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Gritos, muchos gritos.
Sólo hay una luz encendida en casa y una persona duerme, se nota por sus suaves ronquidos.
Dos personas están tomando el té de medianoche, los mayores de casa.
No han dejado de gritar desde que llegaron a la mesa, se odiaban, pero aparentaban para los menores.
No pensaban que cada noche, la menor del hogar escuchaba todo lo que decían.
Prestaba demasiada atención y después de años aprendió a llorar en silencio, hablaban de ella y lo inútil que era.
Estaban en desacuerdo con las metas que tenía, con su físico y por su vestimenta.
La mujer defendía un poco a la chica por su personalidad, mas no por su físico, y denigraba al varón menor, el hombre defendía a su hijo denigrando a ambas mujeres sin buenos puntos.
La menor sólo lloraba sin saber qué pensar ni qué decir, se supone que todo está bien.
Su padre siempre le dice que es linda, su madre dice que seré alguien de bien y su hermano que la quiere cuando ella a leído en su móvil cuánto la odia y la envidia.
Es una pena que en el fondo la menor ya no se traga eso y la verdad sólo queda oculta en su sonrisa cuando los saluda.
Todo está bien.

Notas de un Alguien para NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora