El interior del portal era tal y como Alec lo recordaba, incluso las luces de colores (que él había creído adornos para la fiesta) seguían decorando las paredes y columnas.
Puso una mano en la barandilla por cuyas escaleras se accedía al piso de Magnus y subió tras él. Mientras lo hacía, aprovechó para fijarse mejor en el atuendo del subterráneo; llevaba unos pantalones de aspecto plástico de color verde y una camiseta de lycra cuyo color sería definido por un decorador de interiores como “coral” (pero que Alec, al ser simplemente un cazador de sobras, se limitó a llamar “naranja”). Sus zapatos eran plateados y combinaban con las mechas que el brujo tenía del mismo color.
-Vaya, creo que no me repasaban con la mirada de ese modo desde hacía años –comentó Magnus sin siquiera darse la vuelta y dejar de caminar.
Alec notó cómo sus mejillas se encendían y clavó su vista en el suelo
-Yo no estaba…
El brujo le interrumpió con una risa
-Lo sé; resulta fácil tomarte el pelo. Además –comentó con un deje de sarcasmo-, los cazadores de sombras son puros y caballerosos incluso en la adolescencia, ¿cierto?
-Bueno, yo no diría…
-Lo que me lleva a sentir curiosidad –volvió a interrumpir Magnus- por conocer la reacción de los otros nefilim cuando les contaste que ibas a venir al apartamento de un subterráneo en busca del mejor sexo gay de la Costa Este.
-¿S… sexo?- balbuceó Alec
Habían llegado al descansillo, el brujo abrió la puerta del loft y ambos entraron
-Bueno -dijo encendiendo las luces- no has venido en busca de consejos para tu vestuario, imagino.
La sala que Alec recordaba como casi vacía, lucía ahora un mobiliario lleno de colorines de aspecto más que caro: sofás, estanterías repletas de libros, una mesa con seis sillas y cuadros, cuadros, cuadros y cuadros hasta decir “basta”. Incluso se podría decir que alguien había tomado varias revistas de decoración y comprado todo lo que anunciaban, distribuyendo las cosas indistintamente por el salón y cubriendo gran parte de ellas con retales brillantes. Puede que eso fuera lo que había pasado realmente.
El nefilim se quedó pasmado. Para cuando fue a contestar, Magnus ya no se esperaba una respuesta
-No –murmuró, aún absorto por lo que veía a su alrededor-. No busco... recomendaciones sobre ropa.
El brujo cerró la puerta, haciendo volver a Alec en sí. Se acercó a él sonriendo levemente.
-Bien, ¿quieres tomar algo? -el cazador de sombras negó con la cabeza; sentía la garganta seca, pero no tenía ni pizca de sed- entonces, ponte cómodo.
Se sentó lentamente, como si temiera que algún cojín pudiera explotar si lo hacía con demasiada fuerza y dirigió su mirada a los ojos de gato de Magnus; esta vez sin sentir la vergüenza de antes, solo escalofríos expectantes.
El brujo fue hacia un Alec hipnotizado por su forma de caminar y se puso de cuclillas ante él
-Luego me explicarás tus motivos, jovencito- musitó acercando su boca a la de él. Antes de que el nefilim pudiera preguntarse el significado de aquella frase, su cuerpo le traicionó y se lanzó sobre los labios de Magnus, que ya estaban a milímetros de los suyos.
-------------------------------------------------------------Ohhh se viene lo bueno 😛
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La primera de muchas
FanfictionAlec un Shadowhunter y Magnus El Gran Brujo de Brooklyn una gran amor descontroladamente hermoso y perfecto. ¿Alec se animara a tocar la puerta?