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«Una persona puede sentirse sola, aún cuando mucha gente la quiera.»

「"Tú eres mucho mejor que ellos, Shouto" 」「"Tú eres el verdadero elegido para ser mi sucesor." 」

Las palabras de su padre regresaron nuevamente a su cabeza, provocando que de nuevo,  un sollozo saliera de entre sus labios. No quería, realmente no estaba dispuesto a seguir el camino por el cual, el hombre al que llamaba padre le estaba guiando, ¿cuál se suponía que era la característica que le hacía mejor que sus hermanos? 

Más que considerarlo un beneficio, Shouto sentía que el "ser el elegido" era por mucho, un castigo en vez del bien merecido premio que parecía cuando se le mencionaba. ¿Realmente debía sentirse bien consigo mismo al saber que para su padre él era quien más valía la pena? Él se sentía mal por eso, verdaderamente el niño de cabellos bicolor nunca pensó en valer más que sus hermanos, ellos eran iguales ¿No? Provenían de la misma familia, tenían los mismos padres, la misma sangre corriendo por sus venas, y siendo eso así, ¿por qué específicamente él fue elegido? ¿Por qué terminó siendo él quién pasara por ese cruel e insensible entrenamiento? 

No lo comprendía, realmente no lo entendía, ¿de qué servía entrenar arduamente todos los días? Shouto no quería ser como su padre. Sí, podría tener como progenitor al bien reconocido Endeavour, pero eso no reflejaba el verdadero deseo de héroe que él menor aspiraba a ser, su padre no era ni por cerca acertado a cómo el añoraba ser en su futuro. . . Porque Todoroki más que ser fuerte y reconocido, quería poder ser aquel héroe a con quién las personas estuvieran infinitamente agradecidas por haber llegado en el momento justo a defender y proteger.

El niño con heterocromia había comenzado a sentirse débil, incapaz, aunque su padre le demostrara lo contrario cada día de su existencia, Shouto no creía ser lo suficientemente fuerte como para seguir con eso. Lo soportaba, lo enfrentaba y hasta cierto punto lo aceptaba, pero eso más que nada era por el hecho de no mostrarse débil ante sus hermanos, no quería preocuparlos, no quería hacerlos sentir mal por su sufrimiento.

A pesar de que él era el menor de todos, de alguna forma u otra lograba entender el que sus familiares cargaban con un sentimiento de culpa e inutilidad al verle sufriendo por las acciones de su superior, ninguno podía hacer nada en contra de ese hombre, así que solamente se limitaban a consolarle y darle unos pocos de ánimos, tal y como en ese momento estaba ocurriendo.

Como solía suceder en varias de sus noches, el niño se encontraba derramando lágrimas con su rostro oculto en el hombro de su hermana mayor, Fuyumi era la única que lograba tener el valor de permanecer con él aún sabiendo que su padre no lo quería así, ella apreciaba a su hermano, lo quería como si fuera su propia madre, porque a falta de esta, la hija mayor terminó por tomar el puesto, teniendo así que cuidar con sus propios medios al resto de sus familiares menores. A Shouto realmente le tranquilizaba el sentir la calidez que los brazos de su hermana le proporcionaban, sentía que con ella podía dejar que todas esas lágrimas salieran sin problema alguno, porque ella le demostraba al niño de cabellos bicolor que una persona no tenía que fingir ser fuerte todo el tiempo, que todos estaban en su derecho de sentir dolor y desahogarse estaba bien. . . Porque ante los ojos de cualquier persona el ver a un niño de ocho años llorando gran parte de las noches a causa de un sufrimiento diario. . . Definitivamente era algo que podía llegar a quebrar el corazón de muchos.

Aún teniendo lágrimas asomándose por sus ojos y con la respiración notablemente agitada, el menor hizo un intento de regular su respiración, para finalmente mirar los orbes de su hermana y musitar muy ligeramente:

—Yo también quisiera. . . Ser tan fuerte y valiente como tú.—

Yo también quisiera. . . ||Todoroki Shoto||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora