No podemos seguir asi

1K 56 6
                                    

Nos estábamos devorando, era algo que simplemente no podíamos controlar. Me agarraba firmemente de las caderas y restregaba su cuerpo contra el mío. Quería separarme, ambos queríamos, pero seguíamos devorando nuestras bocas con fuerza, poco a poco me fui perdiendo en lo que mi cuerpo estaba demandando, me tenía presionada contra la pared... Escuchamos ruidos y rápidamente nos separamos.
-¿David?- Y ahí venía, la persona que más me ama en el mundo.. -Mi amor... Oh, Ara.- Dice en lo que nos encuentra, y me mira de arriba a abajo. Cualquier persona con cuatro dedos de frente sabría en lo que estábamos, pero decidí despistarla un poco. Ella no se merece eso, y lo peor es que lo sé. -Tu marido está exagerando ya, dile que no se preocupe, ¡No hace falta ensayar más el diálogo!- Le sonreí dulcemente a Caro, mientras ponía mi mano en su brazo en señal de simpatía. Ella me regreso una media sonrisa reflejando confusión, y yo seguí sonriendo. Le dirige una mirada rápida a su esposo para luego volver a verme -Bueno, me voy a retocar el peinado un poco, tenemos 5 minutos antes de subir al escenario- Volteé a ver a David, que se encontraba a unos pasos detrás de mi y por supuesto estaba pasmado. Lo ignoré y volví la mirada a su mujer. -Cálmalo un poco, mira nada más como está- rode los ojos en señal de juego y reí un poco, soltando el brazo de ella y dirigiéndome al camerino. Estaba harta de ese estúpido juego, me molestaba que David se comportara así, y me sentía como una tonta por siempre darle entrada a sus arranques de "valentía".
-Sólo se soltaron algunos mechones, nada grave cariño- Dice Dany mientras arregla el ultimo gancho y salgo tomada del brazo por alguien del staff. -Gracias, corazón!- Alcancé a decirle antes de que me llevaran corriendo fuera del camerino. Nos unieron de nuevo a ambos, teníamos que seguir conduciendo; nos dieron los micrófonos nuevamente y nos dejaron solos. -En 30 segundos Ara -Dice el chico de Staff soltando mi brazo y dejándome en posición- David. La música será la señal, la luz los apuntará automáticamente- Nos habla rápidamente y se regresa corriendo por el camino en el que nos trajo.
-Ara, por favor... Tenemos que hablar- Me susurró entre dientes inclinándose un poco hacia mi con un tono asustado. ¿Enserio? -Ahora no David, cálmate...- Le dije sin mirarlo. -Tranquilo, terminemos de trabajar.- Lo mire y le regale una sonrisa tranquilizadora. El me vio confundido, casi paranoico. Quizás mi semblante tan calmado no fue lo que el precisamente necesitaba, pero no tuvo tiempo de reclamarlo. La música sonó y la luz nos apuntó. -¡Esto está impresionante, Miami!- Dije, y el ruido ensordecedor del público me llenó hasta el último poro de piel. -¿Y cómo se la están pasando?- Exclama David, tal cual le dicta el prompter -Yo creo que muy bien,- Respondo -¡Nada más míralos!- La respuesta del público me envolvía, no podía parar de sonreír. -Así es Ara. Y si creen que eso fue todo, ahora es que falta talento por ver David- ¿Qué dijo? No pude evitarlo: Me reí, el pobre estaba leyendo el prompter y leyó su propio nombre. -¿David?- Lo miré exagerando mi expresión- No creo que me parezca mucho a ti, ¿Verdad?- Lo miré con picardía y di una vuelta modelando, el público enloqueció. David rió apenado negando con la cabeza hacia el público y yo sonreí mientras volvía al diálogo ya establecido. -¿Quién subirá ahora al escenario de Premios Tu Mundo, Gaby?
-Definitivamente Ara no tiene nada de David...- Escucho la voz de Gaby mientras los de staff nos llevan a David y a mi de nuevo tras bastidores. Sonrío. David, quien seguía a mi lado, me mira apenado y me aparta bruscamente a un lado del pasillo, tomándome del brazo. -Tenemos que aclarar esto...- Me suelta en un jadeo, golpeando mi cara con su aliento. Está tan cerca de mi que cierro por un instante los ojos. Escucho de nuevo a Caro llamando a su esposo, caminando por el pasillo. David me suelta rápidamente y se endereza. -¿Que pasó allá arriba? ¿Te equivocaste o así estaba?- Pregunta entre preocupada y confundida. -No, no. Así estaba- Me adelanto a decir con una sonrisa mientras tomo del brazo a David. Caro solo me ve de arriba a abajo y suelta un -Ah...- Para luego sonreír de manera forzada. Mira a su marido -Bueno, te quedó bien... Juré que era un error eh? -Le sonríe dulcemente- Y como en los ensayos no lo hicieron...- Le acomoda el cuello del traje y el se separa un poco. -No tiene importancia Caro, quedó bien y ya. Confórmate con eso- Sé que le habla así por la tensión a la que está sometido en este momento, así que decido alejarme e ignorarlos. Aquí no podríamos hablar, y menos con su guardaespaldas predilecta acechando y anticipando cada uno de nuestros pasos. Me siento mal, por el y por mi, pero sobretodo por el. Sé que no podía controlar lo que sentía por mi, pero si el pudiera decidirlo, estoy segura que preferiría seguir deseando a su mujer y no a mi. Ama a su familia y a su matrimonio, y no entiende por qué busca esto en mi. Lo siento tomarme del hombro y rápidamente voltearme. -Escucháme, necesito que hablemos.- Me dice un David muy agitado, mirándome con desespero buscando mi rápida respuesta. Miro por encima de su hombro buscando la rubia cabellera pero no la veo. -Le pedí que buscara agua- Me responde, seguramente al ver la duda en mi rostro. -Aquí no podremos hablar, David.
Mira, lo mejor es que nos veamos en donde me estoy hospedando.- Y así de directa fui. -Ara... Vos sabés que no puedo irme de aquí sin ella...- -Pues vas a tu casa y vienes después. Porque si David, tienes razón. Tenemos que aclarar esto de una vez por todas- Sentencié. El se separó de mi, tratando de procesar (o de planear) todo lo que haría para consolidar esa cita. Pero, por supuesto, su guardaespaldas no le dio tiempo. -Mi amor, tu agua!- Escuchamos al fondo.

El evento siguió transcurriendo de manera normal. Y debo aceptarlo, la mirada constante y suplicante de David llegó a hartarme en un momento de la noche. -Basta- le dije bastante de manera seria enseguida la cámara dejó de enfocarnos en el escenario. Me miró confundido. -Esa cita ni siquiera es por mi. Es por ti, y por ellas... Deja de mirarme así que no soy ninguna desgraciada que pondrá de cabeza tu vida. Solo... ¿Basta si?- Y camine hacia el bastidor, dejándolo atónito en el escenario.

Había terminado el martirio. Me fui al hotel, esperando acabar de una vez por todas este suplicio que había comenzado desde el instante en que nos vimos.

• Casa de David: 01:10 am •

Recosté a las niñas y las observe unos minutos. Jamás podría causarles el dolor de dejarlas sin familia. Me pesaba lo que hacía, y lo que estaba a punto de hacer. Escuche los pasos de Carolina detenidos en el umbral de la puerta, lo que hizo que volteara la mirada. Estaba ahí, recostada del marco de la puerta observándonos con una sonrisa; se la devolví y me levante, caminando hacia su dirección. La abrace y la bese tiernamente, y ella se refugió en mi pecho mientras yo la mecía y recostaba mi barbilla de su cabeza. Miré al cielo. -No puedo...- Me decía a mi mismo mientras la apretaba con más fuerza. La aleje un poco y la miré. -Tengo que salir un momento.- Ella me vio con sus cálidos ojos y me respondió con una media sonrisa, llena de una tenue desilusión. -No tardes, ¿Si?- Respondió en un hilo de voz, sonriendo, para luego darme un tierno beso. -Regresa a nosotras...- me dijo en los labios a la vez que unía su frente con la mía, y sentí su pesar.

Flaqueé un momento, y me odie por hacerle daño. Ella sabía a dónde iría y aún así lo aceptó, tenía la confianza en que yo regresaría, pero ni siquiera ese permiso me daba paz. Lo sé, y lo siento: Ya la había decepcionado.
-Anda, ve.- Se cruzó de brazo recostándose de la puerta que estaba a unos milímetros detrás de ella y sonrió sobando mi brazo. -No llegues muy tarde.-

• Habitación de Aracely: 2:00 am •

Ya me había duchado y cambiado, estaba acostada y arropada hasta el vientre en la cama, tomándome un vaso de café para controlar los temblores de nervios que recorrían cada tanto mi cuerpo. El no vendría, lo sabía. Conociendo al gran cobarde sabría que no lo haría, y siendo honesta, esa idea me tranquilizaba un poco. ¿De qué hablaríamos, además? ¿De su deseo por mi, tan grande que sólo logra disimularlo odiándome? ¿De su estupida estrategia haciéndole creer a la gente que no me tolera sólo para que no le hablen de mí? ¿De cómo enserio me da muy igual su actitud, pero que debo aceptar que ya comienza a dolerme? No puedo creer que ese tonto esté logrando que yo lo odie... Y todo porque no puede afrontar su propio sentir. Dejo el café en la mesa de noche y decido levantarme a mirar por la ventana. -Con una chingada, Chocarro... Terminemos esto de una vez...-

Y escucho los golpes en la puerta.

Deseo ContenidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora