EL PRIMER VALS

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[NOTA: Hay un cambio significativo en este capítulo, que va a dictar la dirección de la historia. Así que si habías leído este capítulo antes, te recomiendo hacerlo de nuevo]


La voz de Kuro hacía eco en sus oídos mientras sus párpados se volvían cada vez más y más pesados. Bokuto Koutaro odiaba madrugar, y más si se trataba de un lunes; pero apreciaba mucho sus amistades.

—¿Oya? — Al oír la típica expresión de su amigo, Bokuto abrió los ojos de par en par en un segundo y encontró el rostro sonriente de su colega en la pantalla.

Bruder, ¿estás bien? —preguntó Tetsurou con cierto tono de malicia. Sabía que en Japón eran tan solo las 7 de la mañana, pero era la única hora en la que podía hablar con Bokuto. La noche era el único momento del día en el que Kuro estaba libre en Alemania.

—Sí —contestó para bostezar después —, simplemente no he pegado ojo en toda la noche — Kuro apoyó los codos bruscamente en la mesa y descansó la cabeza entre sus manos.

—Cuéntame acerca de eso —comentó sonriendo con perversión —, ¿alguna causante de esa noche de insomnio?

—Que yo sepa, el perro del señor Hiroki no ha ladrado mucho esta noche —dijo el joven estirando los brazos. Bokuto estaba demasiado soñoliento como para entender el mensaje indecente que Kuuro trataba de transmitirle.

—Vaya —Kuuro se recostó sobre la incómoda silla de estudio en la que se encontraba y volvió a acercarse a la cámara —. Bokuto, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que no sales con nadie que no sea la señora Zen? — Koutaro frunció el ceño al oír el nombre de aquella señora tan molesta.

—¡Yo no salgo con esa malvada víbora!

—¿No? — Una sonrisa ladina apareció en los labios del moreno.

—¡No! ¡Y deja de sonreír así, das miedo! —exclamó Bokuto, despertándose por completo — . Además, ya no tengo que bailar más con esa arpía —comentó con una sonrisa triunfante.

—Vaya, ¿ya las asustado?— preguntó divertido por la cara de su amigo. Sabía perfectamente la situación en la que se encontraba Koutaro en esas clases.

Todavía tenía en mente la carcajada que su amigo soltó cuando se enteró de que sería uno de los padrinos de boda de Atsumu Miya. Pero recordaba aún mejor, la risa de hiena despavorida que le causó saber que se había apuntado a clases de baile europeo para poder ligar en la boda. Según Bokuto, Atsumu le había comentado que era una técnica infalible para poder coquetear con las jóvenes estadounidenses que acudirían a la boda. Y Kuro, bendecía al colocador de los Black Jackals por ello. 

—¡Yo no he asustado a nadie! ¡Ella se ha marchado por patas! — respondió Bokuto dando un golpe en la mesa. En parte, eso era cierto. Desde un primer momento, la señora Zen había sido como una piedra en el zapato para Bokuto —y viceversa—. Él mismo sabía lo difícil que era soportar a alguien como él, pero se merecía un mínimo de paciencia. Siempre andaban intercambiando indirectas algo directas, pero nunca habían gritado a los cuatro vientos lo mucho que se odiaban. El día que la mujer comenzó a chillar y se dió por vencida en el curso, Koutaro se sintió como la triple entente al ganar la primera guerra mundial.

—Si tú lo dices...— comentó Kuroo mientras bostezaba y elevaba los brazos para estirarse —.Bueno bru, siento decirte que necesito dormir ya. Mañana tengo examen de química y la única cara que necesito recordar es la de Mendeléyev, no la tuya.

— No sabes lo que dices. ¡Mi abuela siempre me dice que soy muy guapo!

— Lo que sea, Eule. Dale suerte a tu nueva compañera de baile, porque la va a necesitar.

EL OCTAVO VALS | BOKUAKA | HAIKYUU!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora