Capitulo 1: Nueva York

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-Próximo vuelo, el 308457,  con destino a Nueva York vayan embarcando por la puerta numero seis- Anunció una de esas voces femeninas por un megáfono, de este modo todos los del aeropuerto estarían avisados de que su vuelo salía.

Matteo alzó la vista al escuchar la voz del megáfono, ese era su vuelo. El vuelo con destino a Nueva York, que según sus padres lo alejaría un poco de todo, lo alejaría de esa soledad en su cuarto buscado a alguien desaparecida. Un cambio de aires le vendría bien, eso pensaban todos, incluido el mismo en algunos momentos. Quizás debería rendirse ya, pero no lo haría, una persona muy importante para el le enseño una vez que hay que luchar por lo que queremos, por lo que deseamos y amamos y nunca darse por vencido. Y sin embargo muchas veces había perdido la esperanza, pero no quería rendirse, quería volver a tenerla cerca, a oler su pelo y besarla una y otra vez. Poder abrazarla y decirle lo mucho que la ama, poder volver a patinar con ella, escuchar su risa y mirarla a los ojos y perderse en ellos. Nunca bajaría los brazos, y tantas veces que se cayó y otras tantas que se levanto. Todos sus amigos lo ayudaban de vez en cuando, sobre todo Gastón, el venía a menudo a ver si la investigación avanzaba, y ayudaba en lo que podía. Muchos de sus amigos le habían dicho de abandonar la búsqueda pero nunca les hizo caso. Y cuando anunció que se iba un mes entero a Nueva York todos se sorprendieron un poco, pero lo animaron y apoyaron, y todos le dijeron un "te vendrá bien".

-Último aviso para los pasajeros del vuelo 308457 con destino a Nueva York, embarcando por la puerta seis- Volvió la voz femenina del megáfono, esta vez dando un último aviso. Matteo se levanto de su asiento y se dirigió a la puerta indicada, la fila de personas era escasa, deberían estar ya todos dentro del avión. El era el último de la fila, no le preocupaba mucho porque viajaría en primera clase, como siempre, sus padres eran siempre de lo mejor, y ya se había acostumbrado.

-Su Ticket porfabor señor-  Matteo tendió el billete a la azafata, está lo chequeo y se lo devolvió quitando un trozo del ticket para verificar que había sido verificado y que podía pasar dentro del avión.

Matteo entro al avión y se dirigió a la zona de primera clase, su asiento estaba junto a la ventana. Desde pequeño le había gustado ir ahí, podía observar el paisaje de la ciudad desde lo más alto. Y siempre había admirado como poco a poco el paisaje se hacía más pequeño o más grande, dependiendo de cuando despegaban o aterrizaban. El paisaje más bonito que había visto desde un avión era sin duda París, algún día llevaría ahí a Luna, esa ciudad era mágica, era el lugar perfecto para unos enamorados, por algo era la ciudad del amor.

-Pasajeros a bordo del vuelo 308457, con destino a Nueva York, les anunciamos que la duración prevista de este viaje es de once horas, llegaremos ahí cuando este amaneciendo y la temperatura actual en el destino es de treinta grados, ahora les vamos a explicar las reglas de seguridad- Matteo no las escucho, ya se las sabía de memoria, que si el cinturón abrochado mientras estuviese la luz encendida, que si el salvavidas debajo del asiento, que si la bolsa respiratoria arriba y que no se podía fumar en ninguna parte del avión. También indicaron las puertas de salida en caso de emergencia y todo ese rollo que ni la mitad del avión escuchaba.

Desperté en cuanto el avión toco el suelo, en cuanto aterrizó, no se cuando me quedé dormido y no sé cuánto he dormido, pero me siento bien, era como estar en una cama normal, no sientes que estás en un avión, esa es la buena parte de viajar en primera clase. Dicen que en la normal es más incomodo dormir y que ahí si se nota que estas en un avión.

-Pasajeros del vuelo 308457, les anunciamos que hemos llegado a nuestro destino, Nueva York, actualmente son las diez de la mañana y la temperatura es de veinte cinco grados- Está vez era una voz masculina la que hablo, de seguro uno que estaba con el piloto en la cabina principal.

Salí del avión, tome mi equipaje y salí del aeropuerto, un hombre me esperaba afuera para llevarme a mi hotel, si, era un hotel donde me quedaría durante el mes entero. Este se encontraba enfrente de Central Park.
Durante el trayecto en coche mire el paisaje, era como sentirse en un bosque de edificios, había oído hablar que los edificios eran altos, pero no pensé que lo eran tanto, por algo eran rascacielos. Lo que más me gustó fue Times Square, una calle llena de luces, anuncios de todo tipo, de bebidas, películas, ropa, de todo, y cerca esta zona estaba la zona de estaba Broadway, donde estaban las estrellas, las que habían llegado más lejos, donde una vez que llegas sabes que tus sueños se han hecho realidad, algún día me gustaría estar ahí, tocando mis canciones para miles de personas.

Llegamos al hotel, era uno grande, hermoso y de lujo, las personas que salían y entraban se les veía con plata. Me asignaron una habitación, una grande y hermosa, más que una habitación parecía un mini apartamento y lo mejor de ella es que tenía un ventanal enorme con vistas a Central Park. Me apetecía salir, pasear por el parque, por los largos caminos, ver las numerosas bicicletas, los caballos que tiran de los carros, pasear por la naturaleza del parque y admirar el paisaje y sentir el aroma. Pasear por uno de los parques más conocidos del mundo entero, perderme en el, pensar, pensar en ella, en nosotros, en estos dos últimos años.

Matteo salió del hotel, y se adentró en el parque. Aunque su corazón quería seguir buscándola sabía que no la encontraría en las próximas horas así que decidió salir, total nada iba a cambiar en que saliese. Unas horas, en unas horas no encontraría nada, si en dos años no había encontrado nada.

Camino por el parque, no sabia hacia dónde iba, sus piernas le llevaban, no sabía cuánto anduvo, parecían que solo habían pasado alguno minutos, y en realidad habían pasado varias horas. Solo se oía los pájaros, los pasos de las personas y sus charlas, los ruidos del viento entre las hojas, los carruajes y alguna que otra bicicleta. Y de repente todo eso fue interrumpido por un llanto, un llanto que venía de cerca, exactamente de detrás de un árbol. Matteo se acercó, un llanto? Quien podía llorar? Se acercó por curiosidad, cualquier cosa podría haber pasado y quizás el podría ayudar en algo. Pero su expresión cambio cuando detrás del árbol se encontró con una niña pequeña, una que lloraba abrazada a un oso de peluche.

-Disculpa pequeña, que sucede?- quizás no debería hablarle, para ella el era un desconocido, y quizás ni siquiera entendiese su idioma, pero no podía dejarla sola, de eso estaba seguro, algo en el le empujaba a ayudarla.

Mi pequeña mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora