4. El sacrificio de los peones

299 44 5
                                    

A pesar de que Seungbae tenía cierta esperanza de avanzar en su investigación al tener el centro penitenciario vigilado, lo cierto era que no podía creer que de alguna manera saldría victorioso y al fin acabara con aquel criminal. Admitía que era demasiado fácil dar con él de esa manera, y si algo sabía del Comodín, es que le gustaba actuar de forma compleja, y también, le gustaba jugar sucio. Lo último lo comprobó un par de día después, cuando le notificaron la muerte del vagabundo que había encontrado aquel mensaje en el edificio donde todo empezó. En ese momento se dio cuenta que no ganaba nada vigilando el centro penitenciario y ordenó que se retirara la vigilancia externa, ahora su objetivo era otro, y su intuición le decía que era casi probable que, en el cuerpo muerto del vagabundo, hubiera un mensaje para él.

No tardó en llegar a la morgue, pero el camino se le hizo eterno gracias a los comentarios sarcásticos de Jinho sobre como la morgue se estaba volviendo su segundo hogar, en ese momento no quería pensar en más muertes, y aunque le causara cierto enojo e incomodidad, su compañero no estaba tan equivocado; el Comodín estaba siendo tan preciso en sus asesinatos que probablemente visitaría la morgue constantemente.

Repudiaba la idea de que eso sucediera, pero aun siendo el mejor detective de Seúl y probablemente de Corea del Sur, aquel asesino lo estaba rebasando. Él quedaba como una lenta tortuga, y el Comodín como una rápida liebre. Solo quedaba esperar que su suerte fuera como la fábula de la liebre y la tortuga.

—No hay mejor forma de disfrutar un viernes, que tener una segunda visita en menos de una semana, ese Comodín los está haciendo polvo, detectives —comentó con sarcasmo el forense mientras se comía un sándwich sin importar que estuviera al lado de un cadáver. Seungbae lo miró de mala manera, pero fue simplemente ignorado.

—¿Cuál fue la causa de muerte? —preguntó el detective tratando de hacer rápida su estadía en aquel lugar.

—Su comida lo mató —dijo apenas acabó su sándwich. Al notar la cara de confusión de Jinho, siguió explicando—. Su estómago tiene resto de comida aun sin digerir, eso quiere decir que comió poco antes de morir.

—¿Eso que tiene que ver con su muerte? —preguntó Jinho aun sin entender.

—Primero que nada, es un vagabundo. ¿Y tenía el estómago lleno? No es algo normal. Así que tomé una muestra de aquella comida sin digerir y lo analicé.

El médico forense caminó hacia una mesa y tomó una caja de Petri con la muestra dentro, y como si fuera algo normal se los acercó.

—Aleja eso —pidió Jinho entre nauseas.

—El pobre hombre tenía tanta hambre que casi ni mascó, por lo que los pedazos de comida no están tan destrozados, y gracias a eso noté esto —abrió la caja y con una pinza revolvió el contenido. Seungbae también sintió asco, pero su interés por tener algún mensaje o pista pudo más—. Estas bolitas podrían parecer pimienta en grano, pero no lo es, analicé una y resultó ser lo que pensé.

—¿Y que fue lo que pensaste? —preguntó levemente estresado y cansado de rodeos.

—Veneno de ratas. Eso explicaba la gran hemorragia interna en aquel hombre. Por mi experiencia podría decir que fue obra de algún adolescente con mucho tiempo de sobra y bromas que se le van de la mano. Había escuchado de jóvenes que le dan desde galletas con dentífrico hasta comida caduca a vagabundos en un intento idiota de obtener fama en internet, pero —el forense dejó la caja de Petri en la mesa— en la muestra también había algo ajeno al veneno de rata; el fascinante elíxir de la risa.

—El comodín —comentó el detective, pero él ya sabía que era él, lo que esperaba era alguna pista o mensaje.

—¿Y por qué utilizar veneno de rata si tiene el elíxir de la risa? —preguntó Jinho.

El Caballero Sombrío [Killing Stalking AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora