Capítulo 5. Asesinatos sin respuesta

128 16 2
                                    

Volvimos a casa y nos quedamos dormidos.

Me sentía algo alegre de estar con ella, sin embargo, intrigado por lo que había visto en el otro lado del portal.

Era la primera vez que mis sentimientos me hacían transformarme en lobo. Contemplar la luna en su esplendor me hacía sentir algo triste, sin embargo, su energía poderosa me volvió humano temporalmente.

Me lamentaba mientras recordaba las palabras que decía la Gaby del portal.

— ¿Oye... estás bien? —Me preguntó Gaby tímidamente.

Me apresuré a limpiar el llanto de mis ojos.

—Si, es solo que estaba recordando algo...—Le mentí con una sonrisa que escondía tristeza.

—Es que tengo algo que confesarte... —Se acurrucó a mi lado.

Me puse algo nervioso.

—¿Va todo bien? —Le pregunté con una sonrisa un poco más normal.

Tomó aire y comenzó a hablar.

—James, yo... estoy embarazada de ti...—Me confesó con mucha pena.

Aquella noticia me hizo sentir muy alegre, siempre quise retirarme por fin de toda la vida que me rodeaba.

Nos fundimos en un alegre y amargo beso en los labios, me sentía triste porque aquellas palabras se habían cumplido al pie de la letra.

Mi teléfono sonó y respondí.

—Lester, ¿Qué sucede? —Le pregunté con un tono jovial.

— ¡Lo tengo, amigo mío, lo tengo, tengo la respuesta! —gritaba eufórico de la emoción— ¡ven a verme mañana, hay eclipse de luna!

—Tranquilo amigo, ¿al menos vas a tener buena cerveza para este momento? —Le pregunté entre risas.

Asintió con un sonidito.

—Te veré mañana. —Respondí y luego de despedirnos, colgué.

—Bueno, al menos nuestro genio ya tiene la respuesta. —Sonreía Gaby.

Me quedé en la cama hasta que me dormí profundamente.

Las horas pasaron hasta que llegó el momento de reunirme con Lester, quien estaba emocionado por su descubrimiento.

Al llegar a su casa me recibió con una corona en mano para ambos.

— ¡Salud, por el descubrimiento! —Exclamaba con alegría.

— ¡Por una vida eterna! —Declamé con una sonrisa mientras chocábamos nuestras botellas en el aire.

Al terminar de beber me dio unos lentes oscuros.

—Póntelos, los necesitarás. —Los coloqué en mis ojos y entramos a un sitio donde se filtraban los rayos lunares para hacer su trabajo y donde estaba aquel artefacto.

—Me he percatado que, al no verlo directamente con los ojos, puedes evitar sus efectos en los humanos. —Concluyó Lester mientras observaba una rendija en el techo, apuntaba a la luna.

— ¿Estás seguro que no va a pasar nada cuando el eclipse cubra la luna? —Le pregunté con cierta curiosidad.

A lo lejos escuché unos pasos, alguien de la excavación venía a visitarnos.

—Ocúltalo, alguien viene —Susurré, sin embargo, no nos dio tiempo, aquel artefacto comenzó a reaccionar con el eclipse que iba tragándose la luna poco a poco.

Historia de un exorcismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora