Capítulo 1: Todo perfecto.

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Un año y medio después...

- Mía, ponte los zapatos ahora si no quieres llegar tarde.- Irene corría nerviosa de un lado para otro con aquellas sandalias de color beige.
- La novia siempre tiene que hacerse de rogar.- Claudia, por lo contrario, estaba tranquila mientras colocaba el prendedor en la melena semi-recogida de Mía.- ¡Listo! Ésto ya está.
- ¡Vamos! No puedo esperar para casarme.
Las chicas corrieron directas al monasterio en donde ya estaban todos.

El enlace de Mía y Angelo se celebraba al fin. Después de un año y medio de la pedida de mano, habían decidido no esperar más.
La ceremonia fue muy emotiva. Angelo se emocionó tanto al ver a Mía vestida de beige, peinada y maquillada tan preciosa, que no dudó en echarse a llorar.
Ambos se amaban demasiado, pues Mía también lloró al ver a su hombre tan perfecto.
Habían ido su familia y sus mejores amigos, algo muy íntimo y sencillo, tal y como eran los dos.

Claudia asistió con Max. Al final, lo perdonó hacía unos siete meses y luego comenzaron a salir de forma oficial.
Lo de Mateo y Uriel no funcionó, pero decidieron seguir siendo amigos, pues se llevaban demasiado bien.
Por otro lado Ciro y Alena se mudaron juntos a un piso cerca del restaurante en donde la chica trabaja como Chef. No apostaban por su relación, pero Ciro, parecía haber madurado y todo marchaba genial entre ellos.
Nico tenía una nueva novia y era la tercera en lo que iba de año. El chico trabajaba en un periódico de corrector y al parecer se conocieron hacía poco más de un par de meses. Pero él se veía bien con ella.
Carlo e Irene seguían exactamente como siempre. Se peleaban y a los dos segundos ya se estaban besando. Irene consiguió terminar su carrera como diseñadora de interiores y ahora trabajaba en una tienda de decoración con muy buen prestigio, y a Carlo lo ascendieron en "Mecelec" y aún así, seguía yendo al taller de José para ayudarle a él y a Ismael. Éste último, había mejorado mucho y José había pensado en pasarle el taller en cuanto se jubilara.

Valentina estaba feliz. No se imaginaba que terminaría saliendo con él. No creía que lo suyo fuera a funcionar por que habían estado separados durante un largo tiempo, pero al final, estaba resultando. Nunca se sabe quién puede ser la persona adecuada, y para ella, Marcelo era el hombre que necesitaba.
Ese chico era amigo de su hermano y su primo desde que eran adolescentes y no fue, hasta que él se mudó a España, un posible novio para Valentina. Marcelo había intentado durante años convencer a la chica para que saliera con él, pero nunca conseguía que ella le hiciera caso en el sentido romántico. Marcelo era un chico cien por cien italiano, y por ende, un gran seductor. Era elegante y sensual al mismo tiempo. Sus ojos rasgados y su pelo corto oscuro, acompañado todo ello con su sonrisa ladeada, lo hacían ser un portento el campo masculino.

- Principessa! Esta boda está siendo maravillosa. ¿Cuándo nos casaremos tú y yo?- Marcelo le susurró en la oreja a Valentina y luego la besó en los labios.
- Marcelo, sólo llevamos un año juntos. No creo que sea el momento de otra boda.
- Tienes razón. Será mejor que dejemos a nuestros amigos ahorrar para una nueva fiesta matrimonial.- Valentina sonrió.
- Discúlpame un momento, voy a ir a fuera a tomar un poco el aire. Vengo ahora.

Marcelo tiró de ella y Valentina chocó su boca con la del chico sin previo aviso.

La muchacha estaba realmente elegante con un vestido plateado por encima de las rodillas. Valentina odiaba recogerse del todo el pelo, por lo que llevaba la melena hacia un lado, dejando su hombro izquierdo al descubierto. Su piel seguía blanquecina como de costumbre y los tacones, no habían dejado de ser su complemento fetiche.
Se acercó a la salida del monasterio en donde se celebraba la boda, y fue entonces cuando lo vio. Después de un año y medio, Lucas volvía de Nueva York después de haber aceptado el puesto de arquitecto jefe. Se había tenido que mudar a Estados Unidos para realizar uno de los proyectos más complicados hasta el momento y por ello, había tenido que trabajar en el propio lugar en donde se edificarían los dos complejos con oficinas de una gran cadena de hoteles.
El muchacho estaba muy distinto. A pesar de ir vestido con un traje, como ya lo hacía en diversas ocasiones, se había dejado barba y estaba muchísimo más musculado. Su porte caballeroso parecía mucho más pronunciado que antes, y a Valentina, se le removióel suelo al tener ante ella una imagen tan perfecta del chico con el que había estado tiempo atrás.
Lucas siempre había sido perfecto para ella, pero ahora, creía que la perfección se quedaba detrás de él.

Lucas no había visto a Valentina hasta que tuvo que pasar por el lugar exacto en dónde ella estaba de pié, atónita. Ambos se sorprendieron al mismo tiempo en el momento en el que sus miradas se cruzaron. Lucas se paró en frente de ella y le sonrió, con esos dientes tan blancos y ese desbordamiento de dulzura y masculinidad a la vez.

- Estás igual de preciosa que siempre, Valentina.- La susodicha se ruborizó por primera vez en mucho tiempo.
- Tu tampoco estás nada mal.- Intentó parecer lo menos afectada posible.- Llegas un poco tarde.
- Lo sé, mi vuelo se retrasó y no he podido hacer nada para estar en la ceremonia. Al menos creo que llegué a tiempo para el cóctel y a la cena.
- Eso sí, todavía están con los aperitivos.- La situación parecía algo incómoda, al menos era lo que pensaba Valentina. - Tal vez, deberíamos entrar.
- Bien, te sigo.- Lucas dejó que ella entrara primero y luego la siguió.

Marcelo se acercó apurado en cuanto la vio con Lucas.
- Principessa, ¿todo bien? Tardabas tanto que creí que había pasado algo.
- Todo perfecto. Me encontré con el hermano de Mía en la puerta y simplemente estuvimos conversando.
Lucas tendió su mano para presentarse a Marcelo. Fue un saludo extraño y Valentina sintió una incomodidad triple a la que había experimentado minutos antes.
- Bueno, tengo que dejaros. Debo felicitar a mi hermana y a Angelo por su enlace. Y sobre todo, disculparme por haber llegado una hora tarde.
- No te preocupes, amigo. Puedes retirarte cuando quieras. -Lucas asintió con la cabeza y se despidió de ambos, con su tan adecuada educación.
A Valentina le había sonado grosero el comentario de Marcelo, pero decidió no darle más importancia de la que debía, o tal vez, su ahora novio, podría sospechar que entre ella y Lucas había habido un romance apasionado en el pasado.

Valentina no le sacó el ojo ni un segundo al moreno de ojos azules. Había vuelto, ¡y de qué forma!
La italiana quería a Marcelo, pero la llegada de Lucas le había removido algo en su interior, sobre todo, al recordar los momentos vividos que jamás volverían a suceder con aquel hombre tan apuesto.
Aquellos maravillosos meses, que había pasado con Lucas.

Hola Mis Queridos Lectores,empezamos con la tercera y última parte de la serie #Prometo

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Hola Mis Queridos Lectores,
empezamos con la tercera y última parte de la serie #Prometo.
Espero que os guste y que la disfrutéis de igual forma que las anteriores.

Muchas gracias a los que seguís leyendo y sois fieles a esta historia.
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"Es mejor no hablar, que decir las palabras equivocadas."
J.G.

Prometo volver... A enamorarte (Prometo #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora