ver aún su rostro, se levantó haciendome una seña para calmarme y salír, mientras caminaba afuera del cuarto hacia el pasillo, apreciaba mi vida lo suficiente como para obedecer, me moví despacio en cuclillas para no caer mientras buscaba con la mirada el pedacito de espejo con la mirada, hasta que lo sentí en mi planta del pie, acerque mi mano y lo sujete con precaución, arrastrándolo pegado a mi pantalón para ponerlo en mi bolsillo trasero.
Salí con la cabeza gacha, hasta el umbral de la puerta y me encontré con el encapuchado, bajo lentamente la capa con delicadeza y su rostro quedó descubierto al fin, era un chico rubio, con el cabello peinado hacia atrás, una piel pálida y de ojos negros inyectados de una iris color carmín, que me miraba con una sonrisa que solo me produjo un escalofrío.—Tenemos mucho de que hablar.
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Nunca
FantasyTras un accidente y un año en una escuela en el mundo sobrenatural Emma regresa a su ciudad natal a vivir con su padre para descubrir el mundo de una nueva manera llena de problemas, hadas, vampiros, cazadores que la llevaran a conocer al enigmático...