Arrugo el entre cejo cuando los rayos del sol golpean mí rostro. Me giro jalando al mismo tiempo la sábana para seguir durmiendo, al hacerlo siento mi cabeza girar, la saliva se torna pastosa y unas insoportables nauseas, me recuerdan la borrachera que me pegué la noche anterior.
Hago caso omiso a los síntomas de resaca para pretender seguir bajo el encanto de Morfeo, pero misteriosamente la sábana se mueve al lado contrario, me tenso e inmediatamente elevo la mitad de mi cuerpo hasta recostarlo al respaldar de la cama, una que dicho sea de paso noto que no es la mía. Ahogo una exclamación cubriendo mi boca con mi mano al ver al sujeto de cabello negro, largo y desparramado durmiendo tranquilamente a mi lado.
Reacciono con nerviosismo porque es fácil deducir que tuve sexo con un desconocido. Me hallo completamente desnuda y él sujeto dormitando a mi diestra está cubierto de la cintura para abajo, pero parte de su vello púbico se asoma en el borde.
─ «¿Qué pasó ayer?»─taladro mi cabeza con esa pregunta, y como por arte de magia empiezo a recordar la horda de estupideces que hice con mis amigas en una taberna de la mala muerte. El karaoke, los shots de tequila, el baile sensual entre nosotras y... a él... el chico con cara de niño bonito.─«¡No puede ser!, ¿me he follado a un universitario?»─cavilo enojada conmigo misma teniendo de fondo acústico un ronquido que escapa de su boca─«¡Qué espanto!»─si hay algo que me desagrada son esos sonidos tan normales y que todos producimos al caer profundamente dormidos. Lo veo arremolinarse para seguir en el mundo de los sueños.─«¿Está tatuado?, ¿desde cuando me gustan los hombres con pinta de presidiarios?»─me niego a seguir un minuto más acá y es mejor aprovechar el momento antes que se despierte y pretenda volver a la acción.
Con la intención de marcharme , oteo alrededor en busca de mi ropa,─«¿Dónde demonios está?»─susurro un taco al verla desperdigada por el cuarto. Me deslizo fuera del colchón con cautela y un leve malestar en mi entrepierna me hace quejar. Recojo mis botas, mi falda, mi bolsa... siento mi cara arder cuando veo mi bra colgar del pomo de la puerta y la blusa hecha un puño en el suelo con los botones arrancados, ─«¿Con que esto estuvo salvaje?...¿Faltan mis bragas?»─reviso debajo de la cama y cada esquina de la habitación sin dar con el paradero de aquel pequeño trozo de encaje. Sin más preámbulo me dirijo al único sitio que no he revisado, impactándome con mi imagen reflejada en el espejo. Tengo el rimel corrido, el cabello me apesta a cigarro, los labios semi despintados, ¡y lo peor!, una esporádicas manchas secas de semen descansan en mi vientre. El amargo sabor del vómito me obliga a salir directo al inodoro. Cierro los ojos y me dedico a recordar todo lo acontecido anoche. Entré con las chicas a ese local, pedimos bebida tras bebida, canté una maldita canción de despecho a todo pulmón y cuando salí de los baños públicos sosteniéndome de la pared para no caer fue que vi al moreno conversando con tres tipos más, y como la más zorra me le tiré encima para besarlo apasionadamente...lo demás es historia vieja que no hace falta mencionar, basta con decir que el chaval sabe moverse muy bien en la cama...─«¿¡Pero bien que te gustó»─me acusa la voz de mi consciencia.
Devuelvo el licor y todo aquello que tenía en mi estómago. Trato de no hacer ruido, pero fallo en ello cuando una mano se posiciona delicadamente en mi espalda y con la otra toma los mechones sueltos de mi cabello para evitar ensuciarlos.─¡Eso es!─susurra dándome palmaditas. Era lo último que me faltaba, que él me viera en este estado tan reprobable, y para colmo, me diera apoyo moral para devolver mi tripa.
Al terminar, saco fortaleza de donde no la tengo para no dejar entrever que muero de vergüenza por estar desnuda frente al hombre con quién me acosté. Me acerco al lavabo para enjuagar mi boca y de paso empapar mi rostro para refrescarlo. Lo veo desde el espejo, tienes sus brazos tinturados cruzados sobre su pecho y unos hermosos hoyuelos surcan sus mejillas al sonreírme.
─¿Te sientes mejor?─me pregunta con su ronca voz.
Asiento en respuesta,─¿Podrías marcharte?, prometo no durar, solo tomaré una ducha rápida y me iré del motel cuanto antes.
─¿Motel?, ¿Crees que estamos en uno?─me corrige y sus palabras me asustan más que cualquier otra cosa. Me giro quedando frente a frente con él, y me siento morir al estar en igualdad de condiciones, ─«mi rubor sube tres grados»─ ambos sin ropa y oliendo a sexo con la única diferencia que yo deseo salir corriendo y dar por cerrado este pavoroso capítulo de mi vida mientras él está tranquilo recostado a la pared con sus largas y escasamente velludas piernas cruzadas mostrando orgullosamente su prominente erección mañanera.
─¿Tienes un piercing ahí?
─Tengo varios en realidad.─me regaño mentalmente porque me sucede a menudo que hablo sola y la gente se da cuenta.─ El moreno no mentía, lleva varias joyas en diferentes partes de su cuerpo. Expansiones en sus orejas, aros en sus tetillas, pero el más llamativo sin duda es el que atraviesa su glande. Trago grueso de solo imaginar que eso estuvo dentro mi, ¿cómo se habrá sentido?, niego para despejar mi mente de tales pensamientos.
─¿Mi cara está unos metros más arriba?─solicita con una sonrisa burlona y eso me hace desear que la tierra se abra y me trague.─Ese en particular se llama Apadravya. Duele como no tienes idea y no puedes follar por unos días, pero como lo sabes se siente realmente increíble.
He tenido un año de mierda, vine aquí buscando paz y renovar mi vida, pero aparentemente lo único que he logrado es caer estrepitosamente en una desvalorización y una baja autoestima que me llevó a entregarme a un extraño de quién siquiera logro recordar su nombre. De pronto, algo que el susodicho dijo atraviesa mis sentidos,─¿Sino estamos en un motel, dónde entonces?
─Pues en mi departamento. No soy de los que gasta dinero llevando chicas a esos lugares, las traigo acá, es más privado.
─¡Claro!, y tus vecinos deben soportar el desfiles de chicas entrar y salir todos los fines de semana. Te has puesto a pensar que mientras los niños pasean con sus bicicletas, los ancianos realizan su caminata matutina y otros buscan su correspondencia en el buzón, tu sales a despedir mujeres, ¡¿Qué considerado de tu parte?!
─Pago mis impuestos al igual que ellos. Tengo los mismos derechos, si no les gusta mi estilo de vida muy su problema, además hasta el momento ninguno se ha quejado.
Acallo un improperio, ─¡Oye...─no termino la frase porque por más que lo intento no logro recordar como se llama, ¿Me lo habrá dicho?, ¿Tan feo es que lo olvidé de inmediato?
─¡Nara Shikamaru!, Un placer volver a presentarme contigo, Sabaku no Temari!─ anuncia con aplomo su identidad y dándome a entender que fui tan boba de darle mi verdadero nombre.
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Hola!!!
Esta historia antes se llamaba "Pasiones entre agujas & Tintas", decidí cambiar el título al igual que buena parte de su contenido y sufrirá cambios drásticos en todo el sentido de la palabra. Espero que les guste y como siempre les deseo lo mejor del mundo.
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Entre tintas de Enseñanza
Fanfic(Antes titulada como "pasiones entre agujas y tintas") Una noche... una locura, una pasión, un amor inesperado. Shikatema. Relato escrito sin fin de lucro. Se reservan los derechos de autor. Créditos al creador de la imagen. Los personajes son inven...