3. Adiós a la libertad

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Sentí algo frío en mi mejilla derecha, eso me llevó a abrir mis ojos lentamente, el frío que senti en era el piso. Me apoyo con mis codos para incorporarme, lo primero que noto es que ya no estoy desnuda, tengo un ligero camison blanco,veo a mi lado  dos platos de plástico uno con agua y el otro con algo que no logró identificar es una masa color rojiza de hecho parece comida de perro. Me abalanzó al tazón de agua porque tengo la boca extremadamente seca y los labios resecos, el agua que baja por mi garganta es un alivio, pero se termina rápidamente creo que debi guardar un poco, miro el plato de comida y me acercó a olerlo ¡Dios que horrible! Alejo el plato porque huele asqueroso es  carne cruda con algo más.

Miro a mi alrededor por primera vez y siento un nudo en el estómago: Estoy en una celda de cristal, a mi alrededor estan las otras celdas donde hay 4 animales: dos lobos, un oso, y un zorro. Pero además hay dos personas, un hombre y una mujer. La mujer esta tirada en el suelo de la celda, tiene un aspecto morado en la piel creo que lleva muerta unos días y el hombre está sentado en una esquina de la celda, tiene los ojos cerrados pero veo su pecho subir y bajar, aún esta con vida. Me acercó a una pared y empiezo a dar golpes para que despierte y pueda decirme donde estoy ya que este lugar no lo conozco pero lo único que consigo es que los animales dentro de las celdas se inquieten, tanto como yo lo estoy.

—¡Hey, hey tú! ¡¿Me escuchas?¡ ¡Despierta¡— el hombre no me responde, tengo la ligera sospecha de que esta drogado con algo para dormir, miro hacía uno de los lobos y me doy cuenta que esta mirandome con las orejas paradas, sus ojos amarillos no pierden ninguno de mis movimientos. Es el único de los animales que está calmado y no entiendo porque.

No se cuanto tiempo ha pasado ya que no hay ventanas pero las luces del pasillo siguen prendidas, deje de golpear y gritar como loca hace un buen rato ya que mi garganta se volvio a secar y no tengo más agua, solo tengo la carne del otro tazón pero no quiero comerla, tengo hambre pero me da nauseas con solo verla, ademas empieza a oler mal. Los animales se han calmado el oso y el zorro se durmieron, uno de los lobos esta rascando el piso de la celda contigua ya que ahi esta el cadáver de la mujer; pero el otro lobo se acostó con la mirada fija en mi, cada vez que volteo sus ojos están mirandome, es aterrador. De repende oigo un grito masculino, el hombre se ha despetado. Me levanto rápidamente y veo como se levanta eufórico, comienza a gritar, se agarra la cabeza con sus dos manos y empieza a azotarse contra las paredes.

—¡Espera! No hagas eso ¡Te estás haciendo daño!— le grito con todas mis fuerzas pero no parece hacerme caso, en un momento cae de rodillas y vomita, su vomito es color café obscuro. Me obligó a mirar hacia otro lado. Cuando acaba cae de lado con los ojos hacia arriba, comienza a convulsionar y la boca se le llena de espuma, después de unos minutos deja de moverse y se queda ahi, inmóvil nuevamente. Me tapo la boca al ver aquella escena y empiezo a llorar descontroladamente. Me vuelvo a poner eufórica y comienzo a gritar nuevamente.

—¡Ayudenme! ¡Ayudenme! ¡Por favor!— caigo en el suelo y pego mi frente al piso para seguir llorando porque se que nadie me oye. Oigo un ruido de una puerta de acceso y levanto mi rostro rápidamente, alguien entro al pasillo. Me levanto nuevamente y me pego al cristal para poder ver mejor. Es él nuevamente.

Trae una bata blanca y sus lentes de armazón negro, me quedo mirándolo aún sin poder decir nada porque no puedo creerlo, aún no puedo creerlo. Se para un segundo en la celda de la mujer y mira sus notas, menea la cabeza y sigue a la celda del hombre, verifica nuevamente sus notas y lo oigo maldecir. Seguido va a la celda del lobo que me ha estado mirando y se rasca la barbilla, no puedo ver su expresión pero creo que esta asombrado. Por último se gira hacía mi y me observa sin ninguna expresion en su rostro, como si no notará lo asustada que estoy.

—Profesor... por favor saqueme de aquí— le digo en tono suplicante— Por favor... quiero irme a casa.— él mira a un lado de mi.

—Te traeré más agua, me asegúrare de que te traigan lo necesario— dice y veo que se gira para irse, lo sigo hasta donde la celda me permite.

—¡No por favor no se vaya, no me deje aqui! —le grito con todas mis fuerzas— ¡No me deje aqui! ¡Se lo suplico! —empiezó a golpear el cristal y él se detiene— Profesor... por favor— hablo con cuidado—  Déjeme salir, no dire nada de esto y de... —Se voltea hacía mi y mi voz se corta al ver su expresión, parece abatido.

—No puedo dejarte salir—esas palabras las siento como una bofetada, se acerca un poco— lo lamentó... y lamentó que resultaras ser tú Alena— siento que mis piernas flaquean, oirlo decir mi nombre, con aquella voz tan cálida que tiene solo lo hace más real, porque se que lo dice de verdad— Si esto sale mal prometo no dejarte sufrir como ellos— se que se refiere a las dos personas, la mujer y el hombre, ahora comprendo que estan muertos y por eso dice eso lo de "dejarme sufrir".

—No...— consigo decir— profesor... no lo haga— él aprieta los labios ligeramente, seguido se da media vuelta y camina a la salida. —¡Profesor Archer! —gritó por primera vez su nombre y lo veo salir por la puerta— ¡NO! ¡Maldito sea! ¡Maldito hijo de puta!— Mis piernas ceden y caigo al suelo, un golpe sordo. Ahora se que no volveré a ver la luz del sol.

She Wolf (The Experiment)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora