Rojo sangre y negro como la noche

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Uno de esos días en Menorca me quede en la habitación a solas con Luís y sufrí mi primer contrapunto rojo o negro. De los contrapuntos rojos o negros recuerdo las partes más amargas pero nunca recuerdo los detalles externos, creo que es debido a que el contrapunto en sí ya es bastante impactante sin la necesidad de detalles externos. Además son recuerdos que mi cerebro intenta olvidar y por lo tanto se pierde contenido por el camino de mi línea.

Ese día me quede a solas con Luís en la habitación pero tampoco un excesivo tiempo creo recordar, solo fue por la mañana. Mi madre seguramente fue a hacer algo importante y creía que dejaba a su hija en manos de una persona responsable que cuidaría de ella, lo triste es que no fue como creía.

Yo estaba en la cama jugando con un portátil de mi madre donde llevaba documentos y programas importantes para su trabajo. En el portátil jugaba al Buscaminas aunque no entendía correctamente el funcionamiento del juego. Pedro, mientras tanto, creo que estaba desayunando, no lo recuerdo con claridad.

Hubo un momento que me canse del juego y empecé a trastear con el ordenador. Era una niña así que no entendía muy bien el funcionamiento del ordenador y sin querer borre un programa o documento de mi madre muy importante. Pedro se acerco para haber que trasteaba en el ordenador y cuando vio que estaba borrando cosas rápidamente cerro la tapa del portátil me cogió de lo brazos y me dijo gritando -¡Dios mío Rosa! ¿Qué estas haciendo?

Empecé a llorar, el intento calmarme y me dijo con voz relajada - ¿Quieres hacer un trato para que no se lo diga a tu mama?- yo con la inocencia de una niña le dije que <<si>> con la cabeza y en ese preciso momento se rompió mi infancia, la línea en ese punto tiene un corte que aun no he encontrado manera de pegar. Ese corte vendrá seguido de un contrapunto rojo como la sangre fresca y negro como la noche.

El trato de Luís consistió en lo siguiente, me pidió que hiciera todo lo que el dijera, la clausura más importante del contrato, yo no contaba nada a nadie de lo que hicimos en ese rato. Ese momento, ese instante sería un secreto entre los dos, un secreto que mi madre nunca sabrá, un secreto que me acompañara a lo largo de mi linea por mucho que intente eliminarlo.

Luís me pidió que me tumbara en la cama y que no hablara ni me quejara ni hiciera ruidos ni que me moviera. Recuerdo que se quedo de pie frente a la cama mirándome fijamente durante un largos minutos.

Lentamente, Luís, se sentó en un lado de la cama. Me empezó a acariciar la pierna de abajo a arriba, en ese momento llevaba pantalones cortos y sentía sus dedos como acariciaban mi pierna lentamente. Su mano empezó a introducirse en mi pantalón además de en mi ropa interior por la parte de la pierna y la ingle...

No quiero recordar más... pero necesito... necesito contar y curar...

Without bloodWhere stories live. Discover now