Capitulo 1

77 6 0
                                    

No necesito a nadie, puedo sola.

Hoy me encuentro sentada en mi habitación pensando en todo lo que viví durante estos últimos tres años, pensando en lo que me convertí. ¿Puede una persona renacer después de mucho sufrimiento? La verdad no tengo la más mínima idea.

Todo comenzó como bien dije hace tres años atrás, era solo una niña en etapa de pubertad cuando supe que mi prima padecía leucemia, cáncer en la sangre, algo que es incurable, los médicos solo retrasan lo que tarde o temprano nos llega a todos, la muerte. Su enfermedad la acompaño durante seis meses y luego falleció a los catorce años, su muerte afecto mucho en mi vida, debo confesar que no la conocía mucho pero al fin y al cabo era parte de mi familia.

Quizás muchos comentarios por parte de mi familia me llevaron a esto. Sentirse insegura a los doce no es normal, si oyeron bien, doce años. Esa etapa de la vida hay que exprimirla al máximo, jugar, hacer pijamadas, divertirse, resumido; ser feliz. Después de lo ocurrido con mi prima simplemente me imaginaba a mí en su lugar, y ahí, a los doce años fue cuando perdí lo que cada niña o niño a esa edad debe tener: felicidad. Mi madre, ella me había insultado, ella había herido mis sentimientos, y fue ese día cuando me lastime por primera vez. Desde ese día las cosas cambiaron, mi punto de perspectiva cambio.

Ustedes se preguntaran si tenía amigas, y la respuesta a su pregunta es sí, sí tenía amigas. Pero a esa edad no me llevaba muy bien con chicas más grandes que yo, o mejor dicho en mi barrio no había, solo se aproximaban a mi edad, diez y once o quizás menos. Me gustaba pasar tiempo con ellas, pero a medida que íbamos creciendo así como cambiábamos físicamente también cambiábamos mentalmente. ¿Qué gana alguien hablando mal de otra persona? Que las personas la vean de una forma diferente. Les contare, una vez en una iglesia cerca de mi casa a la que yo asistía junto con mis amigas realizaban un campamento, o mejor dicho una pijamada, yo no había podido ir porque tenía que ir a visitar a mi familia en otra provincia. Al regresar de esas pequeñas vacaciones en mi barrio se corrían pequeños rumores de mí, al principio trate de no darles importancia, pero decían cosas que ni yo podría imaginar que con doce años haría, nadie sabía que me había lastimado de eso no era el rumor. Luego una de las que consideraba mi mejor amiga me conto que en la pijamada habían hablado de mí, se disculpoó, la perdoné. Pero el dolor que había provocado no cesó, el tiempo paso, y mi autoestima cada vez decaía más.

Ya había acabado el año, empezaba uno nuevo, ya me encontraba en tercer año de secundaria. En mi escuela dividían los más chicos, es decir, los que recién salían de la primaria, a ellos los ubicaban en un edificio diferente al nuestro. No estábamos en el mismo edificio. Cuando pasan a segundo ahí los mandan al nuestro. Mi amor de primaria era un año menor que yo, y ese año él había pasado a segundo. A mitad de año él me empieza a hablar, y a mí me gusto siempre, así que trataba de hacer lo mejor posible para que se fijara en mí. Me empecé a maquillar y a planchar el pelo. Como yo no tenía esas planchas de pelo se la pedía prestada a una vecina la noche anterior para despertarme una hora antes y plancharme. Y así conseguí que me pidiera ser su novia. Casi gritando le digo que sí, sentía una alegría inmensa, mi corazón inocente latía a mil por hora. En su curso habían dos chicas que me detestaban. ¿Por qué? Porque este chico no era nada feo, es más, era el más lindo de la clase. ¿Qué hacia un chico como él con una chica como yo? No tengo la mas mínima idea, ¿o quizás si? Me describiré para ustedes, en esos tiempos era bajita, con el pelo un poco largo, era rellena y era fea, a estas alturas me lastimaba continuamente. Sin querer victimizarme, era así. Volvamos con las chicas, ellas no podían creer que él, justo él estaba conmigo. Cada vez que ingresaba a su curso para verlo se oían murmullos, trataba de ignorarlos, trataba de que no me afectara, pero lo único que hacía era sentirme mas vacía y humillada. Y un día simplemente me dejó, supongo que se dejo llevar por lo que decían los demás, no lo culpo. Pero rompió algo en mí, y creo que lo que rompió fue la poca seguridad que me quedaba, es decir, la poca confianza que yo me tenía, en fin, solo lo deje ir, y hoy trato de cerrar esta etapa, trato de cerrar lo que algún día sentí por él o por otro estúpido chico, alejarme de ese colegio, va a ser la mejor decisión que pueda tomar, o quizás no. Han pasado muchas cosas, cosas que me destrozaron cosas que quizás nunca pueda sanar, pero vamos a intentarlo.

Volvamos al presente, como dije antes me encuentro sentada en mi habitación, en una parte del suelo con mi espalda reposada contra la pared. No puedo evitar sentirme tan... asustada.

Recuerdo que cuando por las noches no lograba conciliar el sueño me sentaba aquí, justo donde estoy ahora, cualquier persona que me hubiese visto en el estado en el que me encontraba de seguro me internaban en un psiquiátrico. Tomaba un cuaderno rosa y escribía cosas que se relacionaban con la muerte, cabe destacar que lo escribía con mi sangre. No sentía respeto por mí, solo quería hacerme daño, pero este año me propongo a que las cosas sean diferentes, que mi vida sea diferente. Esto solo fue un pequeño resumen de lo que me pasó.

-- ¡Emma! --. Mi madre está abajo ella va a llevarme a mi nuevo colegio. Me levanto rápidamente del suelo me miro por última vez al espejo y bajo rápidamente las escaleras.

Salimos de casa y ambas nos dirigimos a la parada del autobús.

--¿Estás nerviosa?--. Pregunta ella mientras que caminamos.

--Un poco--. Mentí, estoy completamente nerviosa. Pero estoy dispuesta a este cambio.

El viaje hacia la nueva escuela fue largo, cuarenta minutos, que parecieron una eternidad. Hasta que finalmente llegamos, me aterra el hecho de conocer a nadie pero por otro lado eso me brinda seguridad, ya que puedo empezar de nuevo. Un nuevo comienzo.

Ingrese al establecimiento, y no sé a dónde ir. Me acerco a alguien.

--Hola-- Saludo a un chico. --¿Sabés dónde deben ir los alumnos de cuarto año?--

--No sé, pero mejor ve con la preceptora ella te dirá donde tienes que ir--.  Respondió él.

--Gracias- Y sin más que decir me marcho en busca de dicha persona.

La encuentro, y ella me dirige hacia un rincón donde estaba otra chica y nos dijo que esperemos ahí.

--Hola- Me doy vuelta y la chica me habla, ella era un poco más alta que yo y era delgada.

--Hola- Le respondo --¿De qué año eres?- Pregunto.

-- De cuarto año, ¿y vos?--.

--También- Ella asiente y observa mi mochila, específicamente observa el broche que tenía.

--¿Te gusta One Direction?- One Direction es mi banda favorita, ocupan un lugar muy importante en mi vida.

--Si- Sonrió y asiento. -Los amo, son muy talentosos--.

-- A mí también me gustan-Bien, empezamos bien.

Luego de un rato nos enviaron a un aula, al ingresar vi a dos chicas al fondo maquillándose, otras tres chicas sentadas en mesas diferentes en la fila derecha y en la fila izquierda en el ultimo asiento un chico y en los bancos del frente dos chicas, el medio estaba vacio así ambas nos sentamos allí.

En el receso solo estuve con ella, luego se realizo el acto de inicio de año, llamaron a los mejores promedios. Una chica de piel blanca, con pelo negro, y delgada y un chico alto, de piel blanca y ojos verdes, ambos de sexto año.

Y así acabo mi primer día en una nueva escuela, puedo decir que no me siento tan nerviosa, puedo decir que para mi habrá un nuevo comienzo.

Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora