CAPÍTULO 3: ¿Qué haces?

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El reloj marcaba las 3 de la mañana y sus párpados aún no sucumbían ante el sueño. La noche se tornó más fría y la habitación era aún más oscura que el exterior. Las escasas luces de la ciudad que traspasaban por la ventana lo iluminaban mientras se acostaba sobre la cama intentando dormir otra vez. Sus orbes azules miraban la nada y su mente se abandonaba en un trance de pensamientos vacíos, blancos como el cuarto de aquel hospital donde ahora residía aquel hombre sin pasado.

A su lado yacía sobre la mesa una laptop con la cual llegó a contactar con Natasha informándole lo sucedido y a su vez pidiéndole que haga el esfuerzo de volver a Nueva York junto con los Ex-Vengadores. Su respuesta fue casi inmediata y prometió darle las novedades en la mañana.

Sabía que en unas horas debía volver a presentarse como alguien nuevo, pero tampoco es que lo haya hecho antes.

La primera vez que lo vio y le dirigió la palabra no fue la ideal presentación que imaginó ya que Tony sabía quién era. De hecho, casi todo el mundo ha escuchado sobre el Capitán América y sus hazañas logradas en el pasado, y el hijo de Howard no sería la excepción, sin mencionar que él se adelantaba a todo y en todo.

¿Por qué me intimida presentarme ante Tony?", pensaba el rubio mirando el techo de la habitación. "Sólo le diré quién soy, no es complicado".

Entonces cayó en cuenta del porqué de su inseguridad: era su conciencia. Sabía lo que le había hecho y eso no lo dejaba en paz. Quizás esta sea su oportunidad de remediar sus errores y recuperar su confianza.

"¿Y si nunca llega a recordar? ¿Si olvida por completo lo que en algún momento fue? ¿Sería diferente a lo que era o mantendría viva su naturaleza? ¿Será el mismo Tony o alguien nuevo?", eran tantas preguntas que giraban en torno a una persona y su destino que ya no estaba seguro de nada.

Estaba pensándolo demasiado y ya era muy tarde. Vio por la ventana las luces de la ciudad que nunca descansa, resopló sintiéndose cansado y cerró los ojos dejando que sus pensamientos lo abrumaran hasta que no quede nada, lo último que paso por su mente aquella noche antes de sumirse en un profundo y oscuro sueño fue el recuerdo de esos ojos cafés claro que vería al amanecer.

Nada cambiaba en la ciudad, seguía el frío intenso en las calles de Nueva York y algunos transeúntes aún deambulaban por las aceras alejadas.

Todo parecía tan tranquilo que nadie notaba, ni por mera coincidencia la pequeña luz amarilla que titilaba en uno de los callejones. No había focos encendidos ni gente alrededor del lugar, solo una silueta con una luz.

"Lo encontré jefe, está en un hospital en Nueva York", se oía una voz en medio de la oscuridad, "Sus instrucciones, señor... ... Entendido", respondió a una orden, dio un último vistazo al edificio para luego escapar del lugar sin ser visto.

El destello dejo de brillar.

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La mañana empezó temprano otra vez, sus ojos se abrieron lentamente acostumbrándose al brillo del alba. Su celular marcaba las 6:30 am y un icono en la pantalla le indicaba que recibió un mensaje de texto.

"Nath", pensó mientras leía. El texto decía que revisara su bandeja de correo y sin más abrió la laptop y buscó el mensaje completo.

"Steve, contacté con el equipo, pero como comprenderás no todos pueden darse el lujo de exponerse. Clint dijo que iría conmigo, Bruce milagrosamente me contestó y acepto ir por su cuenta. No puedo contactar con Thor, pero le pedí a Jane que le avise cuando lo vea. Wanda no tiene intenciones de salir de su apartamento, y tanto Samuel como Scott no quieren involucrarse, creo que es mejor así. T-challa no puede dejar su país por el momento, pero dijo que estará atento a lo que necesitemos. Lo más probable es que llegaremos todos a las dos de la tarde. Nos vemos. -NR".

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