Me gusta el sonido del viento rompiéndose, cuando se corta me da ganas de repetirlo una y otra vez. Mi espada se movía tan rápido que lo provocaba, pasaba por detrás de mi cabeza hacia delante cortando la nada, atravesaba un enemigo invisible y lo tenía enfrente de mi otra una y otra vez. Ese sonido apareció una vez más abriéndose paso detrás de mi, sin que yo lo hubiese provocado, algo venía hacia mi, con una velocidad impresionante, me moví al piso y una flecha de madera roja voló hasta clavarse en un árbol a unos metros, coloque mi espada en mi espalda. Corrí por el lugar en micro segundos ya estaba en el árbol y arranque la flecha. Al observarla me reí de mi paranoia, era una pieza de madera tallada con espirales rojizos, y con una nota atada como cola. Esta era obra de Megara, mi pequeña amiga era la única que hacía este tipo de malos chistes.Sonreí para que ella supiese lo curiosa de la situación desde cualquier punto donde se encontrara observando, era curiosa hasta la nota, era un papel artesanal hecho con hojas naranjas. La desenrrolle de la flecha para leerla.
¿Nos vemos detrás de las jardineras? Conseguí un poco de felicidad líquida.
-Megg.Este era un total clásico suyo, de una forma o otra ella siempre se salía con la suya en este tipo de cosas, la felicidad líquida como ella lo llamaba, claro, su supuesto código si alguien más lo hubiese visto habría entendido lo mismo que yo, Tkjul, sangre de dragón lo único que nos hacía efecto a nosotros los vampiros, esa cosa era mortal, tenía el mismo efecto que el alcohol por lo menos en nuestra especie, podría matar a casi cualquier otra creatura de cualquier mundo y a nosotros por lo menos podía hacerte cometer locuras, darte el valor que necesitabas, nunca sabías de qué nueva forma te iba a afectar ahora. Agradecia este tipo de detalles que tenía conmigo, me hacían sentir cómoda, el simple hecho de que durante nuestra amistad recordase que para mí eran días realmente duros me reconfortaba, aunque lo más seguro es que ella quisiese hacerlo de forma discreta, pero al quinto año consecutivo ya se había vuelto una tradición.
Guarde la nota en mi bolsillo y empece a caminar de vuelta a la academia, el páramo lucía ligeramente sombrío como de costumbre, a excepción de un pequeño pedazo de luz que atravesaba las nubes y si lo mirabas te cegaba la vista. Avance por toda la orilla del lago viendo cómo las langostas se veían a pleno vuelo, ellas siempre me cautivaron, las langostas son insectos con una muy corta expectativa de vida, tras salir de una especie de transición tenían veinticuatro horas para encontrar pareja y luego morían. Así su existencia se basaba en su reproducción, en la procreación de futuras generaciones, en eso me recordaba a los seres humanos, e incluso en las primeras generaciones de vampiros, lo hicieron todo en función de que su especie perdurará, pero ¿quién los habrá creado a ellos?
No lo sabíamos, no había respuesta alguna, miles de años que buscamos la respuesta, teníamos cientos de ellas, pero nunca a nuestra primera pregunta. Quizás mis pensamientos no tenían un hilo significativo, o algo que los juntarse demasiado, pero siempre me ayudan los pensamientos errantes, eran una forma de alejar mi atención de otras cosas. Un sonido atrajo mi atención en el suelo; a unos centímetros de mi pie, una de las langostas había caído, era la primera de las cientas que revoloteaban en el aire dispersas, aferrándose a su único propósito. Cómo lo que yo hacía aquí.
La pasé por encima y seguí por el sendero, al llegar uno de los guardias de la puerta volvió a recorrerme con la mirada, odiaba esa mirada más que nada en el mundo, me recordaba cuando estaba a merced de las desiciones de mi padre o mi marido, unas torridas personas que no merecian perdón. Los guardias abrieron las puertas para mí, y al pisar el suelo de mármol el sonido acuoso de mis botas resonó por todo el pasillo. —Perdón por el piso-dije, pero en realidad no me importaba, pobre del alumno que lo limpiará, pero aquí todos teníamos un lugar.
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Nunca
FantasyTras un accidente y un año en una escuela en el mundo sobrenatural Emma regresa a su ciudad natal a vivir con su padre para descubrir el mundo de una nueva manera llena de problemas, hadas, vampiros, cazadores que la llevaran a conocer al enigmático...