Capítulo 8

200 17 0
                                    

Camila no pudo tomar su siesta; porque cada dos por tres tenía un nuevo sueño erótico con Lauren ¿y como no? La mujer de piel tan blanca como la nieve y tan suave como el terciopelo la había cautivado desde el primer instante y después verla enteramente desnuda ante ella simplemente no había ayudado mucho. Lauren, por otro lado, estaba igual o peor pues sin duda se había pasado todo aquel rato soñado con el hermoso culo y esas piernas torneadas. 

Con premura, Camila se levantó de su cama; no podía seguir ahí soñando de aquella forma. Así que fue directo al cuarto de cocina, donde decidió hornear un pastel, realmente esa técnica tan desesperada solo la usaba cuando tenía pesadillas, pero cortar flores solo la haría recordar más a Lauren. y aunque el pastel ya estaba en el horno; Lauren seguía así, persistente... Y como no, si el aroma a orquídeas era tan penetrante como la mirada verde y firme de aquella bella princesa.

Lauren se levantó medía hora antes de lo que esperaba, con una temperatura que podría figurar una buena fiebre... fiebre de Camila. Camino sin rumbo por el castillo, viendo que el cuarto de su hermana estaba a solo 5 puerta de la suya; después subió unas escaleras en forma de caracol que la llevaron a la zona donde su hermano descansaba también. Los pasillos se hacían más largos y las puertas iban faltando con el tiempo. Su curiosidad pudo más que su intento de huir y cuando abrió la primer puerta que apareció después de unos cuantos metros todo estaba enteramente a oscuras, ni la luz de la puerta era suficiente para que pudiera ver más allá de sus pies así que decidió volver con unas velas en la noche. Dio media vuelta y salió de ahí con una meta: volver con todas las velas que pudiera recaudar.

Cuando llegó al comedor, pudo ver la mesa lista para que todos cenara: los reyes, la princesa Camila y otros tres puesto, claramente eran para ella y sus hermanos.

—Siéntese princesa, la cena ya esta lista— Le dijo una mujer de edad avanzada que al compaz se reverenciaba ante ella 

—No es necesario todo ese teatro— Le dijo mientras caminaba para estar frente a ella —Seré una princesa, pero usted sin duda tiene más experiencia en la vida que yo— Le tomo las manos entre las suyas y la miró con dulzura —¿Cual es su nombre?— Camila estaba en silencio tras el umbral, solo apreciando ese bello momento de humildad 

—Me llamo Clara, princesa— Le dijo con dulzura 

—Mi madre, la reina también se llama así— Aquella sonrisa ya tenía en el olimpo a Camila —Dígame Clara ¿Usted hace la comida aquí?— Los ojos verdes eran vulnerables después de todo

—Oh no, querida— Soltó risueña la mujer —Fui la nana de la princesa Camila hasta que cumplio 18 años, pero no me han sacado de aquí porque esa pequeña es todo un ángel— Dijo con una sonrisa que le dio a Lauren toda la certeza de algo que ya lo sabía 

—Sin duda lo es— Se le escapó en un suspiro. Camila sonrojada solo pudo ahogar un gemido de satisfacción. Mientras Clara analizaba todo desde su perspectiva

—Y por favor, querida. Llamame nana, así como Camila— Le tomo las mejillas y las estrechó entre sus manos un tanto arrugadas —Eres más suave que los duraznos, querida— Soltó una risa perdida y después desapareció por la cocina —Es de mala educación espiar conversaciones ajenas, Camila— La reprendió la mujer, asustando a la castaña 

—Nana, me asustaste— Dijo llevándose una mano a su pecho 

—Así tendras la conciencia— Le dijo con una risa a la chica 

—Nana..!— Se quejó Camila

—Solo bromeo, querida— Se paró de puntillas para darle un beso en la mejilla —Ahora ve allá a sentarte a su lado, que si no más tarde te vas a arrepentir— Le guiño un ojo y fue a ayudar a las cocineras.

Camila se fue con una expresión de asombro hasta el comedor, si bien su nana y ella nunca habían hablado de sus preferencias, sabía que la anciana algo sospechaba, quiero decir, 18 años compartiendo tu tiempo con alguien te hace conocerle hasta los huesos. 

Camila hizo lo que su nana le había dicho, sentándose a lado de la ojiverde, quien le dio una sonrisa pacífica que la calmó de inmediato

—Tu nana es una mujer asombrosa— Hizo el comentario con discreción mientras escuchaban bajar a alguien por las escaleras, una mujer por el resonar de los tacones 

—Es asombrosa sin duda— Le dijo con una sonrisa, mientras se colocaba una servilleta en el regazo 

—Veo que no he llegado tarde— Dijo la reina, haciendo acto de presencia por primera vez en todo el día —Oh querida, no me habían dicho que ya teníamos compañía— Se dirigió directo a Lauren, quien se levantó de su asiento con cortesía y le ofreció una reverencia 

—Soy la princesa Lauren, su majestad— Sinu la miró con una genuina sonrisa 

—Lauren, te pido que me digas Sinu, sin el magestad o "reina"— Le tendió la mano, que enseguida fue tomada por la ojiverde sonriente —Ambas somos de la realiza y con certeza somos iguales— Aquel comentario no le agradaba a Camila, pues si bien su madre nunca trato mal a las personas que les servían, nunca hubo un trato tan amable para con ellos

—Encantada de conocerla por fin Sinu— Dijo Lauren soltando su mano y sentándose nuevamente a lado de Camila 

Un par de minutos más tarde aparecieron sus hermanos, juntos. Al parecer se habían despertado al mismo tiempo. Ambos se presentaron con la reina y aunque el trato fue muy similar al que tuvo con Lauren, hubo recelo de Chris, pues aunque estaba implícito, todos sabían que los chicos iban en busca de la mano de Camila. Taylor había sido muy propia y ambos hermanos habían concluido no tratar de iguales a Sinu, o más bien a la reina; pues se sentían más cómodos. En ese momento, Sinu definió a su favorita de los Jauregui, sin necesidad de decir quién fue.
La reina estaba a un lado de la silla que estaba a la cabeza, donde seguro iba Alejandro; Camila estaba frente a su madre y a un lado estaba Lauren, ambas sin prestar mucha atención a todo lo que pasaba; a lado de Lauren estaba Taylor, tan recatada y conservadora como siempre; a un lado de la reina estaba Christopher, mirando alternadamente a Camila y la silla de Alejandro (quien aun no llegaba), con deseo y prepotencia. Lauren vio a su hermano y con la mirada firme le pidió que se detuviera, quien sonrió con coquetería y acto seguido soltó una risa nasal que se apagó cuando el rey finalmente hizo acto de presencia. Imponente como ningún otro.

—Lamento la demora— Dijo mientras se sentaba en su sitio, aquel que solo hacía verlo mas imponente que incluso el mas feroz de los leones —Sean bienvenidos a nuestro palacio, sientanse con la libertad de sentirse como en su casa y si necesitan algo, comunicárselo enseguida a mi esposa o a mi, trataremos de que su estancia sea placentera y se vayan con un buen sabor de boca, que los haga volver—

El discurso corto y certero terminó con la llegada de la comida o más bien festín. Sería una cena muy interesante sin duda, Pensó Sinu. desde el momento en que vio al joven príncipe con complejos de narciso temblar a su lado...



----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------



Espero hayan disfrutado el capitulo y si fue así haganmelo saber votando o comentando (o las dos 7u7) :v también si no les gusto me gustaría su opinión, pues esto es para ustedes, y nada me haría más fácil el trabajo que saber cómo los puedo complacer <3 

-Dulce Fuentes-

Mi Pecado Favorito (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora