6. Malo por naturaleza

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Después de tomar la declaración de la esposa del señor Min, el detective confirmó varias cosas que no quería creer que fueran ciertas: El Comodín no trabajaba solo. No era un simple psicópata reprimido en la distorsionada soledad de sus problemas mentales. En realidad, pensaba que era una persona bastante lúcida y con una excepcional inteligencia, pero usada de una manera errónea y bastante retorcida. La forma en que pudo lidiar con el amplio equipo de seguridad del dueño de la cadena televisiva era impresionante. Sí, al menos tenía a media docena de cómplices o individuos que trabajaban para él. Seungbae contempló la idea de que probablemente era un grupo terrorista, aquel hecho no era algo fuera de lo común, ya que en los últimos años había incrementado los ataques de esta índole en varios países del mundo, en especial en Europa. Pero Corea del Sur no era parte de Europa, era un país de otro continente. Y si había ataque terroristas en la capital del país, eso sería un problema que ya no podría resolver él, sino agentes de inteligencia altamente entrenados del gobierno. Y aun cuando podía ser posible que estuviera relacionado con la no muy buena relación con el país vecino del norte, estas ideas fueron puestas hasta el fondo de las probabilidades. Si algo había estado dejando claro el Comodín en sus asesinatos, es que lo único que le importaba, era poner a prueba las habilidades del detective.

Según la esposa del señor Min, su esposo tenía una reunión importante con un nuevo socio que según él, era el negocio de su vida. El negocio de las telecomunicaciones era muy fructífero, pero aquel hombre parecía ser muy ambicioso, y no lo era suficiente la fortuna que ya poseía. No le sorprendía por qué el Comodín lo había escogido. El hombre nunca le dijo a su esposa donde sería la reunión, y eso complicó un poco las cosas. Pidió al equipo las grabaciones de las cámaras de videovigilancia puestas alrededor de la ciudad, y después de casi una hora, pudo dar con la camioneta donde viajaba el señor Min, pero sus esperanzas se fueron a la basura cuando la última grabación fue justo antes de tomar una calle que se dirigía a las afueras de la ciudad. Al menos confirmó que la reunión no era en la ciudad, pero ¿cómo podría saber dónde iría?

Pensó en llamar de nuevo al departamento de inteligencia informática. Si las cámaras de videovigilancia no les iban a ser de ayuda, entonces tenía que buscar otro medio visual, y que mejor medio que uno satelital. Sabía que el encargado de aquel departamento no se le haría difícil tener acceso a imágenes satelitales en vivo, así que él mismo llamó.

—Necesito otro favor —dijo al parlante apenas le contestaron.

—Lo... lo siento, no puedo seguir ayudandote, detective Yang.

—¿Por qué? —sintió como todas sus oportunidades desaparecían.

—Sabes que mi departamento es ajeno al cuerpo de policía de Seúl, yo trabajo para el Servicio de Inteligencia Nacional, y sin embargo te he estado ayudado porque creo que eres un detective excepcional.

—¿Y? —exigió queriendo que le dijera ya el motivo.

—Les han notificado a mis superiores que he estado colaborando con el cuerpo policial de la ciudad, no sé quién haya sido, pero no quiero perder mi trabajo. Realmente lo lamento, detective.

—Descuida, muchacho, gracias de todos modos.

Colgó al momento que soltó una maldición. Le habían quitado su única esperanza, y no dudaba que el Comodín fuera quien había hecho aquello, y tampoco tenía dudas con la manera en que lo hizo, sabía que en ese momento tenía en su dominio acceso satelital con el poder de infiltrarse a cualquier medio de telecomunicación. Su duda real era por qué había interferido, no había hecho eso desde un principio, al contrario, el mismo era quien le dejaba evidentes pistas.

El Caballero Sombrío [Killing Stalking AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora