01

44 4 6
                                    

Blue

Morir; no es algo tan descabellado después de todo, estamos hechos para morir, nacimos para morir, solo qué hay personas que afirman qué hay algo después de la muerte.

Pero si es que en realidad hay algo luego de dicho suceso, entonces ¿qué caso tiene morir? Las personas mueren por enfermedades, algunas por accidentes, otras incluso adelantan el proceso para hacer todo más rápido, pero si mueren es para acabar con el dolor de algo, porque, en realidad que caso tendría morir si es que en otro momento aspiras a continuar con tu existencia; algunos a los que les he comentado esto me han dicho que para tener una nueva oportunidad, pero ¿oportunidad de qué? Supongo que oportunidad de robar oxígeno por qué al final todos terminaremos muriendo y habrá algún día que no habrá ni un ápice de vida en la Tierra pero mientras tanto aquí estoy yo, en lo más alto de un edificio pensando en la muerte.

¿Es hoy el día? ¿Será mañana? Doy un paso más hacia la orilla y miro los carros y las luces por debajo. Cierro los ojos con fuerza mientras siento la brisa acariciar mi piel, cierro los puños hasta que los nudillos me duelen y aún con los ojos cerrados avanzo un paso más.

Escucho las bocinas de los carros y la música que emana de su interior, escucho las voces de las personas, pero la realidad es que ellos no llegan más que a una simple palabra; "personas" por que en realidad hoy en día ¿quién realmente está vivo? La mayoría vive dentro de una pequeña burbuja llamada internet, comen y respiran internet, pero no son más que eso, por que sus posibilidades de vivir son escasas dentro de esa burbuja.

Escucho algunos locales cerrando sus puertas, pese a tener los ojos cerrados podía percibir como la luz va disminuyendo poco a poco.

Suspiro temblorosamente y dejo que mis manos se relajen un poco, voy soltando los puños hasta que me relajo.

La verdad, empiezo a pensar qué tal vez ya no quedé casi nada de humanidad en nosotros, por que en realidad si tuviéramos un pequeño ápice de humanidad dentro, no haríamos guerras, tampoco habría envidia, ni celos, el enojo podría ser pasajero y no guardaríamos rencor hacia nadie, pero hoy en día quien no vive eso; de eso se trata este mundo ahora supongo, la envidia y los celos nos carcomen por dentro, las guerras existen en todos lados por mínimas que sean, y enojo hay de sobra en el mundo, sin embargo nadie lo entiende, nadie entiende que así solo arruinamos a la sociedad, pero ¿quién soy yo para decirle a la gente que hacer?.

Abro los ojos mientras me separo del borde del edificio y camino hacia atrás.

—Hoy no es el día—susurro para mí misma, saco un cigarrillo de la cajetilla que llevo guardada en mis pantalones y lo prendo con el encendedor que está dentro de mi chaqueta.

Me siento un rato en la orilla mientras el cigarrillo que traigo entre los labios se consume poco a poco mientras le doy caladas largas y pausadas. Luego de terminar mi primero cigarrillo enciendo otro, y luego otro, y así continuamente hasta que la cajetilla se termina y son las tres de la mañana.

Avan

Son las tres de la mañana y no consigo conciliar el sueño, he estado pensando sobre mi futuro y mi vida; al parecer mis padres tienen todo planeado. Iré a estudiar medicina a una universidad importante, y seré exitoso, nada de diversión. Al parecer ya no puedo decidir por mí.

Mañana empiezan las clases en mi último año de escuela, diría que estoy emocionado pero en realidad no lo estoy, por que ya me canse de la misma rutina todos los días, me he cansado de todo, odio mi vida perfecta y me odio a mi.

Mis padres no logran comprender que ya tengo dieciocho y puedo abogar por mi futuro, pero ellos quieren que todo salga perfecto, quieren planear cada segundo de mi vida como si fuera su juguete y ya me harté.

La mayoría diría que mi vida es perfecta; la novia más sexy, capitán del equipo de soccer, los amigos más increíbles, mejores notas en la escuela, tengo dinero y soy guapo, o eso dicen.

Pero ¿saben? Tal vez ya me canse de que todos me digan que hacer, tal vez me canse de que siempre sea la misma rutina y las mismas personas, me he cansado de todo y necesito a alguien que me escuche pero no consigo a quien.

Y así pensando en todo logro quedarme dormido ante mis pensamientos y al parecer ya me canse de la perfección.

Son las seis de la mañana cuando mi teléfono suena indicándome que debo levantarme, la verdad no quiero despertar, quiero dormir para siempre y no abrir los ojos nunca más, pero al final termino levantándome por qué sino mis padres llegarán y me despertaran a la fuerza.

Suelto un gruñido contra la almohada y me levanto lentamente, al parecer el día no es tan bonito como las películas, el cielo es gris y parece que lloverá en cualquier momento.

Me pongo lo primero que encuentro en mi armario, unos jeans negros, camisa de franela blanca y un gorro gris en la cabeza, me pongo los converse y bajo.

Mis padres ya están empezando con su día perfecto, siempre lo mismo, salir temprano, regresar tarde y cuando me hablan solo es para decirme o que no coma con la boca abierta o que debo de tener modales, estoy harto.

Los saludo con un movimiento de cabeza e ignoro qué hay un plato en mi lugar de la mesa. No tengo ganas de comer.

—Avan, siéntate a desayunar, la mesa está servida y ya sabes que odio desperdiciar comida—me dice mi madre lanzándome una mirada de advertencia, ruedo los ojos y me siento.

Como todas las mañanas hay ensalada de frutas con yogurt, siempre el mismo patrón, siempre el mismo desayuno, creo que empiezo a odiar mi desayuno.

Muevo la fruta de un lado a otro, la pico con el tenedor y la suelto, por el rabillo de ojo siento la mirada que me lanza mi padre pero la ignoro.

Al final me como unos cuantos bocados y me excuso diciendo que me siento mal y no tengo hambre, lo último es verdad.

Luego de escuchar los gritos de mi madre y padre, salgo corriendo de la casa con mi mochila y las llaves de la motocicleta.

Me subo a mi moto y recorro el camino de mi casa a la escuela, cuando llego dejo mi moto en la entrada y observó a una chica, cabello negro azabache, no logró verle la cara pero tiene una piel pálida, lleva su pelo ondulado suelto y le llega por arriba de la cintura. Lleva puestos unos jeans negros y una camisa negra.

Hago una mueca de disgusto al verla con un cigarrillo en la mano, pero bueno si ella lo prefiere así y le gusta no opinaré.

Bueno, pues bienvenidos al infierno, o mejor llamado vida de Avan Johnson.

Blue Donde viven las historias. Descúbrelo ahora