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-Manténganse alerta, esa rata inmunda podría atacar en cualquier momento- dijo firme el capitán Lee al caminar entre sus soldados, todos sostenían la frente en alto, respetuosos, con el pecho hinchado de orgullo y con la mirada admirada por el gran y elegante porte del capitán. Todos asintieron, y se precavieron, listos para toda atención; su líder llegó al frente de la sala y con su mano delicadamente detalló el rostro de su próximo objetivo: un apestoso pirata, quien había estado amenazando a la gente de las costas cercanas, robando, saqueando y también asesinando. Sin duda acabaría con él.

Mandó a alistar los barcos, uno de sus tantos vigilantes le había informado de que un barco pirata se acercaba a toda velocidad, le detendría antes de que llegara a costa.

Cuando por fin estuvo en su barco se limitó a esperar la llegada de su adversario. La bandera que ondeaba en la nave contraría lo disipo de dudas: Una bandera negra, como la de todo pirata más esta coronaba lo que podía llamarse una nave majestuosa, que imponía y daba miedo aun a aquellos que habían dedicado su vida a exterminarlos. Su objetivo había ido directamente a sus manos.

El barco pirata chocó contra su nave, una feroz lucha se inició. Su guardia luchaba con valentía, firmeza y se notaban poderosos tal como su capitán les había enseñado. Los barcos se encontraron frente a frente y con ello sus líderes también.

Se miraron a los ojos, el desprecio destellaba en la mirada de Lee Donghyuck mientras que la mirada del capitán pirata se describía en burla y malicia.

Los dos sacaron sus espadas y comenzaron la batalla. Algunos pararon de pelear sólo para observarlos, los dos contrincantes se movían con maestría, con elegancia, parecían bailar en tan sangriento escenario.

Donghyuck tuvo que reconocer que su oponente era bueno... y tramposo también, además de que a cada oportunidad obtenida el muy asqueroso lo tocaba sin miramientos. El pirata estaba muy confiado, tanto que, con solo dar unos ataques poderosos y tan potentes pronto vio al pirata desarmado y con ello su triunfo merecido. Quiso sonreír con sorna más en cambio mantuvo su semblante estoico. El pirata, ahora derrumbado en el suelo desvió con vergüenza la mirada y chasqueó la lengua, había sido atrapado. Era un idiota.

Dos guardias lo condujeron sin ningún reparo a la cárcel del lugar. Donghyuck iba detrás de ellos, atravesando la espalda de su enemigo con la mirada y ordenó que lo llevaran al calabozo, donde previamente lo interrogaría. Los soldados asintieron y arrastraron al pirata fuera de su vista, no sin antes propinarle una que otra patada para que avanzara rápido.

Sus aprendices habían hecho un muy buen trabajo, el capitán pirata ahora era una pobre sombra de lo que era esa misma tarde: su cuerpo estaba magullado, su rostro tenía numerosas heridas, superficiales por supuesto, él que debía causarle verdadero dolor era el capitán, no ellos. Sus manos, ahora laceradas por el metal de los grilletes clavados a la pared le quemaban. Estaba agotado.

Donghyuck con el rostro totalmente en blanco se acercó al joven pirata.

-Mucho gusto, mi nombre es Lee Donghyuck, líder de la guardia marina, ¿tú eres?

-No te importa, bastardo...

-Oh por supuesto que me importa- dijo mientras le levantaba la cabeza del mentón con el mango de un látigo que le entregaron sus asistentes. -me gusta saber todo sobre mis oponentes.

-Mi vida no te concierne, eres un puto metido-el pirata soló podía mirar el frío rostro de su captor, tanta indiferencia le dio asco. Desvió la mirada.

- ¿No quieres cooperar? Eso no me gusta. Desiste de una vez, estas derrotado, tu flota no vendrá por ti, ya nos encargamos de eso- En los ojos de su víctima, Donghyuck pudo descifrar el terror mismo por unos segundos efímeros, luego el miedo dio paso al vacío.

- ¿Qué les hiciste? ¿¡Qué mierda les hiciste cabrón!?- comenzó a entrar en crisis el pirata moviendo los grilletes con tanta fuerza que se incrustaron aún más en su piel.

- ¿Yo? Nada, después de todo, tú fuiste el que los arrastro hasta aquí ¿no, Mark Lee? -dijo el capitán antes de encéstale un latigazo en las piernas al pirata.

- ¡Idiota! ¡Mal nacido! ¡Hijo de puta! - Vociferaba el criminal sin desistir de tratar de zafarse con tal mirada asesina que cualquiera se hubiera asustado más Haechan ni se inmutó.

- ¡Ah! Ese lenguaje tuyo no me gusta, creo que debemos corregir eso...- exclamó moviendo la cabeza, como si negara tales demuestras de coraje y le golpeo una vez más con el látigo, esta vez, la punta dio contra el labio de Mark, explotándoselo.

-Sabemos todo sobre ti Lee Minhyung... "Mark", varias personas de numerosos pueblos, a los cuales tu atacaste, nos han proporcionado valiosa información, no está por demás decir que eres un maldito secuestrador de niños, que los fuerzas a zarpar contigo alejándolos de su familia.

Mark no dijo nada, él tenía razón.

-Pero más asqueroso aún ¡Es que ellos te quieran! ¡Que cuando los pusimos en otro barco con el objetivo de llevarlos a sus hogares no dejaron de lloriquear que no te hiciéramos nada! ¡Eso me repugna! ¿¡Cómo ellos pueden querer a un asqueroso pirata como tú!?- Preguntó escupiendo a los pies del otro con autentico asco.

-De la misma manera en que tú quisiste al capitán Moon Taeil, Haechan...- susurró el pirata tan bajo que Donghyuck casi no podía escucharlo, pero lo escucho ¡Vaya que si lo hizo! Y sin reparos, atacó al indefenso cuerpo del enemigo, descargando la furia y dolor que ese nombre le causaba...



Romeo & Cinderella [Markhyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora