Cap-4:

11.7K 737 214
                                    

Narrador omnipresente:

Un silencio sepulcral se instaló en el Gran Comedor; cada alumno y profesor sé quedo mirando al chico que comenzó a caminar al frente en donde segundos atrás estuvo el peli plateado, nadie podía apartar la mirada del joven que estaba ante ellos.

El chico no llegaba a medir más de 1.65 o 1.70, su cabello era de color azabache brillante y sus puntas se dirigían a diferentes direcciones, su piel blanca cual porcelana y a simple vista se podía notar que era suave y delicada, sus labios de un color cereza y en forma de corazón eran semi carnosos, pero lo que más llamaba la atención era sin lugar a dudas sus ojos; del mismo color verde de la maldición asesina más conocida y temida: Avada Kedavra. Pero eso no quería decir que fueran fríos, temerosos o incluso feos. No señor, sus ojos demostraban calidez, diversión y hasta curiosidad; el chico en si era sin duda hermoso. Esa era la palabra que representaba al chico. Hermoso.

Se pudieron escuchar suspiros soñadores en todo el Gran Comedor, y los ojos de cada alumno mostraron un extraño brillo al verlo. Pero la dulce y suave voz del ángel saco a todos de sus pensamientos.

- Buenas noches, mi nombre es Harry James Potter- dijo con una sonrisa divertida al ver la mirada asombrada de todo el alumnado.

- ¿¡ QUE !? - se escucho el grito sorprendido de todos, pero uno en especial se escuchó enojado.

Si, Thomas Morvolo Riddle estaba enojado. ¿ Porqué ? Pues esa pregunta era muy sencilla de responder, su adorado y hermoso león tendría un hijo con alguien más. Mientras sentía como la ira lo iba consumiendo, pensando en quien se había atrevido a profanar a su amor, a su único amor.

Por otro lado, más específicamente en la mesa de los leones, James Charlus Potter estaba pálido y seguro que se desmayaría en cualquier momento. Él, uno de los chicos más codiciados y deseados de todo el alumnado, aquel que dijo que seria un alma libre y sin penas o preocupaciones. Tendría un hijo. Su mirada se apartó de su hijo y esta vez la poso sobre su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Si tal vez era su profesor y era 10 años mayor que él, pero eso no quitaba que estuviera enamorado de aquel hombre. Su vista se comenzó a nublar por culpa de las lágrimas que amenazaban en salir de sus ojos color avellana. Sintió como su corazón se empezó a romper al darse cuenta que jamás podría estar con la persona que amaba.

El Turno De Las Serpientes- segunda temporada de Al cuidado de los leones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora