Me despierto al escuchar el ruido del despertador. ¡Dios!¡Mis oídos! Le doy un golpe fuerte a esa máquina del infierno y agarro más fuerte a mis sábanas.
—¡Olivia! —dice mi padre casi gritando desde la cocina de nuestro pequeño piso en la universidad—. ¡Levántate ya a desayunar!
—Voy. En cinco minutos —me levanto a regañadientes y me restriego las manos en los ojos para quitarme las legañas. Madre mía, que sueño tengo... Voy andando medio sonámbula hasta el armario y cojo el primer conjunto que veo (gracias al cielo que siempre conjunto la ropa en las perchas para así no tener que pensar que ponerme): es un vestido de manga corta verde con un lazo a la cintura negro y unos botines marrones. Me muevo a la mesa a desayunar y allí me encuentro a mi padre, con su usual sombrero de copa y su té matutino leyendo el periódico.
—Buenos días, papá —le doy un beso en la mejilla y me siento en mi lugar de la mesa. Cojo la tetera y me sirvo un poco en mi taza, luego tomó una galleta del plato de mi padre.
—Olivia, las señoritas deben comer la comida de sus platos...
—Bueno... Pero si a una señorita le gusta mucho la galleta que su padre ha dejado en su plato porque no la quería, se la puede comer —saco la lengua y doy un mordisco—. Por cierto, ¿hoy no has notado nada nuevo en mi...?
—Hum... —me mira de arriba a abajo y sonríe—. Te queda muy bien ese vestido. ¿Cuándo lo has comprado?
—Lo cierto es que no lo he comprado —doy otro mordisco a mi galleta—, lo encontré en una caja que tenías por ahí.
—Por ahí... ¿Dónde exactamente?
—No me acuerdo, desordenaste las cosas de nuevo y ahora ni se por donde se va a mi habitación.
Asiente con la cabeza y da un sorbo a su té, luego mira al reloj.
—Olivia vete ya, que vas tarde.
Miro el reloj yo también.
—Papá... Queda más de una hora...
—Nunca sabes lo que te puede suceder en el camino. Es mejor llegar pronto que nada.
—Claro, voy a llegar a la hora que llegan todos los profesores para así poder saber cuando tengo los próximos exámenes.
—¿Qué te he dicho de hablarme con sarcasmo?
—Que una señorita... —digo imitando la voz de mi padre.
—Déjalo ya y vete a la escuela. Prepárate algo para comer, la comida en la cafetería suele ser muy cara.
Asiento frenéticamente y salgo corriendo a mi habitación. Me pongo una gabardina negra, me cojo la mochila y salgo corriendo de casa no sin antes robar otra galleta, tomar un chicle para el camino y despedirme de mi padre.
Cuando al fin llego (un largo viaje de media hora en autobús, de pie y aplastada por mil personas), miro mi reloj de pulsera, ¡aún quedan diez minutos! Paso el tiempo restante buscando mi clase; me apunté el número del aula ayer por la noche en la palma de la mano con un bolígrafo permanente (solo por si acaso) para así no olvidarme.
—La once, la trece, la quince... —paso por el pasillo mirando los carteles al lado de la puerta de cada clase. Al llegar a la número veintiuna, encuentro a un señor igual que yo: nervioso, con un papel en el que está escrito un número y mirando para todos lados. Me acerco a él lentamente y le toco un poco el brazo.
—¿Eh? —mira a la izquierda y luego a la derecha, hasta que finalmente baja la cabeza, me mira y sonríe—. Hola, ¿qué necesitas?
—P-perdone, pero... —miro mi mano con timidez—. ¿Sabe usted dónde está la clase dieciocho? Me he fijado en que aquí solo hay números impares...
—Yo también me he dado cuenta. Esto... ¡Esto me recuerda un puzzle!
Su voz retumba por todo el pasillo, y su dedo índice levantado hace que algunos alumnos que ya han llegado le miren extraño. Lo curioso es que mi padre hace el mismo movimiento, ¿lo habrán sacado de una serie de televisión o una película? El señor me saca de mis pensamientos con un carraspeo y se ajusta la corbata. Me suena haber visto a este hombre antes...
—Quiero decir... Eh... —el señor me mira avergonzado— ¿Qué clase has dicho que buscabas?
—La número dieciocho.
—¡Que coincidencia!¡Yo también voy allí!
—¡Resolvamos este puzzle juntos, entonces! —sonrío a modo de burla mientras el hombre se sonroja—. Creo que aún no me he presentado. Soy Olivia, Olivia Layton.
—¿Layton? Vaya... No, no creo que sea... ¡Da igual! Yo soy Luke Triton. Un placer conocerla señorita Layton.
Hago una pequeña reverencia y paseamos juntos buscando el aula, aunque siguen siendo todas números impares. Finalmente encontramos al conserje.
—Disculpe —le dice Luke haciéndole darse la vuelta—. Estamos buscando el aula 18... ¿Sabe donde está?
—¡Claro! Pero para eso deben resolver primero mi puzzle... —Luke y yo nos miramos y levanto una ceja, luego escuchamos atentamente—. Estás en tu habitación buscando un par de calcetines para ponerte. De repente, se va la luz. Si todos tus calcetines son blancos y negros, ¿cuántos tienes que sacar por lo menos para saber si son del mismo color?
—Ese es fácil —respondo levantando el dedo índice—. Tienes que sacar por lo menos tres.
—¡Bien!¡Bien! —canta el conserje—. Ahí tienen ustedes la respuesta.
—Y... ¿que tiene eso que ver?
El conserje señala un cartel a nuestra espalda con el número 3 escrito. Luke y yo nos miramos y tras darle las gracias, nos acercamos al pasillo sin entender nada. Acabamos de salir de ese pasillo.
—¡Olivia! —me pone la mano en el hombro y miramos las puertas que hay a los lados, ¡son números pares!
—Pero esto es imposible, acabamos de salir de este pasillo.
—¡Qué más da!¡Al fin lo hemos encontrado!
Con una sonrisa en la cara, encontramos finalmente nuestra clase. Me siento en una mesa cerca de la pizarra y empiezo a sacar los cuadernos de la mochila. Ni Luke, ni yo, ni nadie en este planeta esperaba que pasara un suceso que sin duda, marcaría nuestras vidas por siempre.
¡Hola! Estuve preparando esta historia durante un año entero, así que espero que os guste❤️ Los capítulos serán cortos (más o menos 1000 palabras por capítulo) y los publicaré semanalmente durante este verano. ¡Espero que os guste leerla como a mi me ha gustado escribirla!
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El Profesor Layton y la muerte anunciada
FanfictionOlivia Layton, hija del "fallecido" Profesor Layton y hermana de Katrielle Layton, ha empezado un nuevo curso con mal pie, sin duda. Cuando su profesor y mentor debe irse a investigar el asesinato de un viejo amigo a cientos de kilómetros de su hoga...