PI. PI. PI. Me despertó el horrible sonido de la alarma de mi móvil. Apagué ese estruendo demoníaco y miré la hora. Eran las ocho de la mañana. "¿Dos horas para vestirme y arreglarme? ¿En qué estaba pensando ayer?". Cerré los ojos de nuevo, y los volví a abrir unos minutos después. Me desperecé, me lavé la cara y cogí el móvil para ver cuánto tiempo me quedaba. 9:25. Palidecí al instante. Entré en la ducha corriendo, y salí de ella en tres minutos. 9:28. Cinco minutos para elegir qué ropa era la adecuada para ir al centro comercial y ponérmela. 9:33. Diez minutos para bajar y desayunar. 9:43. Otros cinco minutos para volverme a cambiar porque me había manchado la camisa. 9:48.
Doce minutos para llegar al Ice Whisper. En realidad, era consciente de que por hacerla esperar un poco no perdería a mi nueva amiga, pero no quería quedar mal. Si algo me había enseñado mi padre, era que la puntualidad era algo a tener en cuenta en una persona. Llegué a la heladería cansado y miré el reloj. 9:58. Lo había logrado. Dante 1-Sueño 0. Me puse los auriculares, encendí la música y entré a por un delicioso granizado de fresa para hacer tiempo mientras esperaba a El. Al pasar un par de canciones, una vibración interrumpió It's Time de Imagine Dragons. Desbloqueé el móvil, y vi un mensaje de El. "Me he dormido, lo siento mucho. Llego en media hora. Lo siento enserio". Reí, y le escribí "No te preocupes". Tanta preocupación por llegar a la hora, y ella era igual de despistada que yo. ¿Me preocupaba demasiado por caerle bien a los demás? Esperé durante media hora mientras me bebía mi granizado y escuchaba canciones con mi antigua banda, hasta que finalmente El apareció. Llevaba una falda de color café y una sudadera blanca con una nota musical en el pecho. Iba algo desarreglada, pero su vestimenta combinaba muy bien con su ardiente cabello, así que apenas te fijabas en ese detalle.
-Perdón por tardar, ayer me quedé hasta tarde despierta- se disculpó la pelirroja, y le pidió al camarero de turno un café
-¿Y qué hiciste hasta tan tarde? ¿Secuestrar niños- bromeé
-Puede- respondió, y reímos los dos -En realidad, estuve pensando en lo que dijiste ayer y... -suspiró. Sonreía, pero en sus ojos veía que este tema le afectaba- la verdad es que tienes razón, así que gracias.
-Yo siempre tengo razón, nena -dije orgulloso de mí mismo, y ella rió. En realidad, sólo quería cambiar de tema, ya que sabía que esta conversación no estaba siendo cómoda para ella.
-¡Mierda!- exclamó El de repente- Me he dejado la cartera en casa
-Yo invito, tranquila- respondí recordando la exorbitante cantidad de dinero que tía Rose me había dado
-¡Qué caballero!- ironizó El- Te lo devolveré luego
-No es ne...
-Insisto
Solté un exagerado Ay... y accedí a su oferta.
Cuando acabamos nuestras respectivas bebidas, nos levantamos y nos dirigimos hacia la casa de Elena. Mientras paseábamos por las ruidosas calles de Palms, me fijé en que éstas parecían en sí un centro comercial. Librerías, tiendas de ropa, tiendas de souvenires, tiendas de videojuegos, boutiques y más tiendas llamaban la atención tanto de turistas como de residentes.
Elena vivía en una calle algo menos transitada, y ya alejada de la playa. Ella me explicó que a esta zona más tranquila la llamaban la Piedra, y a la zona turística la Ola, supuse que por sus respectivas cercanías a la montaña y al mar.
Picó al timbre, y una voz masculina contestó
-¿Quien eeees?- preguntó con monotonía la voz
-¡Soy yo!-le gritó El -Me he dejado la cartera, ¿puedes traermela?
-Ya vooooy- contestó en el mismo tono
Un chico rubio, de pocos años más que nosotros, abrió la puerta. SñTenia unos ojos azul marino preciosos, y su falta de camiseta permitían ver sus tonificados musculos. La verdad es que parecía una escultura en vez de una persona real.
Le dio la cartera a Elena, y alzó una ceja al mirarme.
-Diego, este es Dante- le aclaró El- está aquí de vacaciones. Dante, este es Diego, mi hermano
-Encantado- dijo con desdén, y se volvió a Elena- Me encantaría pasarme el día entero hablando contigo y conociendo a tus amiguitos, pero estoy entrenando. El Poseidón de Palms City tiene que estar en forma.
-Vaya, así que tu estupidez es tan grande como tu ego -se giró, y empezó a caminar- Venga Dante, nos vamos.
-V.. Voy -dije tímidamente. La verdad es que Diego intimidaba, y aunque estaba acostumbrado a los abusones de mi escuela, nunca me habían puesto tan nervioso.
-Adiós- dijo sonriendo Diego, y cerró mientras se reía
Corrí a alcanzar a El.
-Es un engreído, y un capullo. No le aguanto
-¿Por qué se ha llamado a sí mismo Poseidón? - pregunté curioso
-Cuando tenía nuestra edad, era el campeón de natación del instituto. Y aún es buenisimo. Se cree el rey del mundo. Pero bueno- cambió su enfadado semblante por otro más alegre- ¡olvidemonos del capullo, y vayamos de compras!
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En busca del horizonte
أدب المراهقينDante es un chico "rarito". Siempre ha preferido pasar una tarde jugando videojuegos, tocando el teclado o leyendo a salir de fiesta por ahí. Le cuesta hacer amigos, y sus padres lo saben. Por eso, han decidido llevarle a Palms, una ciudad costanera...