ETAPA 1 - "No es un sueño"

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El reloj digital marcaba las 03:22 de la madrugada.

Tamara volvió a despertar, por cuarta vez en la semana, exactamente a la misma hora. No entendía por qué. Cuando dormía, era del tipo de persona con un sueño profundo. Difícilmente se levantaba por las mañanas, no sin antes retrasar su alarma cinco veces seguidas. Pero en los últimos días, esos simples números de color rojo en la pantalla de su despertador la hacían levantarse al primer intento.

Tomando una profunda inhalación, decidió probar el remedio que su madre solía utilizar cuando era una niña: leche tibia con miel. Encendió la luz del pasillo al salir de su recámara y se dirigió soñolienta a la cocina. Ni siquiera se molestó en encender la estufa, colocó la taza de porcelana dentro del microondas.

Bebió un sorbo de la mezcla, antes de regresar a la habitación con taza en mano. El ambiente, extrañamente silencioso, le resultó extraño. Al vivir en un departamento, el ruido era parte de la vida diaria. Sin embargo, poca atención le prestó al asunto, estaba totalmente enfocada en volver a dormir.

Pero eso no pudo suceder.

La taza resbaló de su mano en un jadeo, se vio. Literalmente. Ella yacía recostada en su cama y el reloj seguía marcando la misma hora que cuando fue a la cocina. Aunque, ese perturbador hecho no fue lo que le impidió moverse de su lugar. El escalofrió que sacudió su cuerpo la puso a sudar frío, el ambiente pesado se sentía entre estar adormilado y en una pesadilla, pensar sin poder hablar, queriendo encontrar una respuesta sin antes pensar en la pregunta. Intentando recordar las oraciones que repitió en su primera comunión, sin obtener resultados.

Una figura con forma de hombre se erguía al lado de su yo dormida. La silueta negra era todo lo que podía ver, sin facciones... solo distinguía unas notorias garras de negras en lugar de manos comunes. El gruñido de la criatura la sobresalto. Tamara temblaba sin lograr evitarlo.

La silueta deslizó una de sus largas uñas por el antebrazo de su contraparte dormida. Un conocido ardor la sacó de sus cavilaciones, un rasguño en su antebrazo derecho la hizo marearse, siendo como ultima visión aquella criatura estirando sus garras hacia ella.


Tamara se levantó bañada en sudor, con lágrimas manchando su rostro y respirando agitadamente. Ese sueño había sido demasiado real, pensó para sí.

—Fue solo una pesadilla. — se dijo a sí misma en voz baja.

Estiró el brazo derecho para alcanzar el reloj de la mesita de noche, quedándose boquiabierta en el proceso.

Su antebrazo lucía un rasguño reciente con sangre aun fresca, y su reloj todavía marcaba las 03:22 de la madrugada.


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Primera vez escribiendo algo de terror, ¿que les pareció? ¿Bueno? ¿Malo? ¿Regular? Deben saber que esto es basado en una experiencia muy personal, que se irá revelando al pasar los capítulos... porque independientemente, de si me descalifican del reto organizado por parte de TerrorES, continuaré con el relato. Me gustaría que le dieran una oportunidad, como a las otras historias que he escrito. Ya saben, soy una fanática del género. A veces hay que arriesgarse.  

¡Saluditos! <3 



03:22 - Hora de Dormir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora