Capítulo 12

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Wonsik me dejó un cargador de móvil y después de dejarlo un rato le envié un mensaje a Hakyeon, el cual acabó llamándome únicamente para pedirme detalles y demás, por suerte entendió que en ese momento no estaba en posición de contarle nada, pues el que Wonsik estuviera pegado a mí no ayudaba, y finalmente colgó.

Decidimos pasar el día juntos sin salir de su casa, ese era el único plan que me apetecía después que Wonsik admitiera lo que sentía por mí. Lo hablamos, tal vez aquella relación era una locura, pero él era muy egoísta y a mí me encantaba que lo fuera.

Me levanté de su cama para acercarme al calendario que tanto me llamó la atención la primera vez que estuve allí. Lo escuché hablar mientras aún seguía tumbado.

- En realidad no me hace falta, mi instinto previene cuando será luna llena.

- ¿Y cada una de esas noches vas allí? – Volví junto a él.

- Cada vez que puedo, es el único lugar seguro, lejos de las personas. – Me coloqué a su lado y lo abracé por la cintura, Wonsik apoyó su cabeza sobre la mía. – Descubrí esa zona al poco de escapar, fue mi hogar durante mucho tiempo.

Imaginé aquel muchacho con tan solo dieciséis años, viviendo solo y sobreviviendo como podía con aquello que la vida le dio sin quererlo. De repente quise ser su protector, decidí no separarme nunca, apreté mi abrazo.

- Gracias a que conocía el laboratorio mejor que la palma de mi mano, conseguí tomar prestado algo de dinero. Y junto a la ayuda de Rovix logré escapar de allí. – Levanté mi cabeza.

- ¿Rovix?

- Es un apodo. Él era uno de los informáticos de allí y uno de mis mejores amigos, uno de los pocos que tuve. – Su expresión se entristeció. – era un adolescente superdotado, terminó sus estudios antes de tiempo y gracias a su intelecto lo contrataron en el laboratorio. Después de ayudarme no supe más de él, lo único que espero es que esté bien.

- ¿Y quién es Ravi? – Se quedó callado pero decidió continuar.

- Soy...yo. Desde el momento de inyectarme la sustancia, pasé de ser un chico a ser un experimento, Ravi fue el nombre que me pusieron.

- Encantado. – Dije recordando mi estancia en París. Wonsik me miró sorprendido.

- ¿Sabes francés?

- ¿Tú también?

- No, pero una de las que trabajaba allí era de Toulouse. Ella me puso el mote. Decía que yo era un encantado de la luna.

- Es bonito... para ser algo tan... - No sabía cómo expresarme.

- Terrorífico, puedes decirlo. Soy un monstruo. – Suspiré cansado me coloqué sobre Wonsik a horcajadas y puse mis brazos a cada lado de su cabeza, me acerqué a escasos milímetros de su cara.

- Deja de decir eso. – Le robé un beso. – Solo eres un hombre, con peculiaridades caninas. – Aquello lo hizo reír al fin. – Y a mí me encantan. ¿No te he dicho que me gustan muchísimo los animales?

Ahora fue él el que unió nuestros labios, profundizando algo que fue interrumpido por mis tripas.

No queríamos salir de casa, y la nevera de Wonsik estaba vacía así que decidimos pedir comida a domicilio la cual no tardó en llegar. Entre los dos preparamos los platos y nos sentamos en la pequeña mesa que tenía en el salón, comencé a comer como si fuera a desaparecer.

- Creo que nos hemos quedado cortos. – Me decía mientras me observaba.

- Es lo que suelo pedir normalmente. – me encogí de hombros mientras masticaba. Wonsik comenzó a reír, lo miré extrañado.

Dirty Paws (Wontaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora