|•CAPITULO IV•|

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No es nada extraño para mí quedarme cada martes hasta altas horas de la tarde trabajando, pero no sé qué mierda me sucede hoy que ni concentrarme puedo. Suspiro, me giro y veo las carpetas que dejo Dayan sobre mi escritorio, unos cuantos contratos ya firmados de clientes del extranjero y de América latina. Estos últimos meses he tenido más trabajo de lo habitual, pero mientras más proyectos lleguen para la casa Dupont, es un gran beneficio y prestigio para mí. Miro mi reloj y marca las 4:00 de la tarde.

Después de volver de la reunión, en la cual esa mujer dejo mi humor en las nubes, me dispongo a mirar por el ventanal toda la cuidad. Manhattan en verano es espantosa, el sol brillante resplandece como nunca, el aire cálido nos demuestra lo sofocante que es esta estación, aunque es un día espectacular para estar tumbado en alguna piscina, bronceándote y tomando un buen Bourbon. Quizás podría llamar a mi hermano Dimitri y escaparnos a Miami por un par de días, pero pensándolo bien… mejor no, ese capullo es un fiestero y con las conquistas que lleva cada fin de semanas, no me quiero imaginar las orgias que nos mandaríamos juntos - sonrió y niego divertido, mientras recuerdo también mi último fin de semana con Ian, fue excitante y fascinante ir a ese club swinger.

¡Definitivamente, tenemos que repetirlo!

Llevo varios minutos esperando que esta mujer se digne aparecer y aun no lo hace, le dije 10 minutos, no toda una jodida hora ¿acaso cree que puede jugar con mi valioso tiempo? ¿Qué está esperando? Si cree que soy yo el que debe ir por ella, esta terriblemente equivocada. ¡Joder! hasta tonta me salió y quizás no sabe cómo llegar a una maldita oficina -  resoplo y paso las manos por mi cabello - Los minutos siguen y siguen pasando y aun nada.

¿Qué demonios…? Odio que la gente me haga esperar.

Me pongo de pie furioso, me dirijo rápidamente hacia la puerta con la intención de salir en busca de esta mujer que me está desesperando y al poner un pie hacia la salida, tropiezo una vez más con esta maraña de pelo castaña. Sin poder evitarlo, caemos al suelo, nuestras miradas se conectan, nuestras respiración se agita por el impacto de la caída, su aroma me está perturbando, pero al verla detenidamente, me doy cuenta que no soy el único que se encuentra así, este sentimiento tan inquietante es mutuo. Sus tentadores senos suben y bajan tocando mi pecho y esa sensación se va directamente hacia mi polla, nuestros labios se encuentran a solo centímetros, pero nuestras miradas no se despegan la una de la otra. Trago saliva, respirando entrecortado y le murmuro:

- Esto ya se esta haciendo costumbre. ¿Se encuentras bien? - Asiente agitada y se remueve debajo de mí para que pueda ponerme de pie, pero no lo hago, estoy sobre ella y no tengo ni puta gana de moverme de este lugar. Frunce el ceño, suspira y rueda los ojos.

- ¿Sabes? ese gestito suyo es de muy mala educación, un poco de modales no le vendría mal ¿acaso sus padres no le enseñaron eso? - veo como su semblante cambia, su mirada es extraña, nerviosa cierra los ojos, los abre y vuelve a parecer es mirada fría, desafiante, que es tan, tan…. Agggg ¡Joder! Que frustrante…

- No tengo porque contestarte esa pregunta.

- ¡Vaya! Ahora que lo pienso ¿Desde cuándo le he permitido tutearme? - me inclino y nuestros labios rosan solo un poco – Soy tu jefe.

- ¿Y qué? No eres mi dueño.

Sonrió como guasón ante su actitud altera y por primera vez, admito que me excita como el infierno. La miro fijamente, intimidándola y siento como su cuerpo se estremece debajo de mi y que sensación más exquisita. Me fulmina con la mirada y sonrió de lado.

- Mmmm… me parece que está usted en un error, Srta. Dávila. Me pertenece, va a estar a mi completa disposición, me va a obedecer en todo… le guste o no. – la sola idea de imaginármela sometida ante mí, me pone duro. Sus ojos se abren como plato y la siento nerviosa.

IMPLACABLE ~ Saga: The Dupont's Brothers (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora