Sorpresa

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Ariel recorría las calles en dirección a su trabajo, un lunes lleno de energía, gracias a su encuentro de hace unos días, faltaban solo tres días para un nuevo encuentro con Lady Fernanda, su emoción era tanta que tuvo problemas para controlar su erección en pleno paseo Estado. Sólo una gran duda daba vueltas en su cerebro, para qué serían las llaves entregadas.

Sus días transcurrieron normales, aún sentía el empuje del exquisito jugo de Ariel en sus entrañas, aún recordaba la cara de Ariel al ver su nueva personalidad, lástima que no tendrá ese placer este jueves. En una hora más se reunirá con un total de tres personas más, enfiló su camino hacia el bar donde encontró a Ariel, llegó treinta minutos antes, sus acompañantes aún no llegarían, tomó asiento no en el lugar habitual, sino en una pequeña mesa que converge entre tres mesas. Pidió un té helado y espero, el tiempo voló mientras su mente recreaba la escena pasada con Ariel. Una figura de no más de un metro y sesenta centímetros ingresó al bar, pelo castaño unos ojos verdes turquesa que matarían de un infarto a cualquiera, un cuerpo bien dotado a pesar de su baja estatura, tomó asiento a su derecha. Una segunda participante esta vez alta de uno ochenta eso calculaba Fernanda, un cuerpo envuelto en látex a pesar de ser cerca de las siete de la tarde en pleno centro de Santiago, en su cinturón se apreciaba claramente una pequeña fusta de montar, tomó asiento tras ella. La tercera entró con unos cinco minutos de retraso envuelta en su habitual cosplay de sirvienta, su cuerpo bien dotado y unos rasgos marcados por el dolor, tomó asiento a su izquierda.
“Bueno”, dijo la mujer de la fusta, “encontraste al personaje indicado para el juego”, Fernanda dio un salto, a pesar de ser una domina como ella, su nivel de autoridad aterrizaría a cualquiera, “Sí” respondió sin dudar, “es un Dom llamado Ariel. Un tiempo atrás compartí tragos con él”, “Un Dom” silbó la mujer cosplayer fiu!, La pequeña Loli solo río para sí. “Excelente” dijo la mujer de fusta, “¿A qué hora debe llegar él?”, “Está citado a las diez de la noche”. La pequeña Loli dijo “Entonces tenemos tiempo de ir a alistar nuestros juegos, son las ocho en punto, ya deseo mi nuevo juguete”,  “bueno, entonces a las diez nos vemos, Richard” dijo Fernanda, “podrías reservar estas cuatro mesas y agregar una silla a mi mesa”, “Cómo no, Fernanda”. Cada una se dirigió a su destino.

Eran cerca de las ocho cuando Ariel se sirvió su cena, esperaba una noche dolorosa y excitante , su dieta era bastante estricta, a  pesar de estar libre como le gusta llamarse a si mismo, cerca de las nueve y quince enfiló su camino hacia el bar. Al ingresar cerca de las diez unos minutos antes según su reloj mental (solía usar las canciones como temporizador), un pequeño detalle llamó su atención, una pequeña de hermosas curvas, y ¿una cosplayer en el bar? Creo que ya es más popular pensó para sí. Tomó asiento en una mesa cualquiera, Richard se acercó a él  y le dijo al oído que Fernanda había solicitado que se sentara en aquella mesa (señalando la mesa en la cual quedaba entre aquellas dos mujeres), su rostro torció en un pequeño gesto de curiosidad, tomó asiento en aquel lugar, la mesa era estrecha  y la mujer disfrazada de maid no para dar risitas silenciosas, pidió un café (no cometería el error de beber esa vez).  Cuando se disponía a tomar su café la puerta se abrió y un vestido victoriano de encaje negro sobre una tela de un verde turquesa ingresó al bar: alta, unas curvas que resaltaban su corset. Sí, señores, las curvas le resaltaban el corset, no al revés. En sus manos un abanico claramente lo suficientemente largo para asimilar una varilla de castigo.
Cuando volvió en sí, se percató de que la pequeña de su derecha estaba mirándolo fijamente con una mueca de desaprobación en su cara. “No, no, no” dijo y se volvió. Increíblemente aquella imponente mujer se sentó a su lado izquierdo, cuando una de las mujeres ya sentadas tomo asiento a su espalda, Fernanda llegó cerca de las diez y diez minutos según su lista de reproducción, aún llevaba puesto un audífono, tomó asiento frente a él. Cuando  él pensó que saludaría la mujer de su izquierda habló fuerte y claro: “Sí, estamos todos aquí, no es ninguna coincidencia, de ahora en adelante mira hacia abajo es una orden”. ¡Qué! Ariel que era un Dom al igual que aquella mujer, sintió un pequeño escalofrío en su espalda. Ella no dudaría en golpear en un lugar público, bajó su mirada, esto pintaba entretenido, su capacidad de observación le indicó que, de ser sus cálculos correctos, había dos sumisas y dos amas. Fernanda no dijo nada, cuando una voz tierna rompió el silencio: “Bueno, me presento. Creo que su señal de aceptación fue total, Soy Lady Mimada. Sí, lo escuchaste muy bien, soy una domina, sólo que no tan ruda como mi compañera”. La señorita disfrazada de maid habló: “Yo seré lo que usted desee Ariel – Sama”. “No es necesario dar nombres ni presentaciones solo llámame ama”. Bueno, pensó Ariel son tres dominas y una sumisa, a ver de qué va todo esto…

“Bueno” dijo ama, “primero debes saber que eres menos que un juguete, serás nuestra entretención. Lunes, miércoles, viernes y domingo, esos días ya no te pertenecen nos pertenecen a nosotras. Las reglas ya debes conocerlas y bueno, con respecto a las llaves que tienes en los bolsillos elije una, si entendiste sólo responde: Sí, ama”. (Wow! Pensó Ariel, esta mujer da miedo) “Sí, ama”. Sacó la primera llave que tenía a mano, y una risita silenciosa irrumpió el silencio momentáneo, se levantó la mujer disfrazada de maid y dijo: “Bueno damas creo que hoy descansará del infierno de ser dominado jijiji. Ariel – Sama las llaves que usted ha elegido corresponden a mi morada. Claramente ya debe usted haber reconocido mi rollo en todo esto, a partir de este momento me entrego completamente a usted“. Las tres mujeres restantes sólo se levantaron y enfilaron a la salida del local.


Caminaron al mismo edificio de Fernanda, (espera, este es el mismo edificio de Fernanda) pensó para sus adentros, subieron al quinto piso, al menos la escalera no fue tanto como con Fernanda. Al ingresar al inmueble de inmediato ella tomó una postura solemne y él quedó al mando. Lo primero que su cabeza torcida pensaba era en una sesión completa de spank, desde la A a la U, sí, cada sesión de golpecitos debía producir un gemido distinto, un ah, eh, ih, oh, uh…

Su mente quedó en blanco, recordó sus inicios de Dom. Una idea rodeó su mente “la clave de todo es la intensidad de cada escalón, hasta llegar a la cumbre”, su mente se esclareció. Miró a la maid a su derecha y sonrió, le indico las reglas, bastante simples a vista de la maid: “Sólo debes saber que la palabra de seguridad es verde”.

La dirigió a una mesa con cuatro grilletes, la ubicó sobre sus rodillas, separó sus tobillos con un grillete unido por una barra de metal de sesenta centímetros, sus tobillos los fijó a las tomas de la mesa, tomó sus brazos y, dejando el antebrazo liso sobre la superficie, fijó sus codos a la mesa quedando en una posición donde su sexo era de fácil acceso, revisó las gavetas de la pieza hasta encontrar lo que necesitaba, vendó los ojos de la maid , y conectó tres pequeños chupones de goma y ajustó un aparatito a su cintura, ajustó un micrófono a la cara de su sumisa, tomó un cinturón de cuero bastante grueso, la miró y descargó el primer golpe en sus nalgas.
El asombro fue grande y un pequeño gemido arrancó de su boca, la máquina atada al cinto de él emitió un pequeño pitido y una descarga eléctrica recorrió sus pezones y directamente sobre su clítoris, notó su humedad creciendo, otro golpe pero esta vez sin gemido (nada pasó), el cinto detectaba sus gritos y descargaba pequeños shock eléctricos a su cuerpo. Justo cuando se acostumbraba al juego sintió que algo se introducía en su sexo… Él logro percatarse de que ella aún estaba bastante cómoda con el juego, abrió un pequeño cajón y tomo un juego de consoladores doble anal y vaginal, sólo introdujo una mínima parte en su vagina e inició el siguiente juego: Desmontó el micrófono de la cara de ella, lo ubicó en su cara, usando palabras simples a medida que introducía el juguete en ella , daba una que otra descarga , aumentó el nivel de excitación de ella, cuando pensó que ella estaba lo bastante excitada, simplemente guardó silencio.
Su asombro fue bastante a un toque más de electricidad y se corría, sentía su húmedo sexo a punto de estallar, pero ahí estaba atada y apunto de explotar en un completo silencio, en ese momento él dijo:  “Elije mano derecha o izquierda”. Ella quedó en blanco y sin pensar respondió: “Derecha Ariel-Sama”, un rápido movimiento, penetró con un segundo juguete, quiso gemir pero esta vez la mano de Ariel se lo impidió, un pequeño bozal fue ubicado en su boca, los dos juguetes más la constante descarga de electricidad tenían todo su cuerpo en excitación. Cuando casi alcanza su clímax, él guardó silencio y retiró los juguetes, se puso de pie ante ella y con un pequeño papel que decía “si deseas correrte, me tendrás que contar todo lo que sepas de este juego”

Juego nocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora