El Anticristo (Libro #2)

CUATRO

[2 semanas después]

—Luke —Gemía Tom mientras rasguñaba la piel de su compañero, quien lo penetraba de manera salvaje contra aquel cómodo colchón de un motel de lujo muy alejado de la zona habitada del pueblo.

Tom podía jurar ver estrellas y constelaciones desconocidas cada vez que Luke golpeaba su próstata llevándolo así a la cima de su clímax, explícito y placentero, sintió el cielo entre sus dedos por un momento antes de caer en la suavidad de aquella cama, mientras Luke llenaba el pequeño molde de látex y gruñía sobre su oído.

Luke amaba la forma en la que las paredes de Tom parecían querer ahogar su miembro cuando el pequeño llegaba a su máximo.

Muy despacio y soltando un jadeo, salió del interior del menor, quitando con cuidado el condón y tirándolo en el basurero de la habitación.

—Voy a tomar una ducha

Tom de verdad no entendía como el mayor podía tener sexo y después tomar una ducha como si fuera común, él solo quería enredarse en las sábanas frías y dormir, estaba totalmente cansado y sabía que si intentaba caminar sus piernas le fallarían.

El reloj del mueble a su lado marcaba las siete de la tarde, hace algunas horas que habían llegado, le había dicho a su padre que se quedaría con Nathaniel, y a Nathaniel le pidió ayuda diciéndole que se quedaría con un chico que había conocido en la iglesia, así que tenía todo cubierto.

Esperó al menos cinco minutos para que su cuerpo regresase un poco en si, sus piernas estaban entumecidas, sus dedos dolían de tanta presión que había hecho sobre la carne de su amado, su espalda necesitaba estirarse de inmediato, sentía la pesadez en sus párpados y casi sentía a Luke aún dentro de él con sus piernas temblorosas, su entrada palpitaba y ardía, goteando el lubricante con el que Luke lo había preparado.

Aún no podía creer como aquel chico lo hacía caer tan bajo con solo unas caricias y palabras correctas.

Su padre le había dicho más de una vez que debía de llegar virgen al matrimonio, que el "hacer el amor" era solo cuando querían procrear, que Dios no perdonaba a los lujuriosos que solo hacían el acto por placer, pero desde el momento que Luke le quitó la virginidad en una habitación del mismo hotel no pudo negar que el mayor sabía muy bien qué hacer con sus atributos.

De tan solo recordarlo su entrada se contraía y palpitaba, quería de nuevo al mayor, su miembro recibía descargas de placer, sin pensarlo mucho, abandonó la comodidad de aquella cama y caminó hasta el baño donde, anteriormente, había entrado el
mayor.

...

[Dos días después]

La relación que tenía con el mayor era una locura, no sabía si eran formales, pero Luke había golpeado a un chico por querer besarme, Luke me jaló por toda la escuela hasta los baños, me acorraló contra el lavamanos y sin decir nada me besó de manera salvaje, su lengua parecía querer explorar cualquier parte de mi.