Parejas, Disparejas...

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Anahi se quedó mirando su reflejo en el espejo, quedándose finalmente con un conjunto. Irónicamente resultó ser el primero que se había probado. Pero al final comprendió que realmente no le importaba si a Maggie le gustara su ropa. ¿Qué diferencia supondría si llevara una cosa u otra? No era como si Maggie tuviera una cita con su ropa.
La actriz se volvió rápidamente de su reflejo y echó un ojo a la hora. Llegaba tarde. El que siguiera demorándose con la esperanza de que dulce llamara no se le había escapado.
No va a llamar, Anahi se recordó, no por primera vez. Está de camino a pasar un fin de semana maravillosamente romántico con Justin. Inspiró profundamente. "Y yo tengo una cita," anunció a la alcoba vacía. "Para la que ya llego tres minutos tarde." Cuernos.
La actriz se apresuró fuera del edificio, esperando, con algo de impaciencia, que el portero le consiguiese un taxi. Sabía que no estaba de buen humor. De hecho casi había llamado para cancelar la cita unas cuatro veces, pero no quería estar sola. No esa noche, cuando sus pensamientos se centrarían indudablemente en dulce y lo que podría estar haciendo con Justin.
Anahi agitó la cabeza intentando aclarar sus pensamientos. "Gracias," dijo mientras un taxi finalmente aparcaba.
"Que tenga buena noche, Srta. Puente," le dijo el portero.
Desde la ventanilla del taxi Nueva York parecía distante e irreal. Quizá todas las imágenes vistas a través de encuadres cuadrangulares por naturaleza parecían soñados. ¿Es así cómo ella le parecía a otra gente: distante e irreal, reducida a una figura bidimensional? Era un lugar solitario. Deseaba ser real desesperadamente. Dulce merecía a alguien real.
Anahi suspiró, su mirada vagando a lo largo del paisaje. Se preguntó qué estaría pensando dulce en ese momento. ¿Era feliz en compañía de Justin? ¿La hacía sonreír? ¿Podría darle todo lo que ella necesitaba? Y en ese caso, ¿podría Anahi aceptarlo alguna vez?
Deseaba creer que sí, que podía dejar atrás el dolor y los celos. Pero en el fondo de su mente, siempre creería que ella podría hacerlo mejor; que podría hacer a Dulce más feliz.
Pero, ¿podía? se preguntó Anahi de repente. ¿Dulce sería feliz bajo el ojo público? ¿Sería feliz renunciando a su privacidad?
La gente querría herirlas, separarlas. La gente diría cosas y asumiría cosas. Mentirían para vender más periódicos. Harían una burla de todo lo que Anahi consideraba hermoso y cierto, sólo porque ella no existía en el mundo de ellos. No se esperaba que las figuras bidimensionales tuvieran sentimientos, no se les permitía amar.
Anahi bajó la mirada al darse cuenta: dulce estaba más a salvo en brazos de Justin.
"Sesenta y ocho, y Broadway," anunció el taxista parando el vehículo.
Sacada de su ensueño, Anahi le dio rápidamente el dinero y salió al fresco aire nocturno; lista para su cita.
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Dulce se quedó mirando por la ventanilla del automóvil que Justin había pedido prestado a sus padres, su mirada fija en la oscuridad de fuera, mientras su mente viajaba a mil kilómetros por hora a través de la autopista de sus pensamientos. Tenía la intranquila sensación de que tendría lugar una colisión de frente en su futuro próximo.
Después de su visita al apartamento de chris, Dulce había decidido enterrarse en las tareas de clase. Las clases se convirtieron en su santuario durante el resto de la semana. Había evitado el plató. Había evitado el apartamento de Anahi. Lo peor de todo, había evitado a Anahi.
Dulce sabía que tenían el acuerdo de ir a bailar la noche antes, pero se había acobardado ante el desafío. El que deseara ir la asustó. Dulce había imaginado que si evitaba a Anahi hasta el fin de semana, estaría a salvo. El fin de semana le mostraría que Justin era lo adecuado para ella. Eso espero...
Dulce desvió la atención de la ventana. "Bueno, ¿qué haremos esta noche?" preguntó, esperando entablar conversación. Hablar mantendría el silencio a raya. El silencio era peligroso. El silencio llevaba a pensar. Y pensar llevaba a la culpa. ¿Cómo pude ignorar así a Anahi? El pensamiento se empecinaba en llamar su atención, llenándola de inquietud.
"Podríamos hacer un fuego," sugirió Justin. "Y ver una película. Traje algunas."
Dulce asintió. "Suena bien," le dijo buscando en su mente otro inicio de conversación. ¿Por qué no podía pensar nunca algo que decirle? La conversación venía tan fácilmente cuando estaba con Anahi. ¡AGH! "Bueno, um, ¿Vienes con frecuencia aquí?"
Justin agitó la cabeza, su mirada en el camino delante. "No, a mis padres normalmente les gusta su tiempo a solas para estar... bueno, a solas." Sonrió echándole una rápida mirada. "Creo que es dulce que tras todos esos años de matrimonio aún logren encontrar romance."
Dulce asintió. "Sí, no pasa a menudo," dijo recordando el divorcio de sus padres. "Creo que el amor verdadero es difícil de encontrar," agregó no segura de por qué estaba diciéndolo, sobre todo a Justin.
"No sé, a veces se tiene suerte," contestó Justin. "Ya casi estamos."
Dulce miró fuera de la ventanilla, notando el cambio en el paisaje. Deseó poder sentirse más feliz por estar fuera en el bosque, rodeada de belleza inalterada.
El automóvil vino a parar delante de una cabañita de leños y dulce se quedó mirando un momento. Varias películas de horror le vinieron a la mente.
"Estoy seguro es mucho menos siniestro a la luz del día," bromeó Justin como leyéndole el pensamiento. "Venga, metamos nuestras cosas. Tenemos una noche llena de diversión por delante."
Sí, llena de diversión, pensó dulce y salió del automóvil.

EL LADO CIEGO DEL AMOR  !! PORTIÑON!! ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora