ETAPA 4 - "No lo creas"

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Tamara descansaba en su propia cama, flotando entre la consciencia y el mundo de los sueños. Cansada de la estresante situación de las últimas semanas, saber que todo pudo ser un invento de su imaginación era demasiado. Su realidad fue trastocada a fondo. Giró por quinta vez en su cama, quedando frente al reloj digital de su buró, la hora marcada: 03:22 a.m.

Se quedó mirando el reloj fijamente, esperando el cambio de los números. Una larga garra negra tamborileaba sobre el aparato de plástico, marcando algo parecido al tic-tac del reloj. Y los gritos se desataron.

Tamara saltó de la cama, cayendo al suelo con fuerza. La criatura arrastrándose poco a poco hacia ella, acechando a su presa. Los gritos seguían, pero no provenían de su persona. Un montón de rostros torturados la miraban desde las paredes de su habitación.

—¡Basta! — exclamó, prácticamente suplicando para que pararan.

Se llevó ambas manos a sus oídos para callar los alaridos, cerrando los ojos, como si eso evitara que todo fuera real. Algo parecido a unas garras haló sus tobillos, arrastrándola por la habitación. Todo parecía ocurrir en ese momento, los lamentos provenientes de las paredes, la creciente claustrofobia que aumentando a cada momento... y despertó. Totalmente bañada en sudor, su rostro manchado de lágrimas y la respiración agitada. Revolvió las cobijas, solo para darse cuenta de que no había ni un solo rasguño marcaba su piel. El reloj seguía marcando la misma hora que en su pesadilla. Volvió a acotarse en la cama agotada por la situación, aparentemente imaginaria, en la que vivía.

Las pesadillas, las visiones, el libro... todo siempre a la misma hora. Esos rasguños que la acompañaron por días y no la dejaban olvidar quién los provocó. Cada vez se convencía más de su cordura, o la falta de esta.

Notó un ligero movimiento justo a su lado. Por el rabillo del ojo divisó una figura, recostada perfectamente en su cama. Salió tan rápido de su cama que las sabanas se enredaron en sus piernas haciéndole caer. No pudo gritar al atragantarse con su propia saliva. La criatura sonreía, sus garras relucientes sobresalían contra el tono rosa pálido del cubrecama. Aunque, eso no fue la causa que impidiera su grito.

Su rostro, el rostro de la criatura, lucían prácticamente igual. Las manos de Tamara dolieron, como si alguien le arrancase las uñas de raíz. Fijó su vista hacia abajo, abriendo aún más los ojos de puro asombro. Sus uñas crecieron, puntiagudas y afiladas, volviéndose negras a cada segundo.

Unos pies oscuros y descuidados se posaron frente a ella. Sin embargo, Tamara no levanto la mirada, temiendo lo que fuera a encontrar.

—Cada vez menos. — pronunció una voz muy parecida a la suya, mientras tiraba de su cabello hacia atrás para que le mirara.

Un atronador dolor de cabeza la hizo gritar al fin, su vista nublándose. De fondo, los lamentos seguían y seguían, sin intenciones de detenerse. 


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¡Lo logré! Juro que hice mi mejor esfuerzo, incluso iba a agregar unas imágenes de Pinterest, pero la versión web anda poco cooperativa. Me fui de día de campo durante dos días y ¡boom! un montón de notificaciones, además, creí que había terminado el capítulo y no fue así xD. Así que, si adivinan, tampoco se exactamente el rumbo de la historia. Ya veremos como va la historia. Recuerden, que aún si avanzar a la siguiente ronda, continuaré con este relato. Probablemente cambiando varias cosas en el proceso ;)

03:22 - Hora de Dormir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora