2.6

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No hay un espejo frente a mi, pero podría jurar que mi rostro se ha palidecido por completo.

Dos guardias de seguridad han tomado a Jungkook, arrestando sus manos con las manillas metálicas. Me quedo de pie mirando la mesa de madera en el momento en que pasa junto a mi. Su madre no ha ocultado el dolor, pues a pesar de estar en la silla de ruedas se ha agarrado firme a el brazo de Kook, y el no duda un segundo para abrazarla y decirle «Adios»

Obligo a mi cuerpo a salir de aquel estado de congelación.

- ¡Eres inocente! -El grito hace que todos giren a verme. La garganta me arde y siento palpitaciones en la sien.

Las personas presentes se ven muy concentradas en el pequeño griterío que he formado. Sin darle importancia a estas personas, o a la gran cantidad de reporteros presentes, aparte una de las sillas que había en mi camino y llego a Jungkook justo en el momento en que uno de los guardias lo agarra con fuerza, apartándolo de su madre para llevárselo.

-¡Eres inocente!

Comencé a darle empujes al guardia para que dejara libre a Jungkook, para que no se lo llevaran a una horrible celda, para que no lo apartaran de mi lado. Cuando por fin el agarre que aquel hombre ejercía en él se rompió, sentí un gran calor en el lado derecho de mi cara, un puño estampándose de manera salvaje y dejándome un tanto mareado.

Jungkook me había lastimado. Mucho.

Mentiría si dijera que el golpe no me había dolido, pero fueron las acciones tan impropias de si mismo las que me causaban nauseas, confusión, una mescla de malas emociones que solo me motivaban a encerrarme en un cofre y pensar en que yo era el culpable. ¿Acaso lo era?

-Tenemos que separarnos. Ahora sabes que no soy bueno -me dijo en voz baja y sin verme.

- No lo hiciste Kook -mi voz comenzó a decaer- Se que no lo hiciste

Debía estar muy dolido, porque no sentí ni un atisbe de vergüenza cuando las lagrimas me corrían por el rostro, junto al golpe que pronto se volvería de colores.

-Yo la mate. Solo eres demasiado ingenuo como para creerlo-dijo, levantando el rostro y mirándome sin expresión- agradece que no fuiste tu quien termino en una caja de madera

Por lo que sentía dentro de mi, mi cerebro ya estaba cayendo ante sus palabras. ¿Asesinarme? No podía pensar en que viví con alguien que tomaba un cuchillo con dobles intenciones, no podía imaginar que me haría daño, simplemente no quería pensar en el como una persona toxica.
Pero estamos hablando de la misma que me golpeo hace unos momentos. Y eso parecía ser suficiente para que perdiera algo de confianza en Jungkook.

-Creo que has vuelto a jugar a la casita feliz, Jimin.

Había demasiado ruido en la sala, no podía pensar en una sola cosa a la vez. ¿Jungkook era un asesino? ¿Jugar a la casita? Nada me parecía claro aunque Jungkook lo dijera de una manera tan dolorosa para mi.

Pero no podía seguir siendo tan debil

-¿Y tu piensas que el juego ha acabado aquí? -hable con la voz mas firme, limpiando el agua que quedo en mi cara y viéndolo con mas frialdad de la que yo mismo esperaba- Guardias, llévenselo.

El guardia de antes parecía estar disfrutando de la escena, y podría jurar que quería traer un refresco y snacks. Cuando le di mi orden se levanto rápido de la mesa en la que se había acomodado hace un tanto y tomo a Jungkook de las manos, sellándolas con los metales.

Una sonrisa triste fue lo poco que pude ver de el antes de que las puertas se cerraran. Dejándome con una opresión mas fuerte en el pecho.

Δ

El camino a casa se me ha hecho una eternidad a pesar de los treinta minutos que existen entre mi casa y la corte.

Jin esta al volante y Namjoon ha tomado el lugar de copiloto. Se han ofrecido a dejarme en la puerta de mi casa, diciendo que debían atender unos asuntos en la misma dirección, pero sabia bien que lo hacían para no dejarme solo. A pesar de que era lo que mas necesitaba en estos momentos.

Tardamos veinte minutos mas de lo planeado, pues el estomago de Jin no tuvo mejor momento para rugir del hambre que traía, obligándonos a parar en la primer pizzería que vimos. Sobra decir que mi cuerpo solo deseaba una soda helada.

Cuando entre a casa me relaje en el sillón y con pereza recordé que la sala de estar merecía muebles nuevos. Este sillón me ha visto triste muchas veces.

El timbre sonó, haciéndome fruncir el ceño y sentir ganas de abofetear a quien quiera que este tras la puerta. ¿No me merecía un descanso? Aunque cuando la cara de Yoongi apareció, obligue a mi cuerpo de calmar el aura asesina que desprendía por todos lados.

- Me entere de lo que sucedió. ¿Cómo estas? -dijo amable

-Me siento... Ni siquiera se como me siento.

¿Triste? ¿Furioso? ¿Decepcionado? No tenia ganas de elegir una de todas ellas. Mucho menos dar tanto tema de conversación.
No quiero hablar con nadie, quiero estar solo toda la maldita semana.

Yoongi lárgate de mi casa, por favor.

Mientras pensaba la mejor forma de sacar a Yoongi de una manera civilizada y cortes, el cruzo sin aviso la puerta y se metió en la cocina. Sacando uno de los enormes tarros de helado de chocolate que Mark había dejado antes de irse. Le enterró una cuchara en el medio y me lo ofreció.

Okay... Yoongi puede quedarse solo un rato.

Comencé a meterme varias bocados del dulce en la boca. Yoongi estaba a unos centímetros de distancia de mi, sentado en el sillón. Pero de golpe me tomo el rostro, mirándome de manera penetrante y asustándome un tanto.

Cada segundo que pasaba era un centímetro menos de distancia.

ΔΔΔ
Gracias a quienes comentan, me hacen reír bastante 😂
Nós vemos ✋

Padre Rebelde | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora