Capítulo 4

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Hemos pasado una semana metidas en este motel barato, entrenando, arreglando las armas y saliendo de noche a bares de mala muerte... Bueno, es obvio que lo último solo lo hago yo.

En este momento estoy en mi cama, como dejé mi reproductor en casa, no tengo forma de entretenerme e Isabella salió hace una hora, lo que hace que me preocupe más.

Reviso mi celular con la esperanza de que ya haya respondido a mis mensajes, pero lo único que veo son llamadas perdidas de Frederich, al cual llamo inmediatamente y este responde al tercer pitido.

-¿Qué quieres?-Rujo, algo furiosa. Siempre que ese maldito bastardo llamaba no me profesaba cosas buenas. Lo odio.

-Maldición, ¿Puedes comportarte?-Respondió- Me alegra que estés bien, sin embargo no podemos decir lo mismo de Isabella.

-..¿Q-qué?-Balbuceé. Les dije, malas noticias

-Tu hermana... Ah... Hay altas probabilidades de que los Kaulitz la tengan secuestrada.

Los Kaulitz. Infelices. Se ocuparon de hacerme feliz en mi adolescencia para después arrebatarme a mi compañera de tal, la única persona que los disfrutaba tanto como yo, la única persona que deseaba acompañarme a los conciertos tanto como yo deseaba acompañarla a ella. El único concierto que tendrán ahora será el de mis balas.

-¿Sigues ahí? -Hice un ligero ruido de aceptación, estresada- Okay, puedo llevar a mis hombres si necesitan pero conociéndote...-Dejó la oración en el aire, esperando a que yo aceptara.
Verán, Frederich puede ser una mierda de padre, pero me conoce bien.

-Mándame los detalles, estoy alistándome en este momento-Y colgué.

*Tom PoV*

La cabaña se estremece por culpa del viento. Isabella (Que al parecer se llama nuestra "secuestrada") Está durmiendo, o al menos eso parece por el leve compás que lleva su pecho, siguiendo el ritmo de su respiración.
Son las 8 de la noche y el lugar esta silencioso, salvo por la tetera. Bill no deja de ver por la ventana, seguro espera a que llegue la otra chica.

-Se veían más interesantes en las entrevistas, ¿Si saben?-Escucho decir a nuestra invitada especial con voz soñolienta.
Me volteo y la veo por primera vez con seriedad. Se esta retirando el pelo de la cara y se ve hermosa, debo admitirlo. Su pelo cae en cascada y es algo rizado, su mirada color avellana me resulta fascinante, noto que me he de ver extraño viéndola fijamente, porque ha enarcado una ceja. Me le acerco y le doy la frazada que estaba estaba usando horas antes y me volteo para hacerle un té.

-¿Crees que venga?-Pregunta Bill, y sé que la pregunta no va dirigida a mi.

-En paz no creo-Responde Isabella. El sonido de su voz me da una extraña calma, mas no su mensaje-Pero estoy segura de que viene para acá. Deberían de prepararse... ¿Dardos tranquilizantes para osos? Mmm, solo digo-Añade, al ver mi mirada de sorpresa al entregarle su té.

-Discúlpanos-Susurré mientras apartaba a Bill y lo llevaba al cuarto una vez ahí no lo dejé hablar- No se qué esperas, esta idea loca de reunirnos con Isabella y usarla como carnada me resulta un poco extraña, pero te apoyo, y espero que no salga mal.

Bill me abraza. Hace siglos no lo hace, y lo entiendo, por más que nos veamos cercanos hemos estado muy alejados. Justo en ese momento suena un trueno, avisándonos que se abre el telón para que la noche la protagonice una tormenta. 

*Marianne PoV*

La tormenta me ayuda a silenciar demasiado el ruido del motor, por lo cual logré estacionar detrás de la cabaña, cerca del auto de los gemelos.
Avanzo pegada a la pared hasta llegar a una ventana. Me asomo por esta, corriendo el riesgo de ser vista. Las luces están apagadas, parecer ser un cuarto. Rompo la ventana con mi puño como he hecho anteriormente, pero con la mano descubierta. Me vale una mierda, solo quiero recuperar a Isabella.

Me acerco a la puerta y pego mi oído derecho a esta, escucho sus voces, mas no entiendo lo que dicen. Luego escucho pasos en dirección a la puerta y me hago a un lado de esta. Alguien entra y me da igual quién es, solo le salto encima y lo encañono con mi pistola que había sacado minutos antes. Salgo con él del cuarto, usándolo como escudo. No es hasta que salgo a la luz de la sala de la cabaña que veo quién es. Es Bill. Maldita-suerte-la-mía.

Me estoy puteando internamente cuando la veo. Es Isabella, y está bien. Mi arma cae al suelo y Tom me hace una llave para inmovilizarme. 

-¿¡ESTÁS CON ELLOS!? MALDITA SEA ISABELLA, ¿¡ME TRAICIONAS!? ERES UNA TREMENDA HIJA DE...-Y Bill, como caído del cielo me pone una cinta en la boca. Bueno, ni tan caído del cielo, me va a doler como una puta mierda cuando me la quite, pero por lo menos dejo de despotricar en contra de mi hermana.

Isabella se levanta con los ojos como platos y se acerca a mi.

-Escúchame atenta enana, lo que diré va enserio y te juro que cagarás ladrillos...

Escuché atentamente todo lo que tenía por decir, justo como lo pidió. Al final, mis ojos fueron los que terminaron como platos.
Al parecer, todo era puro teatro. Nuestros padres se llevaban bien, nosotros eramos unos simples estorbos. El señor Gordon los odiaba por haberse hecho famosos, había dicho que sus hijos se cagaron en su negocio en el momento en el que Devilish pasó a ser Tokio Hotel, lo que es ahora, su negocio oculto podría salir a la luz en cualquier momento, ¿Y qué mejor para eliminar a sus hijos que unas locas fans obsesionadas? Frederich podía aportar a eso, tenía fotos de nosotras en nuestra vieja casa, en nuestro viejo cuarto, con nuestros posters de Tokio Hotel. Aparte el también lograría eliminarnos, si no nos mataban los Kaulitz para defenderse, acabaríamos en la cárcel, solo que aún no sabemos el porque.

*Bill PoV*

Analizo a Marianne. No solo para apreciarla mejor, si no porque se ve desesperada, y uno nunca sabe como actuará una persona desesperada, cuál será su próximo movimiento. Mis ojos rápidamente ven un líquido espeso carmesí, goteando desde sus nudillos y ensuciando en suelo. Me levanto rápidamente y voy por el botiquín. Llego a ella (que sigue con la cinta en la boca) y con cuidado tomo su mano izquierda. Veo que enarca sus cejas, señal del dolor.

-Zurda, que peculiar-Susurro mientras saco unas pinzas ya esterilizadas y me dedico pacientemente a retirar cada uno de los pedazos de vidrio. Después de hacerlo retiro con cuidado la cinta de su boca. Saco una tira blanca de tela, y la envuelvo en su nudillo después de colocar pomada en estos-Deberías de tener mucho cuidado-Añado después de ayudarla y tomo su mano un segundo, lo suficiente para sentir lo frío de su mano. 

Lo cierto es que está empapada, su cabello ahora verde está pegado en su rostro, cuyo maquillaje tiene corrido, viéndola tan de cerca noto sus rasgos, todavía tiene una cara muy infantil, a pesar de lo cruda que puede llegar a hacer.

-Bien...-Dice, más calmada-Okay, entiendo todo. Pero... ¿No creen que son un poco tontos? Digo, fue Frederich quién me informó.

Abro la boca y dirijo mi mirada hacía Tom. ¿Qué haremos ahora?

-Pues no podemos quedarnos acá, ¿No? La lluvia puede estar atrasando a los hombres de ambos bandos, lo mejor será huir-Exclama Isabella, casi leyendo mis pensamientos.

Let me kill you, let me love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora