30.- ¿Calma?

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Nathaniel llegó a su departamento acompañado de sus tres amigos, Kentin y Armin los observaron.

-¿Qué ocurrió?- preguntó el castaño.

Nathaniel caminó a su habitación sin decir nada, dio un portazo.

-Castiel es un idiota... - Habló Alexy.

-Deberíamos irnos... Mañana le ayudaremos a terminar esto.- Habló Lysandro que por primera vez en mucho, se veía afectado.

Armin se acercó a él y lo tomó de la mano.

-Yo me quedo...No es buena idea que esté solo.- Habló Alexy.

Nadie se negó y nadie más se ofreció a quedar.

Cuando todos se fueron, Nathaniel salió, observó sorprendido a Alexy.

Este, por su parte, al ver al rubio su corazón se partió.

Nathaniel estaba llorando.

Se acercaron sin decir nada y el peliazul abrazó al delegado.

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Castiel entró tambaleándose a su casa en la madrugada, ignoró a demonio y caminó a la cocina para buscar una cerveza.

En la mesa, observó una guitarra eléctrica nueva, con un moño y una carta. La abrió algo inseguro.

*Castiel, no entiendo que te ocurre esta última semana y se que no eres de hablar... Así que espero esto te ayude un poco... Tu guitarra ya está muy vieja. (No vayas a enojarte.) Y otra cosa... Te amo. Si, acordamos no decirlo nunca, pero ahora necesitaba hacertelo saber de todas las maneras posibles.
Si decides hablar... Me tranquilizaría mucho, y si no, te apoyaré en lo que pueda.
Att: Nathaniel. *

El pelirrojo sintió como todo dentro de él se hacía trizas.

Se dejó caer en el suelo.

-Soy un idiota...

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Una semana pasó desde el incidente en el bar. Castiel no había asistido un solo día al instituto y el chisme de que Debrah se lo había llevado dejando al delegado tirado, corrió rápido.

El rubio caminaba por el pasillo con pesadez, llevaba el dinero de la cafetería y el periódico a la directora, estaba completo, claro.

Abrió la puerta de la dirección y se encontró con la directora hablando con los padres de Castiel.

-Nathaniel, no es propio entrar sin llamar a la puerta.

-L-Lo siento.- bajó la mirada.-Le traje el dinero...

-¡Claro!- la directora le indicó que se lo diera, el chico caminó, sentía la mirada de los dos padres, sabían que era el ex amigo de Castiel a quien el pelirrojo había golpeado por Debrah. Pero no sabían lo que había pasado estos meses.

-Gracias. Te puedes retirar.

-Si, permiso.

Salió sin más. Suspiró y empezó a caminar lentamente, no tenia ganas de nada, ni de vivir.

-¡Nathaniel!- volteó algo desconcertado y observó a la señora pelirroja caminando hacia él.

-¿N-Necesita algo?

-Solo darte la gracias... Castiel me contó de ti, de que lo ayudaste en la escuela y noté que le ayudó mucho como persona el volver a juntarse contigo... Lo muestra el que me haya contado algo, se me hizo raro pero fue muy lindo... Bueno, gracias.

El rubio bajó la mirada intentando soportar las lágrimas.

-D-De nada...

-No entiendo que pasó... Y Castiel no me lo diría en mil años, pero se le ve triste... Aunque intente disimularlo con esta idiotez de irse.

-¿Cuándo se va?

-El lunes.

Nathaniel asintió.

-Permiso.

Caminó sin esperar respuesta hasta que llegó a la sala de delegados. Cerró y dejó las lágrimas salir.

-Eres un idiota Castiel, un idiota...

Y ahí acababa su historia, Castiel se iría, lo olvidaría... Lo peor era que por más que el delegado intentara enojarse, solo podía desearle felicidad al pelirrojo, solo quería que todo le saliera bien aunque haya decidido hacerlo a un lado para eso.

El tenía claro que podía seguir sin Castiel, tenia un futuro prometedor, pero nada importaba si el pelirrojo se iba... Nada le daba sentido a la existencia del delegado, todo estaba vacío sin esa sonrisa burlona esperándolo al final del día.

Nada tenía sentido, sin Castiel.

Inesperado Control [ Castiel x Nathaniel ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora