Lauren veía con detenimiento la pasión con la que Camila arreglaba petalo por petalo de aquellas rosas; notando como sus cejas se fruncieron cuando algo parecía no quedar como ella quería, sin duda era la chica más adorable que alguna vez hubiera visto.
—¿Que dices Lauren?— "¿Me estaba hablando?" Lauren se alteró
—Perdón ¿decías?— Las mejillas de Lauren estaban al rojo vivo
—Que si ya quieres ir a dormir la siesta— Le dijo con la sonrisa radiante
—Oh vaya... Realmente estoy bien, me apetece más un baño— Dijo enteramente concentrada
—Le diré a una de mis doncellas que lo pongan en marcha, aunque tendrás que esperar un poco, no usamos los baños de las visitas, porque rara vez alguien viene; la mayoría le teme a mi padre— Dijo Camila risueña
—¿Habría algún problema si por esta ocasión puedo usar el tuyo? realmente no quisiera esperar— Lauren hizo un puchero que Camila simplemente no pudo negar
—Esta bien, Jauregui— Le dedicó una sonrisa y partieron a los aposentos de Camila, una vez más —Roberta— Dijo Camila enteramente sonrojada; si bien un secreto "bien guardado" era que Roberta era su principal doncella por su belleza y cuerpo que Camila consideraba precioso
—Dígame, princesa Camila— Roberta se reverencio ante Camila y Lauren
—No estan mis padres— Le recordó Camila
—Disculpe, Camila— Le dijo la mujer con aquella voz aterciopelada
—¿Podrías preparar el baño para la princesa Lauren?— La mencionada estaba totalmente celosa, sobre todo porque ¿quien le pedía cómo favor a uno de sus sirvientes algo que era sin duda una orden? —Luego vuelves y me preparas uno a mi también— Le dio una sonrisa enteramente infantil. Lauren estaba empezando a odiar a esa tal Roberta
—No será necesario, mejor alistalo para las dos— Dijo Lauren con la menor de las preocupaciones, notando como Camila se sonrojaba de sobremanera
—No, Lauren— Dijo con presurancía Camila —Acabas de llegar, estás cansada y lo que más necesitas es sin duda un buen baño— Le dijo con toda la tranquilidad que pudo, pero estaba segura que podía escuchar a su corazón golpear con fuerza contra su caja torácica
—Oh Camila, me sentiré mejor si tengo compañía— "No esos ojos de nuevo" Se maldijo Camila a sí misma, tenía que dejar de ceder ante tan imponente mujer "Seguro si ella hubiera estado frente al consejo lo hubiera logrado" Se volvió a decir.
—En seguida, princesa— Dicho esto, Roberta desapareció por la puerta del baño; si bien sabía que la princesa de vez en vez la espiaba en sus baños matutinos, no estaba muy de acuerdo que viera el cuerpo de alguien más, sobre todo de una princesa, sabía que tenía todas las de perder.
Para cuando Roberta volvió, Lauren ya tenía consigo la bata de seda puesta, su cabello recogido en un moño desordenado y en su mano derecha una canasta repleta de lo que parecían ser sales de baño; Camila por otro lado, solo traía consigo la bata y el moño, sin duda no tenía conciencia de la existencia de las sales.
—Princesa— La llamó Roberta —Su baño ya está listo— Después de eso, simplemente se fue, con una cara de pocos amigos, que sin duda hizo sonreír a Lauren
Caminando con entera confianza, Lauren entró primero; Camila iba tras ella, con todas las emociones hechas un lío; sentía su corazón vuelto loco, sus mejillas delatando su inocencia y sin duda sus piernas temblando. Lauren metió solo el dedo pulgar de su pie para poder sentir la temperatura, entonces un gemido de entero placer se escapó de su garganta
—Esta perfecta— Fue todo lo que comentó. Camila no sabía si debía quitarse aquella bata o simplemente meterse así. Lo que pasó después Camila no lo vio venir; literalmente frente a ella vio como la seda se deslizaba por las curvas de Lauren, dejando a la vista el mejor culo que alguna vez haya visto. Roberta siempre le había parecido atractiva de casi cualquier ángulo, pero sin duda aquella zona no era su fuerte, Camila estaba enteramente ida, ni siquiera sus mejillas habían tenido tiempo de sonrojarse —¿No vendrás?— Aquella sonrisa que tenía Lauren le dejaba en claro a Camila que sabía lo perfecto que era su cuerpo y sin duda sabía lo que causaba en ella
—Claro— Le dijo Camila, por fin sonrojándose. Con toda la pena con la que su esbelto y pequeño cuerpo podía cargar se despojo con lentitud de su bata, eso sí, bajo la atenta mirada de Lauren. Aquellos ojos verdes y penetrantes podían sentirse aún con 10 kilómetros de distancia.
Camila entró muy lentamente al agua, con las mejillas enteramente pintadas de carmín, Lauren pudo detallar con su mirada aquellos pequeños pero hermosos pechos, con las aureolas de sus pezones teñidas de un color similar a su piel, eran casi camuflados; tampoco pudo ignorar que sus pezones estaban erectos, tal vez por el frío o tal vez porque estaba igual de excitada que ella. Bajando por aquel precioso abdomen se encontró con un triángulo de perdición, con unos pequeños rizos (y al parecer recortados un poco) enmarcando con sutileza tan enigmante zona; las piernas podrían perder protagonismo con tan bello triangulo, sin embargo, ahí estaban, llevandose todo el espectáculo, tonificadas y bronceadas llamando al deseo que se encontraba hasta ese instante resguardado en la mente de Lauren; y por si fuera poco, justo cuando se giró para dejar su bata, fue entonces cuando Lauren sintió como su corazón se detuvo "Dios mío, si ese culo solo puede ser de un ángel... Explicame porque estoy pecando justo ahora" Se repetía Lauren en su mente. Algo quedó claro en ese instante, odiaba más los vestidos que antes, ocultaban tan bien aquella obra de arte.
—Veo que has traído algo para el baño— Dijo Camila casi en un susurro interrumpiendo así los impuros pero certeros pensamientos de Lauren
—Son sales... para relajarnos— Le contestó Lauren con el mismo volumen en su voz
—¿Tienes alguna de orquídeas?— Preguntó Camila, con la esperanza de que al salir de aquel baño se fuera a tomar su siesta y pudiera acompañarla la esencia de Lauren
—Claro que sí, es mi favorita— "La mía también" Le respondió Camila en su mente
Aquel baño era una viva imagen de erotismo; Camila lavaba su cabellera con suavidad, Lauren no quería cerrar sus ojos ni un instante. Ambas paseaban sus manos con suavidad por sus pechos, provocándose mutuamente, con esa mirada que no las dejaría dormir bien esa noche; fue entonces cuando envueltas en sus respectivas batas salieron del baño, con ese característico aroma de orquídeas inundando sus fosas nasales.
—Te veré en la cena, Camila— Le dijo Lauren, tomando su cintura entre sus manos, solo para hacerla a un lado y poder pasar. Cabe destacar el escalofrío que estaba haciendo nacer a todas esas mariposas, que seguramente terminaría odiando antes de cumplir 21.
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Al final si pude actualizar de nuevo 7u7.
Nos veremos hasta el jueves próximo <3
-Dulce Fuentes-
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Mi Pecado Favorito (Pausada)
FanfictionLa edad media es la época donde ser verdugo era un buen empleo, mientras que ser homosexual te llevaba a con el verdugo... La princesa Camila Cabello es hija del Rey Alejandro Cabello y la Reina Sinu Estrabao, los más poderosos de todo el norte de...