¿Es Esto Amor?

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Incluso las mascotas de Eos más deseadas y obedientes crecen y pierden el interés de sus amos...

Riki podía sentir la boca de Iason en su piel, en su cuello, en su pecho, en sus pezones, mientras las anteriores palabras de Katze volvían a él. Estaba empezando a recuperarse de la primera ronda de sexo, y Iason parecía decidido a tomarse su tiempo, pero la lenta deliberación también le dio a Riki la oportunidad de pensar. Cada vez que cerraba los ojos veía a las mascotas maltratadas y golpeadas del almacén, pets que habían mantenido un alto nivel en Eos y se habían creído mejores que él, eran ahora tratadas igual o peor que los mestizos de Ceres. Le dejó un mal sabor de boca el verlos ser tratados de esa manera.

Su cuerpo estaba respondiendo, como había sido entrenado para hacer, pero su mente estaba en otra parte y no podía concentrarse en el momento. No había logrado evadirse así del tacto de Iason en años y le molestaba un poco estar haciéndolo ahora.

Como si sintiera la distancia de su mascota, Iason se detuvo y lo miró, girando la cara de Riki hacia la suya.

—¿Qué ocurre?

Riki parpadeó hacia él, una disculpa en sus ojos, junto con un rastro de inquietud. ¿Lo castigaría Iason por estar distraído? ¿Importaba acaso en lo que estuviera pensando siempre y cuando su cuerpo siguiera respondiendo? El toque de Iason siempre fue tan bueno, incluso si al final se volviese extremo, siempre fue muy hábil, y esos cuatro días a Riki le habían parecido cuatro semanas...

Lo único que pueden hacer es arrastrarse de un burdel a otro de Midas hasta que se van al infierno...

El pánico lo hizo rodear con sus brazos el cuello de Iason y tirar del Blondie para un beso. No quería eso, no quería ese destino. Había muchas cosas que podría manejar, muchas cosas a las que podría sobrevivir, pero esa no era una de ellas. Si Iason alguna vez se cansaba de él, lo desechaba o lo vendía, ¿cuál sería la razón de su existencia?

Iason podría ser un duro captor, cruel a veces, pero ser tocado o jodido por alguien que no fuera él acojonaba a Riki de sobremanera. Jamás reconocería que Iason era su amo, pero no quería pudrirse en los burdeles hasta morir de alguna enfermedad, exposición o agotamiento.

—¿Riki? —El Blondie acarició su cabello tranquilamente cuando el beso se rompió—. ¿Estas molesto por algo?

Riki, ¿has pensado alguna vez lo afortunado que eres de estar aquí? ¿Cuánto arriesga Iason con todo esto?

—Yo... yo... ¿puedo...? —Riki se movió tímidamente para tocar a Iason, algo que nunca había hecho antes. Algo que no tenía permiso para hacer. E inmediatamente apartó la mano cuando el Blondie se puso rígido por la sorpresa—. Yo... lo siento...

Quería hacer algo por Iason, aparte de ser un desahogo sexual para él. Katze tenía razón, su amo se arriesgaba mucho por permitirle trabajar y quedarse en Apathia.

Iason se apartó, se sentó a su lado y miró a su mascota con curiosidad.

—Haz lo que quieras, Riki.

El mestizo nunca se había ofrecido a tocarlo sin una orden antes, nunca había tomado la menor iniciativa durante el sexo.

Poco a poco, vacilante, Riki se deslizó encima del Blondie, miró a Iason interrogante, y luego tomó su miembro y se lo puso en la boca.

Iason pasó suavemente los dedos por el oscuro cabello y observó con fascinación como Riki lo lamía y chupaba, lentamente al principio, y luego con más vigor. El mestizo no podía introducirse su pene hasta el fondo de su boca, el Blondie era simplemente demasiado grande, pero se apañó para tomar la mayor parte. Iason sintió un enorme placer por lo que Riki le estaba haciendo, sabía que no sería suficiente como para provocarle un orgasmo, pero se sentía increíblemente bien.

Ser o No Ser (Una Mascota)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora