Capitulo 3

16 5 0
                                    

Han pasado varias semanas, el profesor del taller había faltado. Cuando nos sentamos en la sala junto con Kim y Rosa un chico alto ingresó y habló.

--Hola, ¿Están para el taller de ONU? – Asentimos – El profesor no vino-- Pude notar que era el chico que vi mi primer día de clases, el de mejor promedio.

Nos levantamos del asiento y nos fuimos, cada una se fue a su respectiva casa.

No puedo quejarme, me va muy bien en la escuela y entablé una amistad genial con Rose y Kim pero en especial con Kim, somos muy parecidas, ambas somos unas locas y extrovertidas, en fin; somos tal para cual. Mi relación con Caleb se volvió muy monótona, era solo un simple hola y chau. Y solo íbamos dos meses de clases.

Al llegar a casa junto con mamá me adentre en mi cuarto como de costumbre, todas las noches duermo con los auriculares puestos, ya que se hace difícil dormir a veces. Y después de haber creado muchas historias imaginarias en mi mente consigo conciliar el sueño.

...

'No me arrepiento de haberme cambiado de escuela' mi mente repite una y otra vez mientras visualizo lo que hay a través de la ventana del autobús. Alzo el volumen de la música, pero a pesar de lo mucho que apreté el botón de volumen + no podre dejar de escuchar los ruidos de mi cabeza.

Alguien toca mi hombro y me sobresalto. Era mi madre, saco un auricular de mi oreja para poder oír lo que necesita decirme.

Debemos bajar. – Anuncia, así que me levanto rápido de mi asiento y esperamos hasta que el autobús pare.

Caminamos hasta la entrada del establecimiento, esperamos hasta que sea la hora de ingreso y ella se fue.

Hoy después una semana nuevamente debo probar a la suerte y rogar que el profesor de ONU no se ausente esta vez.

Las horas fueron eternas, sentía que las clases no acababan más. Odio esa sensación, cuando deseas que el tiempo pase rápido alguna especie de ser místico retrasa las agujas del reloj.

--Emma—Kim me zamarrea.

-- ¿Qué quieres?—Le digo riendo por su manera de llamar mi atención.

-- No falta nada para que suene el timbre y tengamos taller. – Dice muy emocionada.

Miro la hora en su teléfono. – Falta muy poco. – Digo comportándome igual que ella.

Y al final sonó es bendito timbre que anunciaba que la jornada de ese día había acabado para algunos pero para otros como yo continuaba una hora más. Subimos las escaleras y nos quedamos esperando en el balcón. Poco a poco algunos chicos también hacían lo mismo que nosotras. Vi a varios que me había cruzado la semana pasada también esperando. Me acerque a un chico junto con Kim. No es porque nos gustara, si no que estábamos aburridas, Rose es media antipática cuando quiere, por eso decidió quedarse sola a esperar.

--Hola. —Dije cerca del chico con acné en su rostro. --¿Cómo te llamas?—

Mis palabras al parecer aturdieron un poco a este, ya que tardo unos minutos en contestar y me inspecciono con la vista.

--Hola, me llamo Matt. ¿Y vos? – Respondió, con una minúscula sonrisa.

-- Yo soy Emma. – Señalo a Kim. —Y ella es Kim. — Me volteo y señalo a Rose. – Y la solitaria que ves allá es Rose. —

-- Hola Kim y hola Rose. – Dijo aunque Rosa no lo escucho porque estaba un poco más lejos. -- ¿Taller de ONU?—

--Exacto.-- Dije sonriendo.

Mire hacia un costado justo donde están las escaleras, y observe que el chico que nos dijo que no vendría el profesor subía. Paso justo por mi lado y siquiera se mosqueo por mi presencia o por la presencia de Kim o Matt.

Nos acercamos a una puerta, la sala de video de la escuela. Vino un chico de unos veintitantos con una llave y saludo generalmente a los que nos encontrábamos en el balcón, resulto ser el profesor de ONU. Más joven de lo que me hubiera esperado. Ingresamos a la sala y nos sentamos en ronda, Kim en mi lado derecho y Rosa en mi lado izquierdo.

--Bueno. —Hablo el profesor.-- ¿Cómo están? Mi nombre es Charlie y soy su profesor de ONU, bueno empecemos diciendo nuestros nombres. – Señaló a una chica de pelo violeta.

-- Hola, bueno yo me llamo Tasha Santana. – Dijo ella sin mucho preámbulo.

Me sentía como en esas reuniones de alcohólicos anónimos donde cada uno dice su nombre y como empezó su problema. Y así fueron hablando todos, diciendo sus nombres. Según el profesor esto nos brindaría 'confianza' y lo único que puedo decir al respecto es ERROR. En el momento que me toco hablar todos me miraban y no pude evitar que mis mejillas se tornaran de un color carmín.

Al finalizar la clase Rose, Kim y yo nos fuimos inmediatamente. Al salir de establecimiento me encuentro con mi mama y mi papa, ambos con una sonrisa cómplice que delataba que algo planeaban.

--¿Qué pasa?—Pregunto sin siquiera saludarlos.

--Vamos a comprarte el celular.-- Respondió mi mama con una sonrisa.

--¿Es una broma?—Fue lo único que pude formular.

--No. – Esta vez hablo mi papá.

Quizás un celular no sea la gran cosa, pero para mí sería una nueva forma de poder expresarme, escuchar música y poder tener contacto con amigos constantemente, una nueva forma de no sentirme tan sola.

Nos tomamos un autobús y fuimos hasta un lugar donde vendían celulares, ellos me habían advertido que quizás no podría tener el mejor pero que ellos podrían darme algo a su alcance, lo cual entendí perfectamente.

Al llegar había muchas variedades, unos con más memoria, otros con pantalla táctil más grande, otros rosas y etc. No sabía que elegir, tenía miedo de elegir y que ellos no puedan pagarlo, y este en sí era mi regalo de quince años, que aun no los tenía cumplidos pero era un regalo adelantado.

Al final elegí uno y me encanto. Agradecí mucho este regalo, ya que lo anhelaba desde hace mucho tiempo.

Solo faltaba un mes para mi cumpleaños, y estaba súper nerviosa ya que me harían la fiesta aunque yo no quisiera. Algo sencillo y familiar, pero aun así me revolvía el estomago de solo imaginar que yo sería el centro de atención ese día.

Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora