Capítulo 8

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Era la cuarta vez en la misma semana que cruzaba toda la biblioteca en busca de Wonsik, la misma mujer de recepción me dijo que no había aparecido en tres días por allí, y hoy no era diferente. Me senté en uno de los bancos que había fuera del edificio, completamente decaído y noté como alguien se sentaba a mi lado. Hakyeon, que me había ayudado en la búsqueda, me traía en un vaso de cartón lo único que me animaba.

- Gracias. – Le sonreí.

- ¿Tampoco hoy? – Negué con la cabeza. – ¿Y lo has vuelto a llamar?

- Por supuesto, lo he llamado, he ido a su casa, he buscado por toda la universidad e incluso la cafetería que solíamos frecuentar. No entiendo nada... es como si hubiera desaparecido del mapa.

Estaba desesperado, y en estos momentos un motivo sería suficiente, solo con saber que se encontraba bien ya me quedaría tranquilo. Últimamente las noticias volvían a repetir los ataques que se producían por la zona, y esta vez llevándose varias vidas por el camino. Solo el hecho de pensar que le podía pasar algo me ponía de los nervios, y aquello afectó incluso a mi último examen. Su marcha repentina me hizo saber que me hacía más falta de lo que creía, y que no era un enamoramiento caprichoso, sino algo real.

Una semana después quise darme por vencido, hasta que recibí un mensaje por móvil de Wonsik.

Solo descubrí aquello que no quería aceptar. Perdóname. Deja de buscarme.

Aquella última frase no hizo más que aumentar mis ganas de encontrarlo, y saltándome mi última clase fui directamente a su piso. Tuve la misma suerte que las últimas veces, picaba y nadie respondía y justo cuando planeaba marcharme, una vecina entraba justo en ese instante, así que aproveche. Subí las escaleras hasta el último piso y volví a llamar, de nuevo no obtuve respuesta alguna. Si hay algo en lo que no fallara era en lo de ser persistente, así que mi decisión fue la de sentarme en su puerta a esperarlo. Pasaron las horas y no apareció nadie, mi teléfono estaba sin batería y estaba oscureciendo, finalmente el sueño se apoderó de mí.

.

Un gran estruendo me despertó de repente, me levanté asustado, el ruido procedía del interior de su casa. Piqué y golpeé la puerta sin éxito, grité a todo pulmón su nombre, estaba muy asustado y finalmente la puerta cedió. Pero el que me abrió no era Wonsik, sino un chico, unos años mayor que yo con una mirada intimidante y terrorífica. Su pelo era negro como el carbón y algo largo, al igual que su vestimenta.

- ¿Quién- No me dio tiempo a preguntar.

Rápidamente aquel hombre me agarró por el cuello, levantándome varios centímetros del suelo, con una fuerza descomunal. Sentí que si apretaba un poco más me arrancaría la cabeza de mi cuerpo con un solo gesto. Me acercó a él, y yo cerré mis ojos temiéndome lo peor, pero solo me gritó.

- ¡¿Dónde está Ravi?! – Apretó más, mis lágrimas comenzaron a salir. - ¡Responde!

- Yo... no se...quien... - Me soltó de golpe. Caí en el suelo haciéndome daño en la espalda. Tampoco me dio tiempo recomponerme, una patada le siguió junto con otro grito que no llegué a entender. Su siguiente movimiento fue el de agarrarme del pelo.

- Sé que lo conoces, no lo defiendas. El que sale perdiendo eres tú no él. – El dolor no me dejaba responder. – Eres inútil, pero carne fresca. – Sonrió. – Les vas a encantar a mis amigos.

Acto seguido me llevó a rastras hasta fuera del edificio y me metió en un coche, aunque intenté resistirme su fuerza era mucho mayor y el dolor que sentía no ayudaba, de ese modo acabé también atado de manos y pies.

Dirty Paws (Wontaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora