En el barco nos dieron un camarote para nosotras y recuerdo su decoración perfectamente. La paredes eran de color blanco y tenia 2 literas con sabanas azules, había en la pared del fondo del camarote una ventanita redonda que daba a una pasarela donde la gente paseaba. Mi madre siempre me recuerda que durante el trayecto me maree y vomite pero sinceramente no recuerdo el mal estar que sufrí, seguramente fue más fuerte la ilusión de subir en un barco por primera vez que los vómitos.
Al llegar a Menorca recuerdo que nos alojamos en un hotel enorme con piscina. En la habitación que nos alojábamos dormíamos mi madre, el Luís y yo. Luís en teoría algún fin de semana vino a verme a Lérida junto a mi madre cuando aun vivía con mi abuela o lo fui a ver en Barcelona alguna vez pero si os soy sincera no recuerdo nada de el antes del viaje a Menorca.
Mi primer romance en la escuela se llamaba Luís y el hombre que me jodería la vida para siempre irónicamente también se tenía que llamar Luís, detalle que ahora medito como un burdo chiste que me preparo la vida a mi corta edad.
Luís era un hombre más bajito que mi madre, muy moreno de piel, delgaducho y con una importante coronilla. Recuerdo que sus facciones y su cara eran de una persona que ha vivido con excesos, bebía y fumaba un montón, además para lo delgaducho que estaba comía muchísimo.
El día que llegamos recuerdo que por la noche antes de irnos a dormir estuvimos todos (yo, mi madre y Luís) un rato en el balcón de la habitación y me contaba chistes muy divertidos con dibujitos, recuerdo con amargura como ese día me reí un montón.
Los días siguientes los pasamos en Menorca, me hice amiga de dos hermanos franceses muy majos, con ellos iba a la piscina y jugábamos a diferentes juegos.
