Mayor que yo. [HÉTERO JUNGKOOK]

3rd

Tras haber terminado la clase, me dirigí hacia donde se suponía que JungKook debía de estar, sólo pensaba en los más problemas que me causaría si comenzaba a comportarse de esa manera. Cuando llegué a el aula de detención, procuré primero tocar y pedir permiso para entrar, encontrándome con JungKook solo en aquella aula, al parecer no había nadie quien lo estuviese vigilando, y bueno, no era como si realmente lo necesitara, no se trataba de un chico problemático.

Exhalé un gran suspiro esperando que todo se resolviera, fui acercándome hasta donde se encontraba y éste no alzó la vista en ningún momento.

— JungKook. — Le llamé esperando a que respondiera, pero no lo hizo, continuó jugando con su móvil. — JungKook te estoy hablando. — Volví a insistir a que me prestara atención. Por su parte solo apagó la pantalla de su móvil y lo guardo dentro de sus bolsillos, pero aún seguía sin querer hablar y mirarme. — Hace días me dijiste que te mirara como un hombre. Y ahora estás comportándote como el niño que eres. — Mordió el interior de una de sus mejillas, mi comentario le había molestado sin duda, pero con eso logré que me volteara a ver y no de la mejor forma.

— ¿Qué es lo que quiere, ah? Primero dice que la deje en paz y ahora quiere estar hablando conmigo. — Expresó molesto mientras llevaba una de sus manos para sacudir un poco su cabello.

—Resulta JungKook que soy una autoridad a quien tienes que respetar. Por lo cual es mi deber el llamarte la atención y castigarte por tus actitudes que presentes dentro del aula, te guste o no, soy tu profesora y..

— Lo sé, ¡lo sé! — Jungkook se incorporó de manera abrupta haciendo rechinar la silla cuando éste se desplazó hacia atrás. — Me ha quedado claro que es mi profesora y nada más. — Sus ojos destellaban furia, tensando sus mandíbulas. — ¿Pero sabe qué? No me interesa seguir asistiendo a su clase. Total, usted se va a ir y vendrá otro profesor a reemplazarla, así que cuando eso suceda, yo retomaré mis clases.

— ¿Pero qué dices? Eso va a atrasarte JungKook, vas a tener problemas cuando quieras avanzar. — Su pecho de pronto se infló, tomándome de manera desprevenida por los brazos. Había acortado la distancia en un segundo.

— El único problema que tengo es usted. ¿Sabe lo que es verla todos los días tan de cerca y no tenerla? — Comenzó a acercarse de nuevo y yo no hacía más que retroceder. — El no querer si quiera parpadear para no perder ni un solo segundo de sus movimientos; de sus labios, sus ademanes al explicar, su forma de caminar, incluso el movimiento de su cabello. ¿Tiene idea de lo mucho que usted me afecta? — Trague saliva, esto se estaba saliendo de control otra vez, estaba siendo corralada de nuevo. — La deseo como a ninguna otra mujer había deseado... Simplemente ha sobrepasado mis límites. Y si después de esto tengo que sufrir las consecuencias.. Estoy más que dispuesto. —

Mis pasos fueron frenados por la silla que estaba detrás de mí, ya no tenía escapatoria desde el momento que JungKook volvía a presionar sus labios con los míos. Traté absurdamente de empujarle pero no lograba nada, al contrario, éste me atraía más hacia su cuerpo. Cada movimiento, cada roce, todo lo sentía de una manera tan determinada, sus manos dejaron de hacer presión en mis brazos para así pasearse suavemente sobre mi cintura.

Entre beso, llegué articular "la puerta" puesto a que mi paranoia no me dejaba pensar en que estábamos en un colegio y mi nerviosismo viaja por todo mi cuerpo, pero JungKook hizo caso omiso, al menos eso había pensado, pero de pronto, unas manos se situaron en mis muslos haciendo que mis pies dejaran de tocar el piso y mis piernas situarse en su cintura. Con cuidado, éste fue avanzando entre las filas mientras se dedicaba a besar mi barbilla y ahora el cuello. "Demonios" mi punto débil, dejé salir un jadeo y mi cuerpo se estremeció al sentir sus cálidos labios besarme, me abracé más a él, mi cuerpo estaba sucumbiendo al deseo, pero ya no podía parar. Sentí de pronto como algo firme chocaba contra mi espalda, JungKook me tenía acorralada justo entre la puerta y su cuerpo.