16. Praetor is dead, long live the Praetor

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La sala se encontraba iluminada por la tenue luz de las lámparas de colores ocres que había en la mesa mientras Goodnigth terminaba de revisar los papeleos del Instituto de Nueva Orleans. En realidad era lo mismo de siempre: La Clave solicitando que revelasen el paradero físico del Instituto, informes de alta actividad demoníaca, mejoras en la seguridad y ¡ah esto era nuevo: que se mantuvieran alerta por si algún enemigo de la Clave aparecía por sus dominios! Que era vital la colaboración para protegerse mutuamente y demás monsergas.

-Tus ojos sufren leyendo con esta luz.

Goodnigth levantó la vista de los papeles, casi perdiendo las gafas y miró a Chiara apoyada en el marco de la puerta. Una sonrisa de cariño adornaba sus labios y él no pudo sino corresponder a esa sonrisa con otra idéntica. Goodnigth se echó atrás en asiento para tener una visión más clara de su interlocutora.

-Ya, eso dice Billy. Y tú pareces algo menos cansada, querida hermana.

-Bueno, debo decir que el respiro de esconderte de la justicia hace milagros.

-No mientas querida, ambos sabemos que si Charles hubiese tenido un poco más de romanticismo tú y él hubierais sido mejor que Bonnie y Clyde.

-¿Qué dices, hermano? Él no se acerca a un traje ni aunque su vida dependiera de ello.

Durante aquel pequeño momento en el que ambos estuvieron bromeando parecía que no había pasado el tiempo, que ambos aun eran esos jóvenes nephilims rebeldes con un peculiar sentido del humor, los que se escapaban de la academia de cazadores para organizar fiestas ilegales con música mundana y alcohol... habían sido jóvenes y se habían sentido invencibles, pero el Levantamiento de Valentine Morgensten y la posterior represión de la Clave se habían encargado de recordarles la realidad en la que vivían. Los ojos de Goodnigth miraron a Chiara tristes.

-Lo siento, siento que no sirviese para nada lo del juicio y que no te pudiéramos ayudar a huir... lo siento.

Chiara apartó la mirada, esos eran recuerdos que no quería recordar, habían sido unos tiempos duros y oscuros, como ahora. Aunque intentaba ser fuerte había sido duro para ella estar desconectada durante tanto tiempo del mundo más allá de Wrangel y al salir comprobar que la vida había seguido su curso.

-¿Eres feliz, hermano?

La pregunta pilló a Goodnigth por sorpresa. Pareció meditarlo un poco antes de responder para contestar que sí, que por fin había logrado ser feliz y encontrar un relativo remanso de paz donde mantener a su familia a salvo. Ambos nephilim permanecieron un rato charlando y poniéndose al día. 

-¡Papá! 

La puerta del despacho se abrió violentamente al tiempo que un pequeño nephilim de no más de 10 años entraba como un bólido en el despacho llevando un pijama de cuadros rojos y blancos con cohetes, el niño tenía el cabello color aren disparado en todas direcciones y los ojos azules brillaban frenéticos llenos de miedo.

-¡Papá él de alas alas negras tenía las manos llenas de sangre, había muchos lobos muertos!!

-Ettienne cariño, ha sido solo una pesadilla.

Dijo Goodnigth abrazando a su hijo menor, pero Ettienne no parecía darse convencido. 

-¡Era real! Él estaba allí, de espaldas a mi con el cabello blanco y las alas negras manchas de sangre, como las manos, estaba pisando a los lobos ¿Por qué no me crees? 

Justo en aquel momento la alarma de ataque del Instituto comenzó a sonar con fuerza, indicando el ataque, Ettienne se apretó en los brazos de su padre como buscando protección, y Goodnigth tuvo entonces flashes de cuando Drogheda había caido, de cuando los miembros del Círculo habían tomado Nueva Orleans y descubrir que de su hogar quedaban los cimientos... 

-Quédate aquí Ettiene.

Dijo sacando un cuchillo serafín y tendiéndoselo al más pequeño. Juntos, Goodnigth y Chiara bajaron las escaleras del Instituto para encontrar a Alec y a Illya armados y tensos.

Si había algo que podía considerarse uno de los pilares fundamentales del mundo de las sombras era el Praetor Lupus, en teoría era un lugar que enseñaba a todos los subterráneos a aprender a controlar sus instintos, a transformarse sin dañar a un inocente, a usar sus poderes... pero era mucho más que una institución, era un refugio, y para algunos una familia.

Derrick Moss era uno de los pocos licántropos que formaban parte del Praetor Lupus que había  nacido como licántropo. Derrick había dedicado su vida al Praetor, a la formación y a la protección de los subterráneos y ahora tenía que ver impotente como sus compañeros, sus amigos, sus protegidos caían a manos de los Oscurecidos. Estaban cayendo todas las casas francas del Praetor a la vez. Y Derrick no podía sino luchar para intentar sacar a los más jóvenes y a los que aun no controlaban sus poderes de aquella trampa mortal que era el Praetor de Nueva Orleans en aquel momento. 

Cargando con una pequeña licántropa en brazos e intentando no perder al grupo de niños y de jovenes al que estaba intentando poner a salvo, Derrick se abría camino entre la lucha, las llamas y los destellos fríos y letales de los cuchillos serafín que blandían los Oscurecidos. 

Tenía que llegar al Instituto de Nueva Orleans y pedir ayuda, dar la alarma. Los directores del Instituto Goodnigth Robicheaux y Billy Rocks no eran como el resto de los nephilim, nunca les habían perseguido y habían sido aliados muy poderosos del Praetor de Nueva Orleans. La pareja de Derrick, Marcus, había sido nephilim de ese instituto durante años hasta que había sido mordido en una de las reyertas y aunque había intentado formar parte del Praetor, el carácter aventurero y arrogante de Marcus a menudo chocaba con el de Derrick, raro era que ambos no peleasen y Derrick pensó por un momento que no iba a volver a ver a Marcus. ¿La razón? Sebastian Morgensten le cerraba la salida, con la luz iluminando el cabello blanco como si fuese una aureola, habría podido resultar hermoso de no ser por su rostro salpicado de sangre y aquella sonrisa diabólica que le heló la sangre en las venas. 

Derrick dejó a la niña en el suelo, escudando al grupo con su cuerpo al tiempo que luchaba contra Sebastian y lanzaba un grito que sonaba como un aullido al tiempo que le decía a los niños que corriesen y que no mirasen atrás. 

El aullido llamando a la lucha y que hablaba de pérdida de un lobo fue lo último que sonó en la sede de Nueva Orleans del Praetor Lupus al tiempo que Derrick Moss se lanzaba en una carrera suicida contra los Oscurecidos tratando de ganar tiempo.



Nota de la autora: Buenas ¡ya por fin de vacaciones! Sí, mi examen me salió bien el primero pero suspendí el segundo y luego entré en el bucle burocrático que es más aterrador que Sebastian. Este capítulo es uno de los primeros que pensé cuando comencé a idear el fic, espero que os haya gustado por cierto ¿habeis notado que Ettiene ha tenido un sueño muy raro? ¿Por qué será? ;) Solo deciros, que en el Instituto de Nueva Orleans hay muuuuchos secretos y nada es lo que parece. Bueno, estoy de vacacaciones en un sitio precioso pero sin internet, así que subiré cuando pueda pero decidme ¿que tal? 

Way to Darkness (Malec Mpreg AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora