Capítulo 1

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Todo empezó cuando él tenía catorce años. Mientras sus compañeros de clase estaban flipando con las chicas lindas de su clase, él no lo estaba. Él miraba al chico guapo de brillantes ojos verdes.

No estaba seguro de lo que eso significaba. Sabía lo que era ser gay, pero no sabía que eso era como ser gay. No sabía cómo manejar esas emociones, así que las atrapó y encerró lejos. Ahora él estaba allí, enfrentándose al profundo conflicto mientras miraba al chico de magnificos ojos azules desde el fondo de su clase. El chico tenía unos ojos tan profundos que Max podría ahogarse en ellos. Ojos que sentía que podrían exponer su secreto más profundo, a pesar de que esos ojos pertenecían a un chico, que no era el más brillante.

Max giró la cabeza cuando vio que se giraba y miraba a su alrededor, buscando a quien sentía que lo miraba fijamente.

Max se maldijo en voz baja mientras sonaba la campana, agarrando su mochila y corriendo, luchando consigo mismo a la vez que doblaba la esquina para entrar en el baño de chicos. Se miro al espejo, sintiéndose internamente perdiendo la guerra que estaba luchando.

No podía salir del armario, ni ahora ni nunca. Su familia nunca lo miraría igual, nunca lo tratarían igual. Gran parte del tiempo trataban a su hijo mayor como si fuese frágil y delicado. Y a pesar que Max no se preocupaba por los otros chicos de su escuela, no se encargaría de los rumores, no se encargaría de las miradas, y ciertamente no se encargaría de ningun tipo de situación en el baño; muchas personas parecen pensar que sólo porque alguien es gay, es automáticamente ese tipo de persona y que trataría de llegar a algo con ellos sin importar qué, eso no era verdad.

Necesitaba hablar con alguien sobre esto. No podía hablar con sus padres, no necesitaba ese tipo de estrés todavía. No podía hablar con Phoebe, se lo diría a Cherry y entonces todo el mundo lo sabría. No, tenía que hablar con su socio de confianza, el único que odiaba a todo el mundo lo suficiente como para mantenerlo en secreto.

Así es como Max se encontró horas más tarde, contandole todos sus secretos al conejo que tenía enfrente.

- No sé qué hacer Colosso.- Dijo Max con un suspiro, pasándose la mano por la cara.- Podría decirle, pero ¿y si... y si eso arruina nuestra amistad? y ni siquiera puedo de irle a mamá y papá. Ellos lo aceptarían, pero no son el tipo de personas que solo lo dejan ir, comenzarían con todo todo esto, y eso no es lo que quiero.

- No sé qué decirte de esto, Max. Creo que deberías pensar mucho en esto antes de tomar desiciones precipitadas, quiero decir, ¿quién sabía que saldrías del armario a los diecisiete?

- ¿Quieres bajar la voz?- Max siseó con furia, mirando alrededor de su habitación vacía.- No necesito que nadie escuche esto, ¿vale? No ahora, ni mañana tampoco.- Nego con la cabeza, llevandose la mano a la barbilla.

- Simplemente no sé qué hacer.

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Había pasado un mes desde aquel día y Max no se lo había contado a nadie. Esta noche era la noche que planeaba contarle a su familia y todo lo que podía hacer era esperar que no saltaran sobre él con todo su apoyo y el amor de mierda. No podría lidiar con eso. No ahora.

Estaban sentados, cenando spaghetti con salsa roja, era uno de los platos favoritos de su padre. Hasta el momento la noche iba bien y Max dejó caer la bomba.

- Tengo que decirles algo.- Dijo nerviosamente. Él nunca estaba nervioso, necesitaba acabar con esto.

- ¿Qué pasa, cariño?- Preguntó Barb, sin prestarle mucha atención cuando empezó a enrollar sus fideos al rededor de su tenedor.

-Soy gay.

El tenedor cayó al suelo, toda su familia extrañamente silenciosa, mirándolo como si fuera una atracción de circo. A Max no le gustaban sus miradas, se sentía atrapado. Sabía que no debería haber hecho esto.

- ¿Eres... qué?- preguntó Hank, mirando fijamente a su hijo, sorprendido, con las cejas fruncidas en confusión.

- Gay, papá, soy gay.

- ¡Oh, cariño, estoy tan contenta de que nos lo digas!- Barb se levantó, ignorando completamente su comida mientras corría hacia su hijo, envolviéndolo en un fuerte abrazo.

Max se sintío sofocado en ese abrazo, se alejó un poco de su madre antes de acariciarla torpemente.- Gracias, mamá.

- ¿Qué es gay?- preguntó Billy.

Barb y Hank entuvieron la siguiente media hora explicandoselo a él y a Nora.

Max se sentó en un taburete, jugando con sus pulgares mientras miraba hacia la barra. Sintío una presencia a su lado y alzó la vista para ver a Phoebe mirándolo fijamente.

- ¿Puedo ayudarte?- preguntó con brusquedad, mirando hacia abajo, a sus manos.

-Estaba esperando que salieras, lo he sabido desde que teníamos catorce años.

Max levantó brudcamente la cabeza hacia su hermana melliza, con una expresión de shock en los ojos.- ¿Qué tú qué?

- Que lo he sabido.- Dijo de nuevo. Su voz era indiferente, encogiéndose de hombros mientras se quitaba parte del pelo hombro.- Era muy obvio. Estabas muy enamorado de ese chico, no recuerdo su nombre, pero recuedo que tenía ojos verdes. Durante dias desde que lo conociste, todo lo que hacias era tramar planes para conseguir que el chico con lindos ojos verdes se fijara en ti.- Max no dijo nada, pero pensó en el recuerdo, encogiéndose de hombros.- Sabes que esto no cambiara nada, ¿cierto? La única diferencia es que cuando vaya al centro comercial, puedes venir conmigo y podemos ir a ver chicos juntos!

- Si, eso no va a suceder, Dweeby.
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Otro mes después, Max estaba tratando de encontrar el coraje para decirle al chico de magnificos ojos azules sus sentimientos. Estaban practicando algo de música nueva, sólo ellos dos. Max había bajado su guitarra, obsevando cómo el otro bajaba la suya también.

El chico de ojos azules tomó un sorbo de agua, tragándolo y dejándo la botella. Él miró fijamente a Max de forma extraña mientras Max le daba esa... mirada.

- ¿Estás bien, tio? ¡Necesitas tomar un des-hmph!

Le cortaron los suaves labios que envolvían los suyos en un beso apasionado, las manos de Max en las mejillas del ojiazul.

El chico de ojos azules estaba sorprendido, pero en ese momento..., en ese momento le estaba devolviendo el beso, este fue con fervor, con necesidad. Y de repente, estaba feliz de haber cerrado la puerta con seguro como Max le habia dicho que hiciera.

El par se mantuvo así un poco, finalmente separándose con los labios hinchados, los ojos azules del chico de hermosos ojos azules bajaron la mirada.

Max se mordió el labio, preguntándose si había arruinado su oportunidad.

-Yo... no sé qué decir.- Dijo el chico de ojos azules finalmente, mirando a Max.

- Pues no digas nada... tan solo bésame de nuevo.

Pretty Blue Eyes (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora