Capitulo 1

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Emma había tenido un largo día, después de tres operaciones a corazón abierto seguidas, lo único que necesitaba era sentarse. Pero eso no pasaría

Los paramédicos venían entrando a toda velocidad empujando una camilla con un hombre sobre ella. Emma corrió hacia la sala de trauma donde habían puesto al hombre

—Hombre de 34 años atropellado, por lo menos 6 costillas rotas, golpe en el cráneo e inflamación en el abdomen, posible hemorragia — Dijo uno de los paramédicos

Emma se abrió paso entre el equipo médico y tomo su estetoscopio poniéndolo sobre el corazón del paciente. Trato de aislar el ruido y escuchar con atención

—Los latidos son débiles — Dijo ella — Necesitan comenzar a operar ahora mismo o no resistirá. Sus signos vitales son muy bajos

—Llévenlo al quirófano 4 y llamen a Gold, voy a necesitar ayuda — Ordeno Killian, uno de los cirujanos del hospital — Te llamare si te necesito Swan

—Está bien, procura mucho el ritmo de sus latidos, creo que sufre de arritmia

Killian solo asintió y salió corriendo detrás de la camilla. Emma volvió a colocar el estetoscopio en su cuello y salió de la sala

—Disculpe, doctora... — Emma giro hacia la mujer que le hablaba — ¿Sabe algo sobre el hombre que se acaban de llevar

La mujer tenía sangre en el rostro, en las manos y en su blusa. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y su cabello lucia alborotado

—¿Es familiar suyo? — Pregunto Emma

—Es mi prometido

—Lo llevaran a cirugía, necesita una intervención urgente... Le avisaran cuando la operación termine

—Gracias — Dijo la mujer en un susurro

Emma asintió y dio media vuelta, después de avanzar dos pasos se detuvo y volteo otra vez hacia la mujer quien estaba temblando sentada en una silla

—¿Necesita ayuda?

La mujer levanto la vista para mirar a Emma y negó con la cabeza

—No, yo estoy bien

—Vamos, déjeme ayudarla — Emma se acerco a ella y la tomo del brazo — Le ayudare a limpiarse

Las dos mujeres caminaron hasta una habitación amplia y con sillones cómodos.

—Iré a buscar algunas toallitas húmedas... Siéntese por favor — Emma camino al baño y la mujer se sentó cuidadosamente en uno de los sofás

Emma camino hacia ella y se sentó frente a ella en la mesa de centro

—¿Esta lastimada?

—No... no es mi sangre

—Soy Emma... Emma Swan

—Regina Mills

Emma le dio una toallita a Regina para que se limpiara las manos y tomo otra para ayudarle a limpiar su cara

—¿Segura que estas bien?

—Si, a mí no me pasó nada — Respondió Regina tallándose las manos con la toallita

Emma comenzó a pasar con delicadeza la toallita por las mejillas de Regina. Su cabello oscuro le caía por la cara y sus ojos cafés estaban rojos de tanto llorar

—Fue mi culpa

—¿De qué hablas? — Pregunto Emma confundida

—Estábamos discutiendo, el me agarro del brazo y me estaba lastimando. Yo lo empuje y le grite que se fuera y me dejara sola. Robín comenzó a caminar y no vio al auto que venía... — Los ojos de Regina comenzaron a llenarse de lagrimas otra vez y su cuerpo comenzó a temblar — Fue mi culpa

—Claro que no fue tu culpa — Emma le seco las lagrimas y comenzó a buscar los ojos de la morena — Tu no lo atropellaste, el cruzo la calle distraído y eso fue lo que paso

Regina seguía llorando desconsoladamente, Emma la rodeo con sus brazos y dejo que la cabeza de la mujer se recargara en su hombro.

Era increíble la empatía que Emma había desarrollado por aquella mujer. Eran extrañas, segundos atrás solo era otra persona más en el hospital y ahora la abrazaba tratando de consolarla. A pesar del olor de sangre, podía sentir el olor a vainilla del perfume de Regina.

Emma era una persona que no mostraba sus sentimientos muy a menudo, el mundo de la medicina era duro y frio y ahí los sentimientos no servían, había aprendido a dejarlos de lado hace mucho, pero aquella morena que se veía tan débil y asustada había ablandado su corazón por lo menos un poco aquella noche.

—Perdón por esto — Se disculpó Regina separándose lentamente de Emma — Es que estoy muy alterada

—Está bien. No tienes porque disculparte

Doctora Swan, favor de presentarse en la sala de espera

Esa soy yo — Dijo Emma señalando al techo — Volveré a buscarte cuando tenga noticias... Puedes quedarte aquí, si quieres

—Gracias — Regina trato de sonreír

Emma se alejó rápidamente y Regina se paso las manos por la cara dando un gran suspiro. Estaba tan inquieta, quería saber si Robín está bien, se sentía culpable, las manos le temblaban y quería llorar hasta dormir, pero no podía hacerlo. Por alguna extraña razón la presencia de aquella doctora la había tranquilizado, le había dado un pequeño momento de paz sintiendo que alguien estaba a su lado y la apoyaba, por qué lo había hecho era un misterio, pero se lo agradecía.

Regina decidió ir a la sala de espera y sentarse ahí hasta tener noticias de su prometido, necesitaba agua o tal vez una taza de café. Las personas se le quedaban viendo sin disimular y algunas de ellas hasta hacían una mueca de desagrado, pero ella no pensaba moverse del lugar hasta que tuviera noticias de Robin.

Cuando miro hacia el escritorio de las enfermeras ahí estaba la doctora Swan hablando con uno de sus colegas, un hombre de cabello corto color negro, alto y muy apuesto. La doctora le dedico una mirada a Regina, no podía distinguir si era lastima, compasión o preocupación. Segundos después Emma estaba caminando hasta ella

—Su prometido ya salió de cirugía — dijo ella — Esta en terapia intensiva y lo tendrán ahí toda la noche. Este estable pero lo tienen que tener vigilado

—¿Puedo verlo? — Pregunto Regina levantándose de la silla

—En estos momentos no... Pero le recomiendo que regrese a casa y se dé un baño y descansé. Él está en buenas manos

—No gracias, prefiero quedarme aquí hasta que despierte

—En ese caso, permítame prestarle una blusa para que se cambie. No creo que quiera estar por aquí con la ropa llena de sangre.

Regina asintió y siguió a Emma hasta la sala donde los doctores guardaban sus pertenencias. Emma tomo su bolso y saco una blusa gris de algodón y se la dio a la morena

—Gracias — Respondió ella. Camino hasta el balo y se cambió rápidamente

Cuando salió del baño Emma se dio cuenta de que la blusa era grande para ella. Tenía un cuerpo pequeño y delicado. Emma era delgada, pero Gia lo era más

—Creo que es muy grande

—Es perfecta — Comento Regina — Doctora, ¿Por qué hace esto?

—Llámame Emma... Y lo hago porque si estuviera en la misma situación me gustaría que alguien fuera bueno conmigo — Estaba diciendo la verdad, pero también lo hacía porque causaba algo en ella, un instinto por protejerla.

—¿Así que es cuestión de creer en el Karma?

—Es cuestión de principios

—Gracias — Era la primera vez que Regina sonreía en todo el día

Emma le sonrió de vuelta y las dos caminaron juntas a la sala de espera

—Si necesitas algo, dímelo — Emma dio media vuelta y comenzó a caminar

Regina la observo como si no quisiera que se fuera, pero no se atrevía a decir nada

¿Qué era lo que había enesa mujer que la hacía sentir tan tranquila?    

How long will I love you - Swan QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora