un fastama no puede herir a los vivos

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Existen muchos malentendidos acerca de los fantasmas. En su mayoría, es gracias a Hollywood; si ves suficientes películas, te harán revisar por encima de tu hombro para protegerte de espíritus vengativos que están esperando a romperte el cuello, arrastrarte al Infierno, o sea cual sea lo que se esté produciendo en masa ese Halloween.

La verdad es que los fantasmas nunca pueden herir a los vivos. Carajo, ni siquiera nos pueden tocar. Puedes confiar en mí sobre esto; el viejo Peter Menaker me ha estado siguiendo alrededor de quince años, y nunca me ha puesto una mano encima. Más bien, en su mayoría, solo me sigue de un lado a otro, vagando dentro y fuera de mi vida como un recordatorio ocasional de que sigue ahí.

Eso es lo único que un fantasma te puede hacer. Solo merodear en el rabillo del ojo, mostrándose ocasionalmente al frente de tu visión antes de desaparecer en las sombras. Nadie más es capaz de verlos o escucharlos, así que eventualmente solo aprendes a vivir con ello. Eso es lo que yo he hecho, al menos. He crecido, conseguido mi trabajo soñado, encontrado a una esposa que me ama, e incluso tuve un hijo el año pasado. Es increíble cómo ha resultado todo, de hecho. Me encuentro a un mundo de distancia de donde estaba esa noche cuando tenía diecisiete años. Estaba conduciendo desde la casa de mis compañeros de equipo deportivo, después de haber tomado demasiados tragos, y escuché un golpe enfermizo cuando giré en una curva con demasiada brusquedad. Pisé los frenos y salí corriendo del auto, y fue entonces cuando vi a don Menaker desperdigado a la mitad de la calle, con sus piernas apuntando en la dirección equivocada y sangre colándose de su boca. Me pidió que llamara a una ambulancia, pero solo con verlo estaba seguro de que no sobreviviría antes de que llegaran; y tuve razón, pero no me quedé para averiguarlo.

Obviamente, no estoy orgulloso de lo que hice. No pasa un solo día en el que no me arrepienta de ello, en el que no me odie por lo que hice. Pero, como dije, he crecido desde entonces. Me he convertido en una persona nueva; una mejor persona. Desearía que pudiera cambiar el pasado, pero dado que no puedo, ¿qué bien me hace seguir viviendo en él?

Al menos eso es lo que me digo a mí mismo. Y a Peter también, pero nunca me ha hecho ningún bien. He tratado de justificarme ante él tantas veces como he podido, pero nunca le ha hecho un gramo de diferencia. Siempre se queda ahí parado, silente, determinado.

Un fantasma nunca puede herir a los vivos. Pero nadie vive por siempre, y un fantasma no es más que paciente.

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