|•CAPITULO VIII•|

309 40 45
                                    

Desde que sufrí el accidente, por fin he vuelto hacer el Dyland de siempre…

Los días han pasado y estoy cada vez mejor, ya no siento los mareos constantes que sentía habitualmente y nada de dolores de cabeza. - Gracias a Dios. - El accidente no tuvo consecuencias y solo fue un simple susto. No sé cómo le agradeceré a esa bendita mujer la preocupación que tuvo hacia mí, a pesar de los constantes encuentros detestables que hemos tenido y que siempre terminan en discuciones. Se que debemos aclarar de una buena vez que es lo que sucede entre los dos. He estado pensando estos días en invitarla a cenar para agradecerle todo lo que hizo, ante todo siempre he sido un caballero, pero también...

Para poder verla y besarla de nuevo…

Jodida mente traicionera…

¿De cuándo acá, tú llevas a una mujer a cenar, Dyland Dupont?

Bueno, siempre hay una primera vez, para todo… Además, es solo para agradecerle su preocupación. De no ser por ella, que aviso a tiempo, quien sabe lo que habría pasado…

Ya, OkSíguelo repitiendo hasta que te lo creas…

¿De qué mierda estoy tratando de convencerme? Joder…

Aprieto los puños, no puedo dejar de pensar en ella, en ese beso, en su cuerpo tan cerca del mío… Dios, esto es frustrante, que agonía.
Miro mi reloj y marca las seis de la tarde. Estoy esperando por el personal que enviaría Dayan a mi casa con los documentos respectivos, para dar inicio al lanzamiento de la campaña de mi vino. He tenido que trabajar un poco desde casa, no puedo darme el lujo de retrasar absolutamente nada. Se supone que la persona debía estar aquí a las cinco, demonios, Dayan sabe perfectamente que odio a la gente incompetente e impuntual y ni siquiera me confirma si envió o no esos dichosos documentos. – Con un carajo.

Paso mis manos por mi rostro y no aguanto más, necesito salir de acá, necesito hacer algo, necesito sacar toda esta maldita tensión. Después de cuatros días encerrado en mi ático, sin nada más que descansar y trabajar desde mi despacho, mi humor ha estado de perros y mi paciencia es peor que antes. Es decir, nula… Y por órdenes de la Doctorcita esa, la tal Iriarte, sumado a los constantes regaños por parte de mi madre y mi padre, accedí a cumplir con un par de días libres para descansar y recuperarme; pero ya todo quedo atrás, ya estoy al 100% y mi primer objetivo será encerrarme en el gimnasio por unas cuantas horas. La cena será a las nueve, por lo que  tengo un par de horas para poder relajarme por completo.

Salgo rápidamente de mi despacho y me dirijo hacia mi habitación. Busco en mi vestidor algo de ropa para deporte y me cambio rápidamente. Shorts negros, una camiseta ajustada, guantes y zapatos deportivos. Saco también mi pantalón holgado, me vendría bastante bien bailar un poco, poner en práctica todo lo que me ha enseñado mi hermosa madre. - Sonrió ante esos pensamientos. – Desde pequeño, Aysel nos ha enseñado sobre nuestra cultura. Desde que era joven, siempre ha amado la danza y a pesar de la distancia, nos inculco a mi y a mis hermanos, de todo un poco: danzas turcas, bailes sincronizados y el belly dance. Mi madre solía decir que, el baile nos permite drenar todo aquello que nos incomoda, que nos aturde y que causa tensión al cuerpo. Por ello, suelo practicar esto al menos una vez, cada mes. Esta demás decir, que solo mi madre, mis hermanos e Ian, conocen este lado de mi. Sé que no es nada de lo que tenga que avergonzarme, pero no necesito que nadie sepa de mi vida, ni de mis gustos o aficiones; aunque debo admitir, que muchos de los movimientos que conozco, me han funcionado para el sexo. Las mujeres suelen decir que nadie es como yo en la cama. – Se me hincha el pecho de orgullo…

Puto arrogante…

En un pequeño bolso, tomo todo el equipamiento que necesito y salgo de mi habitación en dirección al gimnasio. Al llegar, dejo todo sobre una banqueta, me dirijo hacia el equipo de música y coloco una lista de reproducción que tengo preparada para cuando entreno. En general, se compone de un poco de: Aerosmith, Bon Jovi, One Republic, R.E.M, Kings Of Leon, algo de tecno-trance y Arctic Monkeys. Por lo general no solo necesito dispersar mi mente, sino, relajar mi cuerpo y mi libido. – el cual, últimamente está muy alto, debido a cierta señorita que me está llevando a perder la cordura.

IMPLACABLE ~ Saga: The Dupont's Brothers (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora