4. Ayudame

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¿Donde estoy? Esto no es mi habitación, ni el chalet. Oigo el mar y el susurro del viento. Espera, ¿el mar? Abro los ojos, y veo ante mí esa línea separadora que llamamos horizonte. Un nuevo sonido. El llanto. Otra vez ese llanto. Corro hacia donde proviene el ruido, pero llego tarde. La chica corre. La sigo, pero es rápida. Muy rápida. Acelero, y siento que se me va a salir el corazón. "Sabía que pasarme el día entero sin moverme no era bueno". De repente, me encuentro entrando en una cueva. Ya no la veo, pero la oigo. No dudo, y entro. Aparece alguien delante de mí, y me intenta atrapar. Le esquivo, y sigo corriendo hacia el interior. Otra persona. Repito la esquiva. Hay gritos por todas partes. La escucho en todas partes. Me grita que la salve de él. ¿Quien es él? Ya no sé hacia donde correr. ¿Qué hago? Una sombra con forma humana me golpea. Silencio.
Me desperté sudoroso en mi habitación, o más bien la que ocupaba en casa de tía Rose. Miré por la ventana, y comprobé que aún es de noche. Salí al jardín a que me de el aire, y me puse a caminar. ¿Por qué me preocupaba tanto una chica que ni siquiera conozco? Era una chica llorando, una de las miles de personas tristes que lloran por la noche. Decidí dejar de preocuparme, y acostarme otra vez en mi cama, no sin antes pasar por la cocina a beberme un vaso de leche. Me puse los cascos, escuché un par de melodías de piano para facilitar el sueño, y volví a poner a cargar el móvil (no cometería el mismo error dos veces). No tardé mucho en volver a dormirme.

En busca del horizonteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora