ღ»Prólogo

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Una aburrida Anna Holt se encontraba sentada en el sofá de su sala de estar

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Una aburrida Anna Holt se encontraba sentada en el sofá de su sala de estar. Miraba la blanca pared que se encontraba al otro lado de la habitación.

Anna, era ese tipo de mujer que se aburría facilmente; lo que la contradecia completamente en lo que se dedicaba, era abogada y trabajaba desde casa, aunque casi nunca llegaban casos, lo que le daba mucho tiempo para relajarse en casa y pasar tiempo junto a sus dos hijas; Hayley y Harley, ambas gemelas.

Hayley era una chica siempre alegre, siempre con una sonrisa en el rostro. Era muy hermosa, a decir verdad, con el cabello castaño por debajo de los hombros y los ojos azules, muy cautivadores a decir verdad. Cuando era pequeña, la gente solía decirle a Anna que, cada vez que miraban los ojos de su pequeña, podían ver su alma, pura.

Harley, por otro lado, solía sonreír siempre, aunque la mayoría del tiempo estuviera triste; lo cierto es que, la chica solía tenerle una gran envidia a su hermana, no solo por sus cultivadores ojos azulados, si no también por su capacidad de verle el lado positivo a todo. Hayley irradiaba felicidad, en cambio, ella no. Por esto, la gente prefería la compañia de Hayley antes que la suya.

Repentinamente, el timbre de la casa sono. La mujer se levantó de golpe, al tiempo que gritaba un sonoro ¡voy!

Cómo estaba en un simple pijama que consistía en una camisa de tirantes y un short para estar en casa, subió las escaleras hacía su habitación y busco una bata, luego, se la puso.

Al abrir la puerta, se encontro con un oficial bajito y regordete, de esos como los que aparecían en algunas películas, que parecía que vivían de las donas y del café.

—Buenos días, señora. —saludó cortésmente el oficial.

—Buenos días. —respondió al saludo la mujer, al tiempo que le sonreía.

—¿Usted es la madre de Hayley Holt? —preguntó el uniformado.

—Sí. ¿Ha ocurrido algo?

—Señora, debo pedirle que me acompañe, en la estación contestarán todas sus preguntas.

La mujer asintió.

—Primero, deme unos minutos para cambiarme. —Está vez, fue el oficial quien tuvo el turno de asentir.

Anna invito a pasar al policía, al tiempo que le sirvió un vaso de agua que el mismo había solicitado.

Subió las escaleras rumbo a su habitación, donde cerro la puerta y siguió con la tarea de arreglarse.

Al terminar y estar completamente decente, tomo su bolso de mano y, junto al oficial, quien resulto tener como apellido Harris, emprendieron su camino rumbo a la estación de policía.

Hayley // El crimen perfecto [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora