Mentiras blancas: parte 1

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Cuando entre, no mucho había cambiado. Jared seguía recostado, viéndose como el infierno en la perfecta y antiséptica habitación. Las enfermeras ya se habían marchado y él estaba con su rostro hacia la puerta, hacia mi, dormido.

Mi corazón se sintió oprimido ante aquella visión y tuve que luchar con cada paso que daba. De repente, no importaba la chica de afuera, no importaba la mentira, solo importaba que él estaba vivo y recuperándose

Me senté de nuevo en la silla que ya no era incómoda o quizá ya no me importaba. Y espere.

Jared no se despertó y solo después de un rato, exactamente 20 minutos después que las enfermeras volvieron para darle otra ronda, supe que fue por un potente médicamento.

El doctor había venido 1 hora después y había dicho que Jared estaría bien, que dentro de un par de días, si todo seguía así, podría irse a casa.

Me había mirando con severidad, diciendo que necesitaba cuidados y que por al menos por 6 semanas, debía permanecer incapacitado.

Asentí.

No me marcharia, y me aseguraría de estar con Jared todo el tiempo que necesitara hasta que estuviera completamente sano

El doctor hablo un poco más sobre sus quemaduras y sobre cómo la cicatrización podría ser un poco compleja, pero Jared estaba sanando bien y gracias a que sus quemaduras eran de segundo grado, quizá sí misma piel podría sanar por sí misma sin necesidad de usar un injerto.

En general, Jared era un guerrero y lo estaba haciendo muy bien. Solo teníamos que ser pacientes y esperar a que su cuerpo sanará.

Para cuándo Jared apretó mi mano y sus párpados revolotearon abiertos había olvidado mi conversación con Diana.

-Hola- le sonreí mientras sus ojos se enfocaban.

Un gran alivio se asentó en sus facciones y no puede evitar sentir el aguijón de la culpa

-Emmy- sonrió de vuelta

-él doctor dice que eres, básicamente, genial- trate de sonar divertida e impresionada, pero estaba completamente exhausta -estas sanando y pronto podremos... -me aclare la garganta, no sabía si eso era lo que él quería -pronto podrás ir a casa-

La mirada de Jared se apartó, al igual que su mano -te irás de nuevo- no era una pregunta. Sacudiendo la cabeza plantó una si risa falsa, pero al igual que yo se le notaba cansado y no era muy convincente -tu trabajo y eso. No?- trato de sonar despreocupado, pero otra vez, falló

-es lo que quieres?- le pregunté, con mi corazón en un puño -quieres que me vaya?-

Jared bufo y me miro con ojos salvajes -Dios santo, Emma! Lo preguntas en serio?- sacudí la cabeza -eres tan testaruda- eso lo hizo sonreír -y cabeza dura- tomo mi mano con más fuerza y lentamente la llevó a su pecho, cerca de su corazón. -nunca quise que te fueras, y nunca querré que lo hagas-

Tenía ganas de llorar podía sentir las lágrimas quemar las esquinas de mis ojos pero estaba demasiado cansada, frenada de energía, como para tener fuerzas de liberar las

-entonces me quedaré contigo- suspiré y recosté mi cabeza cerca de nuestras manos juntas -no voy a ningún lado- bese el dorso de su mano

Los dedos de Jared se cerraron más fuerte alrededor de mi mano

-Emmy...- había cierta vulnerabilidad en su voz que me dió la fuerza de levantar la cabeza y mirarlo. Habían lágrimas sin derramar en sus ojos y también había incredulidad.

No podía culparlo

-¿Lo prometes?- murmuró con un hilo de voz

Una solitaria lágrima se deslizó por mi mejilla -lo prometo-

Mientras dejaba mi cabeza sobre la cama, con mi cuerpo doblado en lo que normalmente sería demasiado incómodo, el sueño empezó a embargarme y un último pensamiento cruzo mi cabeza

¿Por qué Jared?

Los días siguientes recibimos la visita de los padres de Jared, que iban y venían de su apartamento al hospital. Los días se reducían básicamente a enfermeras entrando y saliendo del cuarto, visitas de evaluación del doctor y los compañeros de Jared viniendo a verlo regularmente.

En ese vaiven el único contacto que tuve con los chicos fue con su comandante, al parecer estaban fuera de alcance pero él sujeto me había prometido darles el mensaje

Eso solo había incrementado mi ansiedad, no saber dónde estaba y no tenerlos para compartir toda esta angustia me ponía aún más lúgubre.

Pero, según el comandante estaban a salvó y no había nada que reportar.

Al menos no tenía más malas noticias.

Jared mejoraba con cada día que pasaba, comía un poco más, se mantenía más tiempo despierto y el dolor se había reducido considerablemente.

Mis padres y los de André vinieron a visitarnos en nuestros últimos días en el hospital y después de haber comentado una idea que había rondado mi mente con mis padres, había hecho una llamada.

Las consecuencias no habían sido inmediatas pero las enfrentaría. Solo esperaba haber hecho lo correcto.

-¿Están listos?- Diana pregunto mientras entraba con una enorme sonrisa a la habitación

Me reí, ahora podía hacer eso, porque Jared podía hacerlo también sin estremecerse de dolor

-aun quedan un par de horas- le dije

-estoy TAN malditamente listo- se quejó Jared

Lo mire y negué -ya esperamos lo mucho podemos ser pacientes para esperar lo poco-

-Cariño- dijo con un puchero -estoy cansado de estar en esta maldita cama con las personas ayudándome a ir al baño y despertándome cada 20 minutos- bufo -quieres estar en mi cama- se escuchaba igual que un niño mimado -o al menos una cama en donde tú puedas dormir conmigo-

-si ya estás pensando en eso, debes estar mucho mejor- la voz baja y demasiado sexy incluso para hacerme dudar un poco sobre mi sexualidad, la chica no tenía que envidiarle nada a la voz sensual de Scarlett

-Ash! Un placer verte al fin. Sigues siendo una perra loca?-

Ash, como la llamo Jared, rodó sus preciosos ojos verdes -chistoso-

Diana sacudió la cabeza y vino a mi lado -Ash, ella es Emmy... Digo, Emma- Diana se corrigió rápidamente cuando Jared gruñó juguetona mente. Solo ellos usaban ese apodo y, al parecer, querían que se quedará así, al menos Jared.

Ella estrecho mi mano y luego me guiño un ojo. Era curvilínea y tenía una blusa con un escote que hacía difícil mantener mi mirada en la suya
Sus pechos eran...distractores.

Y creo que ella lo sabía.

-un gusto, Diana me habló de ti, igual Jared. Solo que el nombre mencionó que fueras tan bonita- ella sostuvo su mano en la mía

-Ash!- había una advertencia bajo ese comentario juguetón de Jared

Ella se apartó riendo -ya, relájate!-

-mejor me la llevo y tú controla a tu perro- dijo Diana -son niños que no saben cómo jugar en paz- ellas empezaron a salir

Me reí -gracias- por venir- les dije antes de que se fueran

Las preguntas vinieron de nuevo a mi mente y mire a Jared, sin ocultar toda la duda en mis ojos

-¿Qué pasa, Emmy?- estiró su mano hacia a mi -¿Qué va mal?-

Me sacudí de la sensación y la tomé -nada que no pueda esperar- me acerque y bese su hombro, luego su cuello y por último, sus labios -ahora vamos, lo ayude a sentarse -es hora de bañarse-

All In (Ahora Y Siempre) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora