La puerta no crujió, se tomó las medidas adecuadas la tarde anterior consiguiendo que su padre aceitara todas las puertas, así que pudo asomarse tranquilamente, sin miedo a despertarle... aunque ese niño tuviera el mismo tipo de sueño que su padre: bien podría pasar un ferrocarril a su lado y no se despertaría.
Estaba descalzo, con sus lindos calcetines de gatito blancos, pasó a adentrarse a esa habitación, cauteloso. Como un ninja. Como el futuro ninja que sería algún día. Intentaba no hacer ruido ni con la sonrisa que se le salía de la emoción, se acercó hasta esa cama y pudo presenciar a la copia de Naruto Uzumaki.
La boca abierta, la saliva escurriendo por la comisura de su boca, esa sonrisa boba latente. Sus manos y pies estirados por todo el colchón, la sábana enredada en sus piernas, el gorrito de perro heredado por su padre.
Miró la mesita de noche, ahí estaba su despertador, el arma perfecta. Eran las seis cincuenta y siete, debía darse prisa. Sacó de su mochilita un montón de papelitos con extraños símbolos pintados, eran bombas que había robado de su hermana mayor. Un golpe sobre ellos y ¡BOOM! Se activarían en segundos. La sonrisa creció mientras los dejaba sobre el reloj despertador, justo donde sabía que su hermano lanzaría el manotazo.
Boruto roncó y el dio un saltito antes de caminar de espaldas para no dejar de verle. Seis cincuenta y nueve, cerró la puerta y corrió hasta ocultarse en el baño, asomándose con una risilla contenida.
-¿Charasuke?
-Hola, papi. –le dijo mientras entreabría la puerta de nuevo, su padre no dejaba de orinar, con el pantalón de su pijama un tanto abajo para quedar libre y no manchar.
-¿Ahora qué hiciste? –le dijo al verlo tan interesado en asomarse a la habitación de Boruto.
-¡Yo! Nada papi. –le miró de nuevo unos segundos.
-Debo aprender a ponerle seguro a esta puerta.
-Si tenía, pero sé quitárselo con esto. –le mostró un alambrito semi erguido.
-Debo aprender a no enseñarle trucos tan chiquitos. –siguió orinando.
-¿Qué hora es, papi?
-Ahm... ¿las siete?
-¿Seguro?
-No sé. Me despierta tu mamá.
-Ouh... -iba a salir cuando de repente escuchó un pitido, la sonrisa creció y se cubrió los oídos.
¡BOOOOM!
-¡CHARASUKEEEEEEH!
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Entonaba una canción que estaba seguro conocer, algo sumamente cursi, pensó. La vio ir de aquí a allá dando brincoteos, mirándose no solo en los espejos de toda la casa sino que también en cualquier cosa que le diera un reflejo.
Quietecito como siempre, solo le miraba con ese sigilo que poseía innatamente. La vio dar tres vueltas como si danzara y luego suspiró.
-¿Estás muy feliz, eh? –le dijo su padre mientras se ponía en cuclillas para sacar algo de los cajones de su librero. Miró entonces a Charasuke sentado con las rodillas flexionadas en uno de los espacios del estante, quieto como estatua, incluso parecía alcancía. -¿Qué haces? –susurró cauteloso, su niño no le contestó pero le mostró una hoja con unos garabatos tan mal hechos que solo sus padres podían reconocer como su letra. –Es... pio...naje... ah. Bueno. –se puso de pie y miró a su hija coquetear con el reflejo de su celular. -¿Irás algún lado?
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Equipo alfa buena maravilla onda dinamita escuadrón zorro.
Fiksi Penggemar--Y aquí estamos de nuevo, preguntándonos por qué llegamos a esto... por qué... --¡Pues por qué va a ser, ttebasa! --¡Cállate Boruto, no interrumpas las reflexiones de papá! --¿No estaban haciendo una descripción de la historia? --Si, Menma, per...