El inicio

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Era un día gris de inicios de agosto, su vida normal se dirigía al éxito, no así su vida secreta, Ariel es un ejecutivo en un prestigioso banco de Santiago, su vida diaria era totalmente rutinaria, después de haber perdido a su compañera de juegos por algún motivo que él no entendió, su cuerpo sentía la falta de los juegos nocturno , en este momento simplemente todo era gris .

Su departamente era un apartado en San Antonio, una conocida calle de comercio sexual , realmente no le interesaba no era ese tipo de placer el que el buscaba, buscaba algo más que el coito, un simple coito no valía más que masturbarse en el baño de su trabajo, bueno eso le exitaba más, por último era más adrenalina.

Deambulaba por las calles sin sentido, en ese momento se percató que enfilaba hacia un antiguo bar que recurría hace algunos años, decidió que se tomaría una copa en honor a cualquier cosa , al entrar recordó la calidez de ese local,dando un vistazo veloz encontró un rostro familiar, su amiga, bueno en un tiempo pasado era una compañera de copas, quien conocía sus gustos ocultos, pero nunca formó parte del mundillo. La recorrió de arriba a abajo, no buscaba sus curvas las recordaba, solo que esta vez ella, tenía un aire más imponente, como si supiera que podía poner a sus pies a cualquier hombre o mujer, en estos días los juegos son amplios.

Se acercó lentamente, nunca tuvo un gran tacto socializando, es más si su memoria no le falla, luego de 3 meses de ver a su amiga a diario, ella termino dando el paso más allá del "hola", volvió su mente al presente , se acercó a su mesa , la saludo como si se tratara de una junta de Dom y sumisos , tomo su mano con firmeza y le beso la mano, ella reaccionó con una inclinación de cabeza y un leve movimiento de cabeza el cual llamo su atención, en ese momento tomo asiento y pidió una cerveza.

El tema inicial fue superficial, como en los tiempo antiguos, admiraba su postura totalmente erguida, totalmente confiada algo había cambiado en ella, paso el tiempo y en ese momento cuando se levantaba para dirigirse al lavado, ella solo lo murmuró pero el logro oír, "tus modales deben ser refinados " , ignoro el comentario se dirigió al lavado y volvió , ella lo quedó mirando de pies a cabeza y dijo, "creo que la soledad te ha hecho olvidar tus modales", su asombro fue bastante, ella se levantó saco su abanico lo cerro para formar una varilla, y golpeó su espalda para corregir su postura, lo miro directo a los ojos, no una mirada normal, fue penetrante y dijo " tu mundo del que tanto me habías hablado , lo he conocido, bastante interesante ", sus ojos brillaron, saco una pequeña tarjeta de su manga de encaje , de la extendió entre sus dedos firmes y finos, antes de que lograra cogerla dijo, "Ariel no soy la mujer que recuerdas, más bien diría que soy la mujer que decías que podía ser ", no mires la tarjeta hasta las doce y treinta minutos, tienes diez minutos para llegar... Te espero Ariel , quizás sea lo que has perdido.

Miro su reloj las nueve y quince minutos, pidió otra cerveza su régimen te le importaba poco, para quien debía guardar un buen estado físico, salió del local compro un paquete de cigarrillos, encendió uno, su viejo vicio marcaba claramente su insatisfacción sexual, solo fumaba cuando su estrés llegaba a un nivel alto. Volvió a su mesa miraba la tarjeta boca a bajo en la mesa, si algo le había enseñado sus placeres nocturnos es que siempre existe un ojo vigilante, tomo su cerveza, pidió otra ya eran cerca de las diez y treinta cuando volvió a salir por otro cigarrillo, su mente deambulaba eróticamente por las palabras que Fernanda había pronunciado, toda su actitud su conjunto, algo le llamo la atención, la antigua Fernanda bestia ropa bastante informal, recordando lo que ella llevaba puesto el día de hoy, visualizo unas botas de caña alta y tacón aguja, un pantalón ceñido al cuerpo y una cazadora de cuero, guantes de encaje, si estaba convencido ella había entrado al mundillo, fue a dar otra calada a su cigarro, cuando notó que se había consumido por completo, confirmo su reloj las once en punto, pensó una hora y media más.

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