Capitulo 3: Luna

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Luna? Podía ser ella? O mi corazón y mi mente me la estaban jugando ? Sería una imaginación ? Estaba realmente ella delante de mi? Sus ojos, esos hermosos ojos verdes que tanto había extrañado, que te hipnotizan con una simple mirada, y esa boca, esos labios rosados que deseaba volver a besar, y su pelo, ese pelo moreno que me gustaba sentir, y hundir mis dedos en el. Y su piel clara tan perfecta, todo de ella era perfecto, cada milímetro de su cuerpo lo era. No era capaz de reaccionar, mi cuerpo entero estaba paralizado, el corazón me latía a mil y me faltaba el aire... Después de dos años la había encontrado, a ella, a mi Luna, a mí chica delivery, una sonrisa se formó en mi cara y tenía ganas de llorar y abrazarla, de ternera en mis brazos y que no se volviera a ir, de protegerla. De decirle todo lo que llevaba guardando este tiempo.

-Este señor es el que me ha ayudado mama- Y de repente toda mi alegría desapareció, mi sonrisa se borro al escuchar la voz de la niña, ella era la hija de Luna, lo que significaba que ella ya me había olvidado, ella había rehecho su vida, había encontrado a otro hombre y ahora eran una familia. Ahora solo quería llorar de impotencia, desesperación, la había perdido. -se llama Matteo y gracias a el te he encontrado, es muy bueno- La pequeña me miro y me sonrió, le devolví la sonrisa aunque la tristeza en mis ojos no la podía ocultar.

-Oh que bueno, si, muchas gracias Matteo, no se que hubiese hecho si la llego a perder... la has salvado...- Me miro y al cruzar las miradas apartó rápidamente la suya, dejando un leve rubor en sus mejillas.

-Siempre estaré ahí para salvarte... Siempre- Aún recuerdo cuando le dije esa frase, el día que casi la atropellan, le prometí que siempre estaría ahí para salvarla de cualquier cosa. Prometí protegerla de cualquier cosa. Luna me miro, y supe que ella también estaba recordado ese día.

-Gracias, neta muchas gracias... creo que ya os conocéis, no?- Ella evitaba mirarme, lo comprendía, le había hecho daño, aunque ella no sabía la verdad, y francamente creo que de nada serviría decirle la verdad ahora, ya ha pasado página.

-Si, soy Matteo Balsano y ella Sol, Sol Valente, tu hija- decir esas palabras fue muy doloroso, pero tenía que ver la realidad, ella había rehecho su vida y en cuanto antes me hiciera a la idea, antes sería mejor.

-Si, Sol... Matteo que estás haciendo acá ? Es decir...acá en Nueva York...-

-Bueno...digamos que mis padres creían que me vendría bien un cambio de aires, así que me han mandado acá durante un mes entero... Y ya sabes cómo son, no te pueden oponer a ellos porque sabes que pierdes...- Omití el hecho que me habían enviado aquí para alejarme de los recuerdos de Luna, pero sin saberlo, mis padres me habían llevado hasta ella.

-Que casualidad que te hayan enviado acá, y que casualidad que hayas tenido que ser tu el que encontrase a mi hija y la salvase de cualquier cosa...- Miraba a su hija y la sonreía.

-Creo que no es una casualidad, simplemente estoy destinado a salvar a los Valente... Que sería de ellas sin mi?tenía que ser yo mismo, que el dolor no se notara, y la mejor manera era de ser ese chico fresa, el que se vanta de sus logros y talentos.

-Si no fuese por ti, yo estaría muerta, más de una vez... gracias... es que soy muy torpe...- Y en ese momento supe que ambos recordamos aquel día en el cual nos conocimos en la alberca, o las numerosas veces que la salve de caerse en patines, o aquella vez que la salve de ser atropellada... Tantos recuerdos que ahora venían a mi cabeza, tanto amor en esos tiempos, tanto ella y yo, tanto Luna y Matteo, tanto chica delivery y chico fresa, simplemente tanto lutteo... si lutteo, ahora simplemente era un sueño que cayó en la oscuridad y en el olvido para Luna, pero para mí, aún seguía en mi corazón.

-Nunca déjate que te caigas...si te caes, yo caeré contigo...- Levante la mirada para mirarla a los ojos, pero ella no quería mirarme a los ojos y apartó la suya.

Mi pequeña mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora